VER AL FINAL
21 de abril de 2015 (Zenit.org) - “¡En estos días, cuántos Esteban
hay en el mundo! Pensemos en nuestros hermanos degollados en una playa de
Libia. Pensemos en ese chiquillo quemado vivo por sus compañeros, por ser
cristiano. Pensemos en esos migrantes que, en alta mar, fueron tirados al mar,
por ser cristianos. Pensemos, en esos etíopes asesinados, antes de ayer, por ser
cristianos y en tantos otros… Tantos otros que no sabemos, que sufren en
cárceles, por ser cristianos… Hoy la Iglesia es Iglesia de mártires: ellos
sufren, dan su vida y nosotros recibimos la bendición de Dios por su
testimonio”.
Lo indicó el papa Francisco en la homilía de este martes en Santa
Marta, recordando que la verdadera historia de la Iglesia es la de los
santos y los mártires. Durante la celebración reflexionó sobre la lapidación de
san Esteban y con palabras emocionadas, recordó a cuantos hoy son perseguidos y
asesinados por ser cristianos.
Partiendo de la Primera Lectura de los Hechos de los Apóstoles,
que hace referencia al juicio del Sanedrín contra Esteban y su lapidación, el
Santo Padre hizo hincapié en que, al igual que el primer mártir de la Iglesia,
también los que padecen hoy el martirio no buscan ‘otro pan’ que no sea Jesús,
su ‘único pan’.
Como Jesús, también Esteban debe afrontar falsos testimonios y la
sublevación del pueblo que lo lleva a juicio. Esteban les recuerda cuántos
profetas han sido matados por haber sido fieles a la Palabra de Dios y cuando
‘confiesa su visión de Jesús’, entonces sus perseguidores se escandalizan, se
tapan los oídos para no escucharlo y lo arrastran fuera de la ciudad para
apedrearlo.
“La Palabra de Dios disgusta siempre a ciertos corazones. La
Palabra de Dios fastidia cuando tienes un corazón duro, cuando tienes un
corazón de pagano. Porque la Palabra de Dios te interpela a ir adelante,
buscándote y quitándote el hambre con ese pan del que hablaba Jesús. En la
historia de la Revelación, tantos mártires han sido asesinados por fidelidad a
la Palabra de Dios, a la Verdad de Dios”.
El martirio de Esteban se asemeja al de Jesús, muere ‘con esa
magnanimidad cristiana del perdón, de la oración por los enemigos’, que
perseguían a los profetas, así como a Esteban, ‘creyendo que daban gloria a
Dios, creyendo que de esta forma eran fieles a la Doctrina de Dios’, apuntó el
Santo Padre, añadiendo que ‘hoy’ quería recordar que la historia de la Iglesia,
la verdadera historia de la Iglesia, es la historia de los santos y de los
mártires: los mártires perseguidos, muchos asesinados, por aquellos que creían
que daban gloria a Dios, por aquellos que creían que tenían la ‘verdad’:
corazón corrupto, pero la verdad.
“¡En estos días, cuántos Esteban hay en el mundo! Pensemos en
nuestros hermanos degollados en una playa de Libia. Pensemos en ese chiquillo
quemado vivo por sus compañeros, por ser cristiano. Pensemos en esos migrantes
que, en alta mar, fueron tirados al mar, por ser cristianos. Pensemos, en esos
etíopes asesinados, antes de ayer, por ser cristianos y en tantos otros… Tantos
otros que no sabemos, que sufren en cárceles, por ser cristianos… Hoy la
Iglesia es Iglesia de mártires: ellos sufren, dan su vida y nosotros recibimos
la bendición de Dios por su testimonio”.
También hay ‘mártires escondidos, aquellos hombres y aquellas
mujeres fieles’ a la ‘voz del Espíritu, que buscan caminos nuevos para ayudar a
los hermanos y para amar mejor a Dios, a los que se mira con sospecha, son
calumniados, perseguidos por tantos sanedrines modernos que se creen dueños de
la verdad: tantos mártires desconocidos’.
“Y también tantos mártires escondidos que, por ser fieles en su
familia, sufren tanto por fidelidad. Nuestra Iglesia es una Iglesia de
mártires. Y ahora, en nuestra celebración, vendrá a nosotros el primer mártir,
el primero que dio su testimonio y, aún más, la salvación a todos nosotros.
Unámonos a Jesús en la Eucaristía y unámonos a tantos hermanos y hermanas que
sufren el martirio de la persecución, de la calumnia y de la muerte por ser
fieles al único pan que sacia, es decir a Jesús”.
DEBAJO ESTÁ LA REFLEXIÓN DEL DÍA 22
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