LA CRISIS
Cuando
Juan situó la multiplicación de los panes den este lugar, quiso ponernos ante
un anuncio de otra multiplicación sublime que
Jesús iba a inventar: LA EUCARISTÍA.
Pero en vez de hacerlo en su lugar histórico la Cena Pascual, y como
narración de un suceso de ese instante, se puso a preparar tan gran misterio y
obra de amor con un amplio capítulo que fuera desgranado pedagógicamente, por
pasos todo lo que se esconce bajo ese misterio.
Y primero, panes en abundancia, que salen de donde no los hay. Después
–a propósito-, el PAN BAJADO DEL CIELO, mucho más allá que el antiguo maná…
Después, EL PAN DE VIDA, porque se trata de dar vid al mundo. Y cada vez que da
un nuevo paso, afirma que Yo soy ese
verdadero Pan bajado del Cielo, ese Pan que da vida al mundo. Pero el pan alimenta y da vida si se
come. Pues yo doy mi Cuerpo para ser comido y mi Sangre para ser bebida. Más aún: hay que comer mi carne y bber mi sangre para
tener vida eterna.
Se veía venir. Esa larga enseñanza de Jesús
sobre el Pan de Vida, se había ido enconando entre los oyentes. Ya los
versículos anteriores (del domingo pasado), habían puesto en el disparadero a
aquellas gentes. La afirmación de Jesús de que su carne era verdadera comida, su
sangre, verdadera bebida, y que había que comer su carne y beber su sangre para
poder tener vida eterna, había levantado un sentimiento de aversión y
repugnancia. Tomado así al pie de la
letra, no era –desde luego- atractiva aquella invitación-exigencia de Jesús. Y
provocó la retirada de discípulos, a los que pareció inaceptable aquel modo de
hablar de Jesús. Nosotros lo vemos ahora
a toro pasado y con las cartas en la mano, y nos parecen absurdos aquello
discípulos…, y podemos pensar que les faltó “cintura” (como se dice en el argot
futbolístico) para haber sorteado el momento y haber sabido esperar. Porque lo
que es evidente es que Jesús no estaba llevando a la antropofagia, que era lo
“insoportable” de aquel lenguaje para aquellos hombres.
Jesús
había querido llevar a la maravilla de la Eucaristía, Jesús había preparado muy
gráficamente ese “miagro” de su comida con aquel otro de panes que
se multiplicaban sin cesar. Pero donde
no hubo espera ni la buena fe y confianza en todo el proceso bondadoso de
Jesús, se enredaron en las palabras, y optaron por marcharse. Y Juan, que no pierde puntada en el tema de
Judas, al que va “retratando” con rasgos peculiares, acaba entrelazando la
marcha de los disconformes -los que no
creían- con la realidad de que bien sabía
Jesús quién lo iba a entregar,
Y
ante aquella crisis en el seguimiento, ante aquellos discípulos que abandonaban
escandalizados, en conmovedora la pregunta y el sentimiento que brotó del
Corazón de Jesucristo a sus apóstoles: ¿También vosotros queréis marcharos? Hubiera habido un penoso suspense (y quién
sabe si hasta alguna impertinencia), si Pedro no se adelanta a responder por
todos, poniendo a las claras su propio interno sentir. No habló Pedro de si le había agradado o no
ese discurso de Jesús, ni si había entendido una sola palabra de todo aquello, pero
se fue a lo esencial: la realidad del
propio Jesús. Y respondió: ¿y adónde vamos a acudir, si sólo Tú tienes
palabras de vida eterna? Aun
esas palabras que no podemos entender –quería decir Pedro-, sabemos que son de
vida eterna. Si Tú las has dicho, están
bien dichas. Y ¿dónde íbamos a acudir si nos marcháramos? ¿Quién nos iba a dar
más y mejor que Tú? Porque sabemos que Tú eres santo, consagrado por Dios.
Lo
que ya quedaba dibujado en la 1ª lectura,
en la que –preguntado el pueblo si quería servir a Dios o marcharse- todos a
una sola voz respondieron que “lejos de
nosotros abandonar al Señor”, que fue quien nos libró desde antiguo de
tantos males.
Lo
que está debajo de ambas lecturas es la actitud plena de fe en Dios, en
Cristo, No es si se entiende o no, si se
abarca todo el pensamiento de Dios o no, si la expresión gusta o no. Se trata de que, viniendo de Cristo, ungido
de Dios, y sabe uno que ahí hay vida terna, y que en ningún otro lugar ni
persona puede encontrarse mejor Palabra.
Entenderla, digerirla, tendrá su momento. Pero a Dios se le da el cheque en blanco,
porque sus Palabras son siempre de vida eterna.
Y
el Salmo nos hace remachar la gran
verdad y la gran seguridad; Gustad y ved lo bueno que es el Señor.
La
2ª lectura va hoy por otra línea, de
vida práctica, para actitudes que hacen la vida más social, y más cercana de
unos con otros, desde la comprensión, el respeto, y el sentido sobrenatural de
la obediencia, esa que lo que lleva esencial de fondo es la actitud de
obediencia a Dios, a la Palabra de Dios, a la voluntad de Dios. Eso que Jesús hace con su Iglesia como un
ejemplo de relación amorosa fiel. Lo que
acabaría llevándonos a la misma respuesta de Pedro, aun en medio de lo que
podemos no entender muchas veces. Pero Jesús es quien tiene Palabras de vida eterna, Y aunque a veces el lenguaje puede parecernos
a primera vista difícil de entender, basta que viene de Jesús y su Iglesia,
para que nos brote la pregunta espontánea: ¿Y
sin Ti, adónde íbamos a acudir? La
Eucaristía será lo que aglutine todo-
Al margen del tema litúrgico, pero por otra parte en esa SEGUNDA LECTURA de hoy, creo útil hacer algunas aclaraciones.
ResponderEliminarEstamos ante un texto del siglo I, en una cultura totalmente basculando sobre el varón, y escribiendo una persona de ese tiempo. Por tanto habrá expresiones que hoy están superadas, y no sólo en el plano profano (humano, de la vida diaria) sino incluso en el eclesial y religioso.
Esa carta de San Pablo emplea diversa palabra en la relación de la esposa al esposo y del esposo a la esposa. En una cultura basada sobre el varón, la esposa ha de someterse al marido, pero dentro de un marco indicado en el párrafo anterior, que –por supuesto- sobrepasa el sentido puramente humano: sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Y eso le ataña tanto a él como a ella. Pero siguiendo adelante, al marido le insiste varias veces que ame a su mujer como Cristo amó a su Iglesia, y en ese amar, es como uno se ama a sí mismo. No es, pues, la esposa una sierva o una esclava que se compra. No es uno más que otra en esta nueva concepción que aporta el cristianismo, porque la conclusión es tan grande como que LOS DOS SON UNA SOLA COSA. Con conciencia muy clara de que estamos ante un “misterio” (en latín es igual que “sacramento”) que pone en igualdad de condiciones, porque eleva la relación hombre-mujer a acción sagrada e inviolable.
Para última aclaración (y que no es que yo fuerzo el texto) el Ritual del Matrimonio ha “traducido” y ha acotado esta lectura, de manera que su auténtica TRADUCCIÓN LITERAL no sea palabra por palabra al pie de la letra, sino el VERDAERO SENTIR DE CRISTO que hoy San Pablo expresaría de otra manera, puesto que e cristianismo (la mente y el sentir de Cristo) no están encapsulados en frases o palabras, sino que tienen mucha mayor extensión, tanta cuanto el espíritu supera la letra.
Hoy es buena ocasión para examinar cómo es nuestra entrega al Señor,y dejamos con alegría a un lado todo lo que nos aparte del señor.Decir sí al Señor en todas las circunstancias significa también decir NO a otros cAaminos.El es el Amigo.sólo El tiene palabras de vida eterna.Ana
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ResponderEliminarDichosos los que creen sin haber visto .