Liturgia
Comienza la 2ª carta de San Pedro (1-17), con el saludo inicial y una
exhortación a alcanzar el conocimiento de Dios y de Jesucristo. Dios nos ha
dado los bienes prometidos para poder escapar de la corrupción. Y acaba con una
concatenación muy sugerente, y que en realidad es para tomarla a solas y
meditarla en oración personal: poned todo
empeño en añadir a vuestra fe la honradez. Una fe que sea coherente y que
practique lo que se cree; a la honradez,
el criterio; al criterio el dominio propio. Porque es evidente que sin
dominio propio los criterios quedan en papel mojado. Y muchas veces va por un
sitio lo que sabemos que debemos hacer y lo que realmente hacemos. Añadid al dominio propio, la constancia,
realidad indispensable para que el dominio propio tenga eficacia. A la constancia, la piedad; a la piedad el
cariño fraterno; al dominio fraterno, el amor. Bella concatenación que da
para pensar y orar.
El evangelio de Mc (12, 1-12) nos trae la conocida parábola
de los malos arrendatarios de la viña… Ha tomado Jesús la descripción de Isaías
por la que el pueblo de Dios era comparado a la viña cuidada por Dios con todo
esmero, y entregada a unos dirigentes que deben rendir cuentas de su gestión:
en la parábola, pagar a sus tiempos los frutos de la viña. Pero Jesús advierte
que el día que el dueño envía a sus criados para cobrar el arrendamiento, van
despidiéndolos sucesivamente de mala manera: apaleados, humillados, heridos… Y
hasta algunos, matados. Hace Jesús alusión a los profetas, que corrieron esa
suerte.
Entonces el duelo decide enviar a su propio hijo, pensando
que al hijo lo respetarán. Pero los labradores se hacen su composición de lugar
y piensan que matando al hijo, ellos quedan dueños de la viña. Y sacándolo
fuera de la viña. Lo mataron. [La descripción es un retrato de la realidad ocurrida
con Jesús, hasta en el detalle de “sacarlo fuera de la viña”, al Gólgota, fuera
de la ciudad].
Escucharon la parábola los sacerdotes y no se dieron cuenta
hasta el final de que la parábola iba por ellos. Y entonces quisieron echarle
mano, pero allí estaba la gente y no hicieron nada por temor a ese pueblo que
escuchaba con gusto a Jesús.
Nos podemos quedar en la parábola y admirar el arte de Jesús
para decir lo que tenía que decir, y hasta regodearnos en la forma en que ha
hecho ver su culpa a aquellos sacerdotes y los fariseos que han pretendido
adueñarse de la viña de Dios, el pueblo de Israel. Pero nos queda una segunda
oportunidad de volver la parábola sobre nosotros y preguntarnos si estamos
dando los frutos que Dios esperaba, y si rendimos cuentas de esos frutos…
Tendremos que concluir que “a medias”, que “muy parcialmente”. Y no es cargar
tintas contra nosotros por una tendencia masoquista espiritual de hacernos
sentir culpables. Digamos que se trata de crecer y avanzar… De constatar que
Jesús tuvo un sueño muy alto sobre cada uno de nosotros, y que hemos respondido
parcialmente. Que damos una luz más tenue cuando teníamos que brillar; que
somos “buenas personas” cuando estábamos llamados a ser santos. Y que de hecho
los hay que, entre nosotros, se destacaron, mientras que nosotros permanecemos
en el “llano”.
¿No nos ayuda pensar en que el sueño de Jesús sobre cada
uno de nosotros fue y es mucho más alto? Porque así sabemos que no estamos para
quedarnos apoltronados en lo que ya hemos hecho, sino que aún cabe mucho más…
Jesús espera más.
MARÍA
Querida madre: Estamos acabando el mes. Nos gustaría
preguntarte si dimos la talla en este adorno de tu altar en este mes de Mayo.
Si fomentamos más especialmente tu devoción. Si te hicimos más presente –aun físicamente-
en algunos detalles de nuestra vida real. Si aportamos cada día una flor nueva
que te agasajara. Si rendimos cuentas como correspondía al amor que te
manifestamos.
Estamos de balance, porque el mes se nos va ya y aún nos
queda una posibilidad de sprint para llegar en buena posición a la meta. Y bien
sabemos que no es etapa final porque el amor a la madre no se acaba con el mes.
Pero el mes es siempre una potencia en esa manifestación de nuestro amor y
nuestra devoción. Que, por supuesto, no es mera devoción externa de florecitas
que se marchitan sino un aumento de nuestra entrega en el Corazón de la madre.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarSÉPTIMO MANDAMIENTO:"NO ROBARÁS"
"La economía de la comunión se ha desarrollado para que un día podamos dar este ejemplo: un pueblo en el que no hay gentes que sufren ni pobres"(CHIARA LUBICH)
¿ES LA GLOBALIZACIÓN UNA TAREA SÓLO DE LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA ?.Antes existía la idea de un reparto de funciones:la economía debía ocuparse de aumentar la riqueza, y la política, de su justa distribución. En la era de la globalización, sin embargo, los beneficios se logran a nivel global, mientras que la política queda limitada a las fronteras de los Estados. Por eso hoy no sólo es necesario el fortalecimiento de las instituciones pólíticas supraestatales, sino tambien la iniciativa de personas y grupos sociales que se dediquen a la economía en las regiones más pobres del mundo, no en primer lugar acausa del beneficio, sino partiendo de un espíritu de solidaridad y de caridad. Junto al mercado y al Estado es necesaria una sociedad civil fuerte .
En el mercado se intercambian prestaciones equivalentes y contraprestaciones. Pero en muchas regiones del mundo las personas son tan pobres que no pueden ofrecer nada para el trueque y asì son cada vez más dependientes. Por eso son necesarias iniciativas económicas que no estén regidas por la "lógica del intercambio" sino por la "lógica del don sin contrapartida"(Benedicto XVI). En ella no se trata de dar a los pobres una mera limosna, sino an el sentido de la autoayuda, abrirles caminos para la libertad económica. Existen iniciativas cristianas, por ejemplo,el proyecto "ecomía de comunión" del Movimiento de los Focolares, que tiene en todo el mundo más 750 empresas:Tambien hay "empresarios sociales" no cristianos, que, aunque se orientan al beneficio, trabajan en el espíritu de una "Cultura del don" y con la finalidad de mitigar la pobreza y la exclusión.
"La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos´pero no más hermanos. La razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad".(Benedicto XVI).
La viña es un cultivo que exige muchos cuidados para que dé buen fruto; hay que protegerla de las alimañas, de los piojos de los escarabajos; es símbolo del Pueblo de Dios. Quienes escuchan la parábola comprenden lo que les está diciendo Jesús: Aquellos labradores se hicieron los amos de la viña-aquel pueblo santo que pertenece a Dios- Y, aquellos"dueños" han matado a los enviados de Dios y matarán también al Mesías enviado...Una parábola que habla de la "locura" del amor de Dios por toda la humanidad.Y nosotros, ¿somos acreedores a este AMOR del Padre?¿Somos servidores o propietarios del Pueblo de Dios?
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