15 de abril de 2015 (Zenit.org) - En un miércoles en el que la
primavera en Italia se comienza a sentir, el papa Francisco llegó a la plaza de
San Pedro, en donde saludó a los fieles y peregrinos con la cordialidad que le
caracteriza. No faltó el cambio de solideo con el que le entregaban algunos
fieles, ni los momentos en que hizo detener el jeep blanco para darle bendición
a algún niños que le acercaban. Cuando ingresó a la explanada, le esperaban los
integrantes de algunas contradas o grupos folclóricos medioevales de Italia,
que le recibieron con trompetas y redobles mientras hacían flamear sus
banderas.
Tras la bendición inicial se realizaron las lecturas, y en la
catequesis el Papa habló del gran don de Dios al crear el hombre y la mujer y
el matrimonio. Y no solamente del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de
Dios, sino también de el matrimonio entre hombre y mujer como imagen y
semejanza de Dios.
Indicó también su duda sobre si la teoría del gender no sea fruto
de una frustración por no saber confrontarse con la diferencia sexual: "Me
pregunto si la así llamada teoría de género no sea también expresión de una
frustración y de una resignación, que tiene en vista borrar la diferencia
sexual porque no sabe más confrontarse con ella. Sí, corremos el riesgo de
hacer un paso hacia atrás. La remoción de la diferencia de hecho, es el
problema, no la solución. Para resolver su problema de relaciones, el hombre y
la mujer tienen en cambio que hablarse más, escucharse más, conocerse más,
quererse más. Tiene que tratarse con respeto y cooperar con amistad. Con estas
bases humanas, sostenidas por la gracia de Dios, es posible proyectar la unión
matrimonial y familiar para toda la vida".
En la síntesis de la catequesis indicó: «La catequesis de hoy está
dedicada a la diferencia y la complementariedad entre el hombre y la mujer. El
libro del Génesis insiste en que ambos son imagen y semejanza de Dios. No
solamente el hombre, no solamente la mujer, sino también la pareja. La
diferencia ente ellos no es para competir o para dominar, sino para que se dé
esa reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación a imagen y
semejanza de Dios. En esta complementariedad está basada la unión matrimonial y
familiar para toda la vida, sostenida por la gracia de Dios. El ser humano está
hecho para la escucha y la ayuda mutua.
Para superar las dificultades de esta unión, me gustaría indicar
dos puntos que nos comprometen con urgencia: Tenemos que hacer mucho más en
favor de la mujer. No solamente para que sea más reconocida, sino para que su
voz tenga un peso real, una autoridad efectiva en la sociedad y en la Iglesia.
Por otra parte me pregunto si la crisis de fe en el Padre no estará relacionada
con la crisis de la alianza entre el hombre y la mujer. De aquí nace la
responsabilidad de la Iglesia y de todos los creyentes de descubrir nuevamente
la belleza del diseño creador de Dios, que imprime también su imagen en el
vínculo del hombre y de la mujer».
Y hacia el término de esta parte de su audiencia se dirigió «a los
peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España,
México, Argentina, Ecuador entre otros países latinoamericanos».
«Queridos hermanos y hermanas, cuando el hombre y la mujer juntos
-concluyó Francisco- colaboran con el destino divino, la tierra se llena de
armonía y confianza. ¡Que Dios les bendiga! Muchas gracias”.
Para resolver casi todos los problemas es imprescindible el diálogo civilizado.El gran reto sigue siendo la educación en valores desde un catecumenado integral. Cada persona debe descubrir su identidad y descubrir a Jesucristo y, a partir de aquí, cada cual debe vivir su vida; debe ser el verdadero protagonista de su vida. Tiene que vivirla como un Don que debe valorar y agradecer al Señor y valorar y agradecer todas las pequeñas cosas de cada día. Gozar del Amor, de la Libertad y de todo lo que construye como persona: amate a tí mismo; ama a los demás como a tí mismo; ama a Dios más que a tí mismo y más que a los demás; sé auténtico, honesto y realista, sé r maestro de oración y tener experiencia de Dios...La Familia es una verdadera comunidad de vida y de amor; un ámbito privilegiado para educar, formar y motivar a cada uno de los miembros.A las personas se las ama por lo que son; el que más lo necesita, más ternura y más afecto se le da. Para que el matrimonio funcione, hay que tener mucha mano izquierda evitando siempre situaciones extrañas: nada de hacerse las víctimas"sin tí yo no sería nadie"; tampoco decirle al marido:"no puedes hacer nada sin mí", "yo hago lo mismo que tú y aún mucho más"... En el hombre y en la mujer se ha de descubrir la benevolencia de Dios, los valores de cada uno y saber que son colaboradores de Dios, que los ha creado para que sean felices.
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