RUPTURA DE LA ALIANZA
Cuando me hice
consciente de los entresijos del relato la Creación, concebí el momento como
una primera alianza (relación de amor
gratuito de Dios) con la humanidad. Lo pensé como ese primer paso del Corazón
inmenso de Dios que al poner al hombre ya la mujer en la vida, quiere que esa
humanidad sea aliada del amor de Dios. De ahí que me guste llamar a la
Creación, la primera alianza, pensando en el sueño que Dios concibió
respecto de ese hombre/mujer y su descendencia, a quienes había hecho entrega
del mundo entero, de aquella riqueza de la Creación que había puesto en sus
manos.
Luego suceden
las cosas que suceden, y la humanidad rompe el pacto de amor gratuito de Dios.
Y lo que sucede es que el ser humano que podía ser feliz siguiendo el plan de
Dios, opta –en su libertad mal usada- por echar mano del fruto del árbol de la vida, de la ciencia del bien y
del mal, y hace lo que está mal: desgajar su fruto, romper su relación
filial y amistosa con Dios, por ese prurito que ser como dioses, que le ha inoculado el orgullo, instigado por la
tentación de la rebeldía…, de la duda de que Dios es Bueno, y la mala sospecha
de que Dios les pretendía dominar a base de ponerles condiciones.
Y -¡pobres!-
optaron por comer del fruto del que Dios les había dicho que –comerlo- era una provocación
a la muerte. Ellos no se lo habían querido
creer. Pero se toparon de pronto con la desnuda realidad: a Dios, que era su
amigo, le cogieron miedo; ellos sintieron vergüenza de su desnudez (que más que
de ropas era de alma); de tener un jardín a su disposición se encontraron con
un páramo seco (porque ya no podían seguir viviendo en su palacio feliz). El
deseo desordenado de hombre y mujer entre sí se había disparado, y la mujer
tendría los hijos con dolor, y el hombre tendría que arrancar a la tierra sus
frutos a golpes de azada, con el sudor de su frente.
Para más
espanto, uno de sus hijos mata al otro, y en vez de crecer y multiplicarse, la
familia “divide”, resta… Ha ocurrido el gran cataclismo…, todo lo contario al
proyecto de la alianza. La rebeldía del hombre ha frustrado el plan creador de
Dios. Ya no serán nunca las cosas iguales, paradisíacas. Dios lo hizo todo bien, pero el mal ha sido creado por la rebeldía del
ser humano. Y el mal seguirá siendo ya patrimonio de la humanidad caída,
ahí donde el gozo y la felicidad podrían haber sido “la casa común” de la
especie humana.
El Génesis ha
dibujado magistralmente “la historia” de una realidad, aunque la ha elevado a
parábola universal que pueda ser profundizada desde cualquier tiempo y
cualquier cultura.
El Evangelio
de Marcos (7, 31-37) nos muestra a un casi sordomudo. No oye y apenas habla. Se
lo presentan a Jesús y Jesús –con esa “técnica” que no nos resulta ya nueva, se
lo lleva aparte de la gente, realiza unos ritos expresivos como quien abre los
oídos con sus dedos y agiliza la lengua con su saliva, y el hombre sale oyendo
y hablando.
También
conocido ese mandato imposible de que nada digan.
Por qué ese “apartar”
y ese “silencio”. Hay una urgencia en Jesús de poner ante los ojos la necesidad
de la intimidad, el apartamiento, y que el encuentro con Jesús no sea en medio
del ruido. Ni tampoco quiere ruido después. Todo cuanto sea un encuentro con
Jesús está requiriendo un silencio, un apartarse, una intimidad. Que cada uno
descubra desde su mismo interior y no por contagio de “propagandas populares”.
Jesús no entra en la dimensión de “la propaganda”. Las cosas del Señor son
mucho más íntimas y se palpan y se gozan en el “secreto” de la intimidad…, del
mundo interior.
Dios nos ha hecho libres y esta libertad debemos defenderla no aceptando poíticas opresoras que quieren esclavizarnos. La libertad es frágil; no siempre está en nuestras manos el mantenerse libre; por un error, por poca cosa, puedes verte privado de tu libertad física; te pueden maniatar, te pueden poner cepos en ambos pies; pero la libertad interior nadie nos la puede tocar si nos abrazamos a ella y estamos dispuestos a dar por ella la vida. La libertad es un Don de Dios y lo tenemos que cuidar permanentemente si apreciamos nuestra dignidad
ResponderEliminarCuando vivimos solos, sin escuchar a los demás, rodeados de mucha gente ,pero, solos, Jesús, también quiere curar nuestra sordera y soltarnos la lengua y abrirnos los sentidos para que nos comuniquemos con Él y con los hermanos.nos abre a la novedad de su Mensaje; nos quiere hacer partícipes de su Palabra para que le ayudemos a proclamarla. Quiere que le escuchemos atentamente y que aceptemos y entendamos su Mensaje: el Amor enteramente entregado, sin reservas.
Los cristianos hemos recibido el Espíritu de Cristo que "habita en vosotros", y, donde está el Espíritu no hay pecado, ni corrupción; está Jesucristo íntimamente unido al alma de cada cristiano. Las cosas del Señor "se gozan en el secreto de la intimidad". Cada alma es única y el Señor, Jesús, sabe cómo tratar a cada una...El Señor, nos ayuda a escuchar a los que saben mucho, a comprender sus puntos de vista y a repetir luego esas palabras llenas de Bendición.