Liturgia:
Llegan
días –oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará
como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. (Jer.23.5-8). Así
comienza hoy la 1ª lectura. No se leyó ayer, por ser domingo…, la genealogía de
Jesús, sus ascendientes. En esa relación de tanta importancia para un
israelita, constaba que José era de la familia de David, y casado con María, de
ella nació Cristo, dándole así José –como varón- el entronque con la familia de
David: hijo de David. Es lo que hoy
recoge esta 1ª lectura: un vástago legítimo de David, reinará como rey. Es
anuncio del Mesías, que traerá a la tierra la justicia y el derecho.
El evangelio (Mt.1,18-24) ya nos baja al momento concreto
en que Dios llama a José y lo implica en el hecho mesiánico porque, aunque él
no ha tenido parte en la concepción de María –se le avisa que ha sido obra del
Espíritu Santo-, él va a ser quien imponga el nombre al Niño que va a nacer de
María: tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a Israel de sus pecados El acto de poner nombre era
propio del padre de familia. Y Dios quiere que José realice en todo ese papel,
siendo el custodio de aquella familia, y el manto que ocultará el misterio a
los ojos del mundo.
José se pliega al Señor y toma a María y la lleva a su
casa, formalizando la boda oficial.
Estamos ya en la recta final hacia la celebración del
nacimiento de Jesús.
Con las palabras del Papa quiero que nosotros también vayamos disponiendo
nuestra celebración de la Navidad con unos sentimientos que nos abarquen
internamente y nos hagan dar a la Navidad el verdadero sentido que debe tener:
"La Navidad suele ser
una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del
Amor."
Navidad eres tú, cuando
decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú,
cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres
tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres
tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
Eres también luz de Navidad,
cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia,
alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres
tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
La estrella de Navidad eres
tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
Eres también los reyes
Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
La música de Navidad eres tú
cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres
tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres
tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres
tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.
La cena de Navidad eres tú,
cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes
en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes
celebraciones; tú eres sonrisa de
confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece
el Reino dentro de ti.
Una muy Feliz Navidad para
todos los que se parecen a la Navidad”.
Me ha parecido
mejor dejar la voz al Santo Padre, que –con su gracejo y espontaneidad- nos ha
diseñado una actitud para esta Navidad, con imágenes y aplicaciones tan
sencillas que puede entenderlas cualquiera. Y traducirlas en realidades que
están a la mano y que no necesitan de muchas explicaciones.
José y María lo han pasado muy mal desde que Ella aceptó la propuesta del ángel Gabriel. Se sintió muy sola e insegura porque no tenía unas explicaciones convincentes y su silencio José debió tomar unas decisiones que ni siquioera habia imaginado. La vida cristiana nos ofrece unos retos que únicamente podemos superar confianto totalmente en Dios, como María y como José.
ResponderEliminar