Tercer domingo B de Pascua
Cuando se han escuchado las tres lecturas de este domingo,
ha quedado un punto repetido en las 3, que viene a hacerse el mensaje
pretendido en este día para cuantos fieles acuden a la celebración de la
Eucaristía: que la Resurrección de
Jesucristo está tirando de nosotros hacia arriba, hacia un más… Todo va
unido por el Salmo como música de fondo. Y el Salmo nos eleva a algo que es
substancial en este período pascual: Haz brillar, Señor, tu rostro sobre nosotros.
Ha llegado un momento en que el rostro de Dios es el que debe ser reflejado en
el rostro de cada cristiano y católico.
La 1ª lectura –Hech
3, 13-15, 17-19- nos retrotrae a la curación del lisiado del Templo que ha
admirado al pueblo. Pedro explica que todo aquello ha sido la fuerza de
Jesucristo, el que crucificasteis, pero al que Dios ha resucitado de entre los
muertos. Pedro –como Cristo en su Pasión- exculpa a aquel pueblo por su
ignorancia de lo que hacía. Pero todo eso lleva una conclusión: arrepentíos y convertíos para que se borren
vuestro pecados. O dicho con la palabra del Salmo: para que brille la luz de Dios en vuestros corazones
La 2ª lectura
-1Jn 2,1-5- es también exhortación de San Juan para que recurramos siempre a
Jesús. Porque cuando hemos pecado, Jesucristo es quien nos acoge e intercede por
nosotros ante el Padre, porque Él ya ha pagado por todos. Otra vez resuena el
fondo del Salmo: hemos de caminar hacia el modo de agradar a Dios, y que brille su rostro sobre nosotros. Y eso
obliga vivir de acuerdo con su Palabra y su enseñanza, o de lo contrario, nos
dice San Juan, somos unos mentirosos.
El Evangelio –Lc 24, 35-48- nos pone
delante la redacción de San Lucas sobre la aparición de Jesús en el Cenáculo,
con los apóstoles y los discípulos presentes. Aparte de lo anecdótico, encierra
una enseñanza fundamental: Lo ocurrido el
viernes santo es lo que yo os dije mientras estuve con vosotros: que lo
anunciado por los profetas tenía que cumplirse.
Y dice el evangelista que entonces les abrió el
entendimiento para que comprendieses las Escrituras. Eso lleva consigo
que se predique la conversión y el perdón
de los pecados… Nuevamente sale el tema repetido del cambio del corazón…,
de la luz de Dios que ha de brillar sobre
nosotros, pues la conversión no es pasar de malo a bueno, de pecado a la
Gracia… Ya a estas alturas se refiere al cambio de bueno a mejor; de lo que es
mejor a lo que más agrada a Dios…, a lo que más hace brillar el rostro de Dios sobre
nosotros.
Y con un realismo proverbial, acaba ese evangelio (aunque
no lo recoja ya hoy la parte que se ha leído) con una importante advertencia de
Jesús: esa maravilla del corazón abierto a Dios y a que llegue a brillas su
rostro sobre nosotros, no es fruto que nadie puede formar dentro de sí. Requiere
ahora la humildad de la espera, del aguardar, del disponerse…, a sabiendas de que no daremos un paso en esa línea por
nuestros esfuerzos. Hemos de esperar que
nos llegue la fuerza del Espíritu Santo. Pero no en una espera pasiva, a
ver cuando llega, sino en la espera activa de quien va dando pasos para
disponerse a recibir tan inmenso don de Dios.
Haz brillar, Señor, tu rostro sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
ResponderEliminar- Para que el mensaje pascual eleve nuestras actitudes y nos abra el alma a nueva mirada de nuestro futuro, Roguemos al Señor.
- Para que el conocimiento de la Palabra de Dios nos vaya exigiendo más amplia respuesta a lo que Dios enseña y pide, Roguemos al Señor.
- Para que nuestros fallos no nos desanimen sino que acudamos más a entender la Palabra de Dios, Roguemos al Señor.
- Para que no nos escandalice el sufrimiento sino que sepamos que fue el camino del Mesías para entrar en su Gloria, Roguemos al Señor
- Para que pidamos siempre la ayuda del Espíritu Santo, que nos fortalezca, Roguemos al Señor.
Lo pedimos a Dios, nuestro Padre, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Amen.
ResponderEliminarPadre: Me uno a sus Preces para pedirle al Todopoderoso y Príncipe de la Paz la unificación de las Iglesias y la Paz para el mundo.Señor. Te pedimos de una manera especial por todos los Religiosos que se han unido a Tí en actitud de servicio a los hermanos, por los misioneros, por todos los Sacerdotes que con su Oración hacen posible estas vivencias de intensa fraternidad eclesial para que , por fidelidad a tu llamada, nos ayuden a despertar el interés por los valores del Evangelio.
Las acusaciones de Pedro son apremiantes y despiadadas; él sabe que está incluido en ellas por haber negado al Maestro; lo estamos todos por haber pecado y porque seguimos pecando anteponiendo nuestras idolatrías que son causa de muerte.Pedro llorará su culpa mientras viva , pero ahora lo consume el amor y siente en su corazón la dulzura del perdón del Señor.Y, por eso excusa a los judios y hace un llamamiento a la conversión: "Arrepentíos y convertíos para que sean perdonados vuestros pecados. De la misma manera que él ha sido perdonado, lo serán los hermanos si se arrepienten y hacen propósito de no pecar más.
Y, en Lucas, el propio Resucitado les da la Paz a los Once que están asustados por su aparición; además están avergonzados y arrepentidos por haberlo abandonado durante la Pasión. Él se acerca a ellos y les da la Paz y su perdón y su amor inquebrantable. Y, antes de despedirse los nombra mensajeros de conversión y de perdón para todos los hombres; y queda "instituido" el Sacramento de la Penitencia. Solo los Apóstoles pueden perdonar los pecados...¡Misterio de su amor infinito !