Novena, día 8º
El
predicador opta por la fórmula de Misa de
vísperas, y toma para ello el formulario que correspondería al Ciclo B de
la Solemnidad.
Homilía
10 minutos.
Textos: Oseas 11, salteado.-Efesios 3, 8-12 y 14-19.- Evangelio: Jn
19, 31-37
El Evangelio de
Jesús en la Cruz. Muerte que Jesús no ha buscado. Muerte por acumulación de
sufrimientos. ¡Lo han matado! [Hace una breve enumeración de hechos centrales
de la Pasión, llevados o motivados por los enemigos. Se burlan de Él; ha muerto
desamparado, con sed rabiosa y dolor].
Y tras la muerte,
el soldado atraviesa su costado cadáver con la lanza. Traspasa, abre…, datos que llevan a la “devoción” al Corazón de Jesús. El corazón es siempre símbolo de amor.
Traspasado el de Jesús, expresa el Amor desbordado [Sacaréis aguas con gozo / de las fuentes de la salvación. Ha sido el Salmo].
Benedicto XVI
escribió: El Don de Cristo y el mirar en persona a Jesús muerto, nos lleva a
ver el amor sin límites. Y ese amor se transforma en adoración silenciosa. Esa es la verdadera devoción al Amor de Jesús, al Corazón de Jesús.
OSEAS presenta el
rostro tierno del amor (sin la visión dolorosa /sufriente del Calvario. Las imágenes
gráficas son bellísimas: le enseñó a
hablar, a andar, le llevaba en brazos, le atraía...; se me conmueve el corazón…
¡Ese el AMOR DE DIOS!
En
la carta a los Efesios se describe
la riqueza inagotable que es Cristo. Y así hemos de abarcar lo que trasciende toda filosofía: el Amor de Dios, el amor
de Jesucristo. Que a su vez nos pone
ante nuestro amor hacia Jesús en la plenitud que hay en Dios, y que –por
tanto- se vuelca hacia los otros hermanos.
Sin ello no hay plenitud cristiana.
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