Liturgia del día
Pablo se congratula de la fe
de los de Tesalónica (1Tes 3, 7-13), lo cual anima al apóstol, sabiendo que se
mantienen fieles al Señor. Mucha alegría que quisiera concretarse en una visita
cara a cara para remediar las deficiencias de la fe de ellos. Que el Señor nos allane el camino para esa
visita y a vosotros os haga rebosar de amor mutuo. Y que así os encuentre
Jesucristo, el Señor cuando vuelva.
Puede tener buena
conexión con el Evangelio (Mt 24, 42-51), y a su vez una “traducción” muy
concreta en el estilo de San Ignacio de Loyola cuando quiere aquilatar la
sinceridad de quienes se encuentran ante una disyuntiva: pensar cómo
desearíamos que HOY nos encontrara Jesús si HOY fuera el encuentro definitivo
con Él.
Es una manera de
calibrar el momento presente a la luz de algo que ocurrirá en el futuro más o
menos inmediato. Se trata de no plantearse el futuro como futuro sino como si
fuera a ocurrir AHORA. Y aprender de este “ahora” y reaccionar en ESTE AHORA
MÍO CONCRETO para cuando suceda el futuro.
Jesucristo lo ha
planteado con su parábola de los criados que han de esperar el regreso de su
amo, y han recibido de él un encargo de dar la comida a los sirvientes mientras
él llega. Si ese presente lo aborda el encargado con responsabilidad, cuando
llegue el amo será hombre dichoso. Por el contrario, si abusa de su autoridad y
maltrata a los subordinados, el amo
llegará y lo hará pedazos, como merecen los hipócritas. Es el caso del que
vive el momento presente sin pensar más que en sí mismo y en sus conveniencias
o gustos. No supo ponerse en un AHORA que debe ser el metro patrón de lo que
desea que fuera el “después”.
Por eso San Ignacio lo
plantea con una claridad meridiana, haciendo que el sujeto se plantee cómo
desearía que HOY LE ENCONTRARA SU SEÑOR si fuera su último día. Pues, entonces,
HOY ha de vivir y actuar como quien va a recibir esa visita. Y por tanto HOY
debe hacer examen para descubrir su verdadero interior, no sea que debajo de
apariencias de bondad y aun de espiritualidad, se solape un amor propio, un YO
sutil que barre para adentro y que trata de aprovecharse hoy de estar ahí y
poder hacer lo que le gusta… Que mañana ya verá… Ese “mañana” es el que ni
Jesús, ni la reflexión de San Ignacio, quieren aceptar, cuando el problema claro
está en el HOY, que es cuando el criado debe estar esperando al amo y HOY es
cuando debe tratar bien a sus subordinados.
Así plantea Pablo el
final de la lectura 1ª, así lo plantea Jesús en este evangelio cuando la
enseñanza es; estad en vela porque no sabéis qué día vendrá el Señor. Y
poniendo una comparación muy fácil de
comprender, nos pone al amo que supiera que va a venir el ladrón, estaría vigilante para que no le robe. Pues
en el plano positivo, hay que estar HOY en vela para cuando llegue Jesús en su
segunda venida. HOY estar en vela, como si HOY fuera el día en que va a venir.
¡Ese es el resorte que nos pone Jesús y el que toma Ignacio para que el
ejercitante sea sincero con sus tomas de decisión y posturas ante la vida!
No es pensar lo que yo
haría para estar bien preparado. Es ESTARLO hoy, o disponerme ya desde este
momento, como si fuera hoy ese momento final. Y para estarlo hoy es necesario
hacerse el planteamiento de mi realidad actual y de lo que hoy mismo debo
buscar ponerme en orden, o en mejor orden (porque el encuentro con Jesús no es
para presentarse “medianamente bien” sino para poder salir a su encuentro con
el alma esponjada).
San Ignacio lo plantea
en dos ocasiones de los Ejercicios. Considera que es un medio muy serio de enfrentarse
a la propia realidad, para poder elegir debidamente y para que sea –pues- a
mayor gloria de Dios. Que este aspecto es el que mira quien tiene finura de
alma. San Pablo llega a decir el absurdo enamorado de que querría estar
apartado si eso fuera lo que redundara a gloria de Dios. Digo “absurdo
enamorado” que lo m ismo podría decir “verdadero enamorado”, porque es quien ya
no se mira a sí y a su propio bien sino a la entrega incondicional y amorosa
hacia el amado.
Más de uno podemos
caer en el egoísmo espiritual de querer asegurar nuestra salvación sea como sea
y a costa de lo que sea. El alma que mira a Dios sólo busca la gloria de Dios,
el gusto de Dios, aunque eso fuera –por un imposible- en detrimento propio.
El Señor, Jesucristo, nos invita a velar, a vivir sin tener miedo y con fidelidad día trás día, confiando en el Señor y, sin perderlo de vista ni por un momento, sin distraernos. Todos los días y en cada momento,el Señor, está cerca de nosotros, sin apartar sus Ojos de nosotros; lo encontraremos a través de hechos, personas; constantemente nos llama con ternura porque es nuestro Amigo y ha prometido que vendría a buscarnos para llevarnos a la Casa del Padre, pue quiere que en donde Él esté , tambien estemos nosotros, los Amigos redimidos.¡Estemos preparados con alegría cristiana, para este encuentro con Él! Estemos muy pendientes de lo que pueden necesitar nuestros hermanos y sirvámoslos con amor. Si hacemos lo que Él nos manda y lo que está esperando de nosotros, habremos elegido la dirección correcta, la que no puede fallar.
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