EL TRIUNFO FINAL
Dios es así. Aquel “peregrino” del camino de Emaús, ya lo
expresó muy claramente a los dos “fugitivos” que se quitaban de en medio: por muchas tribulaciones tenía que pasar el
Mesías para entrar en su gloria. Y en el momento en que ellos acogieron esa
palabra tan extraña como liberadora, descubrieron la Gloria de Dios en aquel
arder de sus corazones.
Pues bien: Ezequiel [43, i-7] ha
pasado por muchas tribulaciones. Ha sufrido con el pueblo “fugitivo” que huía
de Dios y se apartaba de su salvación… Junto al río Quebar comenzó su
purgatorio, con aquella visión que le ponía delante la rebeldía del
pueblo. Hoy Dios viene, de modo
semejante a entonces, pero viene manifestando su Gloria. Viene ya señalando con el dedo divino que Jerusalén,
el Templo, la patria…, es de nuevo el lugar donde Dios posa sus plantas…,
vuelve a ser el Dios de ese pueblo, y donde residirá para siempre en medio de
su pueblo, “La puerta oriental” es la
que mira al Sol naciente…, al sol que devuelve s color a la vida. Por esa
puerta “oriental” entra Dios en su templo, y desde ahí habla y desde ahí se
hace presente, Y Ezequiel concluye su libro profético con el gran triunfo de
Dios. De por medio se topó con un pueblo rebelde. ¡Y CON DIOS QUE SIEMPRES ES DIOS!, Y ante quien es
fundamental la paciencia. Dios es
paciente. Siempre espera. Y finalmente muestra su Gloria.
Estudiosos bíblicos dicen que la misión de Ezequiel
contribuyó a renovar el espíritu religioso entre los deportados. Gracias a
Ezequiel, cuando sonó la hora de Dios no faltaron millares de israelitas que,
curados de sus antiguas idolatrías, volviesen
a Judá dispuestos a secundar los planes de Dios, preparando la llegada
del Mesías y de su salvación. Serán los
que Isaías llamará “los pobres de Yawhé”,
los que ya tienen únicamente su confianza depositada en el Señor.
El SALMO tiene el gran valor de
habernos hecho repetir que “la Gloria del Señor habitará en nuestra
tierra”, lo que debe ser tan vivo y real HOY…, tiene que entrar de tal
manera en nuestros sentimientos de este tiempo nuestro, que aunque estamos
asistiendo a un declive alarmante de nuestra gente, de nuestros compañeros de
camino, empeñados en quedar hechos “huesos
secos”, la Gloria de Dios va a presentarse en esta nuestra historia
presente para invadirla. Pero volvemos a
lo de antes. Dios es paciente… Habitará
nuestra tierra…, pero “los relojes de Dios no tienen las horas de 60 minutos”.
Jesús mantiene esa paciencia en
el Evangelio. Sabe muy bien que en la enseñanza del pueblo
–lo que es la sagrada cátedra de Moisés- están “enseñando” los escribas y
fariseos. Jesús enseña a la gente a hacer
conforme a lo que dicen (porque ellos repiten la Palabra Sagrada, aunque no
la entienden…, y ¡aunque no la practican!
Pero la Palabra es la de Dios.
Ellos “no son Dios”, sus obras no son las de Dios. Pero haced lo que
enseñan. Cosa aparte es que le digáis: Maestro…; NO, porque no son maestros, Dios sí es
Maestro. Y como a Jesús le gusta rizar
el rizo, se pone ya en lo universal y advierte que ni llamar: jefes, ni llamar “padre” , a quienes no
lo son. Porque el único JEFE y el
único absoluto verdadero PADRE es Dios-
Es claro como el día que Jesús no está borrando palabras del
diccionario, ni quitándoles el sentido normal de dominio público. Pero siempre desde su habitual manera de
expresar las cosas muy importantes, con la típica exageración andaluza (que era tan suya, tan oriental), nos sitúa en
el punto en que Él quiere poner el acento:
sólo Dios es nuestro Maestro,
Jefe, Padre y Señor absoluto
Dirán muchos verdaderos
creyentes: “no nos revela eso nada nuevo”. Y yo me voy al que es nuestro primer
mandamiento, que podemos recitar hasta durmiendo: amarás al Señor sobre todas las cosas, y en el mismo grupo selecto
de creyentes hacer la pregunta: ¿De
verdad amamos a Dios SOBRE TODAS LAS COSAS…, sobre el propio yo.., sobre
nuestras personales ideas propias…, sobre nuestras “formas adquiridas y en las
que nos hemos “redondeado” para “ser buenos”?
Evidentemente no voy a negarlo a nadie…, pero sí que lanzo la pregunta,
porque puede sernos muy útil para ahondar en la sinceridad de nuestros
corazones. Es que me tira siempre
aquella expresión de un gran formador y maestro de vida espiritual, que decía
que “ser buenos es la antesala de ser
perversos”, por eso que “de buenos ya está harto Dios”…, porque a los que
somos llamados es a ser santos. Hemos
de vivir ofreciendo a Dios abrirle la
puerta oriental para que Él pueda invadirnos con su Presencia. Y reconozcamos todos que aquí hay mucha tela
que cortar, y todavía más quienes pretendan tener la verdad completa y no se
detengan honradamente a dudar de “sus seguridades”.
Esa pregunta ("¿Amo a Dios sobre todas las cosas?"), debería de forma encubierta estar siempre presente (no de forma obsesiva, si reflexiva) en cada uno de los momentos de nuestro día a día. A veces, pensamos que esa prioridad lleva implícito el alejarnos de nuestra realidad terrenal con sus ocupaciones y preocupaciones, y en mi humilde entender, no es hacer personas absortas, abstraidas del mundo, ensimismadas en la vanidad de "poseer" un Dios que nos aleja de los demás y nos hace autosuficientes, sino personas que pongamos en el centro de todo lo que hacemos al Señor (tan fácil y simple, a la apr que complejo, como eso). El ha de ser nuestro horizonte y guía en todo nuestro proceder, como díría San Benito, "No anteponer nada al Amor de Dios". Lo importante en todo esto es pasar de la teoría a la praxis, pues como bien dice en su comentario, "de buenos ya está harto Dios", quedarnos en la mediocridad de las palabras y buenas intenciones no creo que satisfaga al Señor si no se concreta en obras. Que El y María nos ayuden a saber priorizar en nuestro día a día y poner a Dios en el lugar que Le corresponde.
ResponderEliminarAmar a Dios sobre todas las cosas es ponerme a "Yo" siempre como servidor de todos, teniendo caridad, imitando a Cristo en el día a día, en aquello que te toque vivir. Difícil si quiero hacerlo con mis propias fuerzas. Fácil si mi voluntad lo quiere, y me apoyo en la fuerza de la Oración diaria y los Sacramentos, proponiéndome convertirme cada día un poco más para hacerme más semejante al corazón de Cristo.
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ResponderEliminarAmar a Dios sobre todas las cosas; pero tambien existe el instinto de supervivencia ?
ResponderEliminarDios es el creador y Rey de las patentes y marcas pues el hombre tan avanzado en la tecnica o ciencia todavia no ha podido crear ni una hormiga .
ResponderEliminarEl Amor puro es el de una madre a su hijo ;es desinteresado ; hay mucha caridad que se realiza no por Dios sino por vanagloria .