La historia repetida
El Génesis es
un paradigma de la vida De modo que en vez de pretender entender el Génesis y “sacarle
conclusiones”, sería mucho más real leer el periódico de hoy y ver que eso está
ya escrito en el Génesis. Porque la historia de la humanidad quedó plasmada en
aquellos capítulos iniciales de la Biblia. La rebeldía del ser humano, la
desobediencia, la instigación hacia la pretensión de ser más que Dios y
erigirse en dueños de todo el saber (como si nada se hubiera sabido antes), es
un estribillo permanente en la historia de la humanidad. Y con ello, la envidia,
la violencia, hasta la muerte, el encararse con Dios y acabar culpándolo a Él.
¿Nos suena muy distinto todo esto HOY, en el periódico de hoy a lo que leemos
en el Génesis?
Hoy tenemos la
lectura de 4, 1, 15-25. Comienza el proyecto de multiplicación de la humanidad.
Adán y Eva tienen un primer hijo: Caín; un segundo hijo, Abel. Y cada uno con
su característica, y sobre cada uno una mirada de Dios. Caín se siente menos
favorecido y su reacción es envidiosa y criminal. Invita a su hermano al campo
y en el campo, lo mata. No ha podido soportar que la ofrende de Abel hubiera
agradado a Dios más que la suya propia. Y la solución no es la de superarse él
para la vez siguiente sino quitar de en medio a su hermano.
Dios le pregunta por su hermano, y
con despecho responde a Dios: ¡Qué sé yo!;
¿acaso soy su guardián? Es evidente que el corazón de Caín era malo, se había
podrido por dentro. Y Dios le dice que la sangre de su hermano, derramada en el
campo, está gritando. Entonces Caín se enfurece…: “si obraras bien –le dice Dios- estarías
animado, pero si tus obras son malas, el pecado acecha a tu puerta…, ¡aunque tú
puedes dominarlo!” [Muy importante esa reflexión: el pecado no es el
ganador si la persona le presenta rostro].
El Señor
destierra a Caín… Caín sigue ensoberbecido y culpa a Dios de lo que ahora le
pueda pasar a él: quien me encuentre me
matará [La verdad es que nadie podía encontrarlo, porque no había nadie más;
pero la conciencia mala ve fantasmas por todas partes]. Y Dios pone una señal
en Caín para que nadie pueda hacerle daño.
Que Caín sea
asesino de su hermano no va a ser causa de que otro le asesine a él. Dios sale
en su defensa y lo marca con un salvoconducto para que vaya por la vida sin que
nadie tome venganza de su mala acción.
Y todos se
están preguntando: si no había nadie… ¡He ahí el paradigma! Hoy hay muchos
Caín, muchos Abel víctimas; muchos Caín que siguen culpando a Dios de lo malo;
y UN ÚNICO DIOS que no quiere que ningún otro se tome la justicia por su mano y
vaya a usar con Caín el “ojo por ojo”.
¿Vamos
entendiendo la historia de hoy, la del periódico de hoy? ¿Vamos siendo capaces
de entender que el Génesis era un adelanto profético y como una historia universal
escrita de antemano? ¿Vamos entendiendo que en vez de ponerle preguntas al Génesis,
todas esas preguntas recaen en la sociedad de hoy, en el hombre y mujer de hoy,
en los países de hoy, en los fanatismos de hoy, en mí y en ti y en nuestro sentimientos
de hoy? ¿Por qué nos extraña el Génesis, que no hizo más que ponernos delante
el tráiler de la película que iba a filmarse en la humanidad?
El Evangelio
de Mc 8, 11-13 no se queda muy lejos. A Jesús se le siguen pidiendo “milagros”…
No ha habido ya bastantes… Y Jesús opta por matcharse…
La retirada de Jesús
ResponderEliminarEn la última Escuela de oración traté el tema de “las huidas de Jesús” e invité a los asistentes a buscar en los evangelistas sinópticos diversos otros momentos de Jesús que se queta de en medio por distintos motivos.
Hoy tenemos uno en el Evangelio de Mc 8, 11. No es por un peligro o amenaza, como otras veces, sino por la testarudez y mala fe de los fariseos que le piden una señal para ponerlo a prueba. La verdad es que Jesús ya está cansado de esa petición y, sobre todo, de que no sirve de nada las muchas señales que ya ha hecho. Y –lo peor- no servirían de nada otras nuevas señales, porque el problema no está en los signos (que quedan patentes y múltiples) sino en la mala actitud de los fariseos que no están dispuestos a recibir nada.
-Pues no se le dará ningún signo.
Y Jesús se embarca de nuevo y se va A LA OTRA ORILLA.
Esto es lo que a mí me hace pensar más, y a lo que puede intentar sacársele más entraña. Porque debe resultarnos espeluznante que Jesús opte por callarse y no responder y pasarse a la otra orilla.
Yo siempre le pido que JAMÁS HAGA ESO CONMIGO; que me discuta y me humille cuanto sea necesario; que me exija y reprenda; que me abaje mis humos con las mil maneras que Él puede hacerlo. ¡Pero que nunca se embarque hacia otras orillas porque yo no he sido capaz de aceptarlo –en “esta orilla”- tal cual Él quiere manifestárseme!
"Estáte, Señor, conmigo¡ siempre!, sin jamás partirte...y, cuando decidas irte,¡¡llévame, Señor contigo..!!. (Himno de la Liturgia de las Horas)
EliminarPara mí, la vida sin Jesús, sería insoportable..Cuando, por desgracia me porto mal, me falta tiempo para pedirle perdón y después confesar mi falta a un sacerdote para quedarme bien limpia, a fin de que mi Señor no tenga que irse a "otra orilla".Un cordial saludo. MªJosé.