06 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El martirio de los cristianos no
es algo del pasado, también hoy hay muchas víctimas de gente que odia a
Jesucristo. Así lo ha recordado esta mañana el papa Francisco durante su
homilía en la misa celebrada en Santa Marta. Hoy, el Santo Padre ha reflexionado
sobre la vida y la muerte de Juan Bautista.
De este modo, Francisco ha recordado que Juan, que “nunca ha
traicionado su vocación”, “consciente de que su deber era solamente anunciar”
la “llegada del Mesías”, consciente de ser “solo la voz” porque “la palabra era
Otro”, terminó su vida como el Señor, “con el martirio”.
Asimismo, ha explicado que sobre todo, cuando termina en la cárcel
“el hombre más grande nacido de mujer” se convierte en “pequeño, pequeño,
pequeño”. Primero golpeado por la prueba de la “oscuridad del alma” --cuando
dudaba que Jesús fuera aquel al que había preparado el camino-- después cuando
llega su final, ordenado por un rey fascinado y a la vez perplejo por Juan. Un
final que el Papa ha analizado.
“Al final, después de esta purificación, después de este descenso
continuo en la aniquilación, haciendo camino en la aniquilación de Jesús,
termina su vida. Ese rey perplejo se hace capaz de una decisión, pero no porque
su corazón se haya convertido, sino porque el vino le dio valentía. Y así Juan
termina su vida bajo la autoridad de una rey mediocre, borracho y corrupto, por
el capricho de una bailarina y por el odio vengativo de una adúltera. Así
termina el Grande, el hombre más grande nacido de mujer”.
Al respecto, el Santo Padre ha confesado que cuando lee este
pasaje se conmueve y piensa en dos cosas.
“Primero, pienso en nuestro mártires, los mártires de nuestros
días, esos hombre, mujeres, niños que son perseguidos, odiados, expulsados de
las casas, torturados, masacrados. Y esto no es algo del pasado: hoy sucede
esto. Nuestros mártires, que terminan su vida bajo la autoridad corrupta de
gente que odia a Jesucristo. Nos hará bien pensar en nuestros mártires”, ha
observado el Papa.
En segundo lugar el Papa ha hablado de este disminuir de Juan el
Grande “continuamente hasta la nada”. A Francisco esto le hace pensar en que
“estamos sobre este camino y vamos hacia la tierra donde todos terminaremos”.
De este modo, el Pontífice ha concluido indicando que “también yo
terminaré. Todos terminaremos. Ninguno tiene la vida ‘comprada’. También
nosotros, queriendo y no queriendo, vamos sobre el camino de la aniquilación
existencial de la vida, y esto, al menos a mí, me hace rezar que este
aniquilamiento se parezca lo más posible a Jesucristo, a su aniquilación”.
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