El despecho de
Judas
Que Jesús
corrigiera a Judas y precisamente alabando el gesto de la mujer que había
“despilfarrado” el perfume de nardo legítimo, incluso quebrando el vaso de
alabastro (era un gesto de enorme gratuidad y de total donación) fue muy mal
llevado por “aquel” que había protestado por tal gesto.
Y aunque
Marcos no lo identifica en la narración, lo que sí hace es conducirnos
inmediatamente al hecho de Judas yendo a los sumos sacerdotes para ofrecerse a
entregar a Jesús.
Deja evidencia
de que Judas se dio por ofendido, y –aunque no nombrado en el suceso mismo-
queda más que claro que había sido él quien había protestado (o había llevado
la voz cantante de esos “algunos” que protestaban). Y Judas decidió tomar venganza del Maestro.
Aquella desautorización que había sufrido, no se iba a quedar impune. Y con los
ánimos exaltados y la humillación que él ha sentido, no tuvo más salida que la
de irse a los enemigos de Jesús y ofrecerles en bandeja la entrega.
Los sacerdotes se alegraron mucho; ¿cómo no?..., si además
era para ellos una reafirmación del peligro que suponía Jesús, el hecho de que
uno de sus discípulos decidiera ponerlo en manos de “la justicia”. Incluso
ellos –si seguimos a Marcos- le
ofrecieron dinero. ¡Es que les había tocado la lotería, y gratificaron a
Judas que les había “regalado el “décimo”!
Y Judas, desde
ese momento, andaba buscando la
oportunidad y la manera de entregarlo en alguna buena coyuntura.
Podemos pensar
con toda lógica que José de Arimatea, que formaba parte del senado de los
ancianos y sacerdotes, y que era buen discípulo de Jesús, se apresuró a
enviarle recado al Maestro (quizás él no se presentó para no hacer visajes) de
cómo estaban las cosas, y que tenía al enemigo en casa, hasta tal punto que se
había ofrecido a entregarlo.
Ahí se explica
el sigilo de Jesús cuando llegó el momento de los Ácimos, en el día en que se sacrificaba el cordero. Vinieron unos apóstoles
a preguntarle a Jesús dónde preparamos lo
necesario para Pascua. No era el primer año y siempre había sido casi un
motivo de compartir la alegría de esos preparativos. Pero este año Jesús se
anda con cuidado, y da unas instrucciones misteriosas y ambiguas a dos
discípulos para que se marchen a la ciudad. Y
allí os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua. Ya era una
señal llamativa porque lo normal es que esa labor la realizaran las mujeres. Seguidlo, y donde entre, decid al dueño: el
Maestro pregunta: ¿Dónde está mi estancia en que coma la Pascua con mis
discípulos?
Nadie pudo,
pues, saber de antemano dónde era. Jesús se guardaba mucho de que pudiera
saberse el lugar de la celebración para que no tuviera Judas la pista que
andaba buscando. Puede pensarse que el mismo emisario de José de Arimatea que
trajo el recado a Jesús, pudo ser el que arreglara las cosas a la manera que
sucedieron y que así fueron las instrucciones de Jesús y todo el misterio del
hombre del cántaro.
Los dos
discípulos partieron y encontraron todo tal como el Maestro había previsto. Y
siguieron al hombre y llegaron a la casa y les mostró el amo una sala superior (¿en el piso de arriba? ¿O
una sala excelente?: grande, provista de
mesas y divanes y ya a punto Quien fuera, ya lo tenía todo previsto y muy
bien previsto. Jesús había deseado que fuera una sala para una verdadera fiesta.
LA LITURGIA DEL DÍA
ResponderEliminarEl primer lunes de Cuaresma se centra en la BONDAD. La Cuaresma es un período para ahondar y vivir la bondad. El Código de la Alianza, uno de los más perfectos códigos primitivos de conducta en orden al comportamiento humano, es tomado hoy por la Liturgia del libro del levítico, 19, 1-2, 11-18. Arranca desde una base fundamental para toda actitud recta: la conciencia del ser humano de relación con Dios, y con un Dios que es Santo. Porque a partir de ahí, sale todo lo demás: no robarás, no mentirás, no oprimirás no explotarás a tu prójimo, no serás injusto en la sentencia, no odiarás de corazón a tu hermano…, y todos los otros detalles que encierra una relación de convivencia de un pueblo…: de un pueblo que tiene un Dios Santo. Ahí está la clave.
En el Evangelio de Mateo 25, 31-46 tenemos la proyección profunda de esas relaciones humanas y su relación con Dios, como el autor de las buenas actitudes: Dios atrae hacia sí a los que imitaron la bondad de Dios en la misericordia con el prójimo: dando de comer al hambriento, vistiendo al desnudo, visitando al encarcelado. Esos reflejan la bondad de Dios y esos van con Dios.
Pero como las cosas se entienden mejor cuando se pone negro sobre blanco, Jesús describe lo que es el ser humano sin Dios…, el ser humano sin bondad ni santidad: quien ni dio el vaso de agua al sediento ni visitó al enfermo. Y es muy fácil que esos busquen sus justificaciones en que no se hallaron en esas oportunidades de posible ayuda a tales necesitados. Y aquí es donde hemos de abrir el objetivo porque la bondad no se queda esperando los hechos extremos, que puede que ni se presenten o no se les pueda ayudar. Pero hay hambrientos de comprensión, sedientos de compañía, encarcelados en sus mundos peculiares depresivos, ansiosos, apenados, o hay enfermos que conviven con uno…, y que pueden no ser siempre víctimas de una enfermedad como tal.
Pues bien: en el ocaso de la vida nos juzgaran del amor… Y ahí en el bien que hacemos en derredor nuestro, está el secreto de este drama que Jesús ha planteado como resolución final. Y lo que la Cuaresma nos quiere poner ante los ojos desde el principio, como concreción de aquella “elección entre lo bueno y lo malo”, que se planteó apenas abierto este período de ya estamos viviendo.
"No andes difamando entre los tuyos"Ama a tu prójimo como a tí mismo.." Yo soy el Señor"Yo, el Señor de los ejércitos, vuestro único Dios, os doy estos mandamientos, porque soy santo y os quiero santos; yo soy amor y quiero para vosotros amor.Y Jesús nos habla del Padre con ternura y nos invita a llamarle "ABBA" y a ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso.
ResponderEliminarJesús insiste en el amor del prójimo,porque se siente hermano nuestro y considera como algo personal todo lo que se hiciera a uno de ellos:"En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos mios, a mí me lo hicisteis".No podemos amar a Dios si no amamos al prójimo; no podemos vivir entregados a la oración y desentendernos de las necesidades del prójimo...Al final de la vida seremos juzgados por lo que habremos hecho exactamente por nuestros hermanos más necesitados.