Novena, día 7º
10
minutos. Lectura del día, Libro de Tobías 3, 1´11 y Evangelio de San Mateo, 12,
18-27. Desarrollo muy simple, viendo una conexión en el personaje de Sara:
casada 7 veces (y muertos sin descendencia los 7 maridos), que lo calcan los
saduceos (que no creen en la resurrección) para ponerle trampa a Jesús.
Libro
de Tobías de construcción y finalidad didáctico-religiosa. Como novela
edificante para enseñar.
La
desgracia de Tobit se corrige por medio de Rafael, ángel de Dios. Porque su
hijo, Tobías (aquí el predicador adelanta acontecimientos que vendrían en días
posteriores) se casa con Sara y, cuando todos esperan que se muera como los 7
anteriores, en realidad son felices y tienen hijos. ¡Dios está en Tobías, y
Tobías en Dios!
Tobías
busca la voz de Dios y sabe penetrar en ella y ser feliz y dar felicidad en
contexto contrario. Y donde los otros morían, él es feliz.
Los
saduceos quieren burlarse de Jesús que habla de la resurrección de los muertos.
Y le ponen un caso de una mujer con y maridos consecutivos, y ninguno le da hijos:
¿de quién será mujer en la resurrección?
Jesús responde que no hay cuestión, porque en la resurrección seremos
como ángeles.
Aquí
o se tiene fe o no se entiende nada. Con ojos humanos, hay muchos absurdos.
Pero la fe no se apoya en los datos externos. Por eso Sara-Tobías-Evangelio nos
conectan con la devoción al Corazón de Jesús.
El punto de confluencia es no
atenernos a los símbolos.
Los
signos son para interpretarlos: sugieren,
interpretan, significan, conducen…, a algo que está más al fondo. Medallas, “detentes”, escapularios, apuntan a
lo que quieren conducir y llevar. Y el contenido es el amor desbordante de Jesús, en las
dos direcciones: al Padre; a la humanidad (nosotros). La clave de la interpretación es, pues EL
AMOR. Y es el amor de Cristo, y es el amor nuestro desde lo más hondo, también
en las dos direcciones que Él ama.
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