01 de abril de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha
recorrido un miércoles más la plaza de San Pedro, llena de fieles y peregrinos
venidos de todas las partes del mundo. Con el papamóvil ha pasado cerca de
los presentes, saludando, bendiciendo y despertando entusiasmo, alegría y
emoción. Unos cantaban, otros exclamaban ¡viva el Papa! y agitaban las banderas
de sus países de procedencia y muchos otros alzaban sus brazos para
inmortalizar el momento fotografiando con sus móviles, cámaras de fotos y
tabletas.
Esta mañana, el Santo Padre ha reflexionado sobre los días que la
Iglesia católica celebra esta semana. Así, en el resumen de la catequesis hecha
por el Pontífice hablando en español ha indicado:
Queridos hermanos y hermanas: Mañana comienza el Triduo Pascual
que se abre con la celebración de la Última Cena, en la que Jesús ofreció, con
el pan y el vino, su cuerpo y su sangre al Padre, y nos mandó perpetuar esta
ofrenda en conmemoración suya. El gesto de lavar los pies --ha explicado-- es
expresión de esa misma entrega como servicio a Dios y a los hermanos. Además,
el Papa ha recordado que en el Bautismo, la gracia de Dios nos ha lavado del
pecado, y cada Eucaristía nos interpela a seguir el mandamiento de su amor. Y
ha añadido que el Viernes Santo recordaremos las palabras de Jesús en la Cruz:
Está cumplido. El sacrificio del Cordero inmolado, que transforma la mayor
iniquidad en un acto supremo de amor, lleva a término el plan contenido en las
Escrituras. Nuestra vida refleja este amor perfecto, cuando ofreciéndola por
los demás, como Jesús nos enseñó, lo hacemos presente en medio de su pueblo. El
Sábado Santo --ha proseguido-- contemplaremos el descanso de Jesús en el
sepulcro. Junto a María, mantendremos encendida la llama de la fe y de la
esperanza. Finalmente ha observado que en la Vigilia Pascual, celebraremos al
Resucitado, centro y fin de la creación y de la historia, en la alegre
esperanza de su retorno. La piedra del dolor será removida por el resplandor de
la resurrección, que ilumina nuestro presente y nuestro futuro.
A continuación ha saludado a los peregrinos de lengua española, en
particular a los numerosos jóvenes, así como a los grupos provenientes de
España, México, Ecuador, Argentina y otros. Que el Señor nos conceda a todos
participar plenamente en el misterio de su muerte y resurrección haciendo
nuestros sus propios sentimientos. Muchas gracias, ha deseado.
Al finalizar los saludos, el Santo Padre ha dedicado un
pensamiento especial dirigido a los jóvenes, a los enfermos y a los recién
casados. Francisco ha recordado que este jueves 2 de abril es el décimo
aniversario de la muerte de san Juan Pablo II. Por eso ha pedido que su ejemplo
y su testimonio esté siempre vivo entre nosotros. Así, ha pedido a los jóvenes
que aprendan a afrontar la vida con su ardor y entusiasmo, a los enfermos que
lleven con alegría la cruz del sufrimiento como él nos enseñó y a los recién casados
que pongan siempre a Dios en el centro, para que su vida conyugal tenga más
amor y más felicidad.
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