HABRÁ UN BUEN PASTOR.- ------------ MARÍA REINA
Toma hoy Ezequiel [34, 1-11] el
tema de lo PASTORES. Dio sufre que su
pueblo escogido esté sufriendo las consecuencias de los malos pastores, los que
no llevan a las ovejas a los buenos pastos, sino que ellos se aprovechan de las
ovejas para esquilmarlas en propio provecho, para comerse su enjundia. Al no tener pastores que las apacienten,
ellas se desperdigan, se pierden. Y como a Dios sí que le importa ese su
pueblo…, como Dios mantiene su alianza amorosa, Dios pide cuentas a los pastores.
Y en ese salto al infinito del que sólo Dios es capaz, acaba haciendo una
promesa grandiosa: Yo mismo en persona buscaré mis ovejas, siguiendo su rastro. [¡Qué pena que no sean estas afirmaciones las
que queden siempre en pie, como luminarias en la lectura y meditación de la
PALABRA DE DIOS!
El SALMO es una voz de ilusión, esperanza y seguridad. Ya no es la promesa de lo que va a ocurrir
sino el gozo de lo que y ha sucedido y de lo que goza aquel pueblo..., ¡todo el que es PUEBLO DE DIOS! Y es que el Señor es mi Pastor y nada me falta; me
conduce hacia fuentes tranquilas; me
guía con su cayado de Pastor bueno.
En el Evangelio otra “piedra de tropiezo” para la mentalidad humana: Dios
llama a estar con Él (en su viña). Llama desde el comienzo del “día” (de la
vida de cada persona). Y vuelve a
salir…, porque hay rezagados… Y vuelve a salir…
Y como su Corazón no puede soportar que haya “parados” (aunque son
culpables de su “paro”…, sus brazos
cruzados…, su todo el día ociosos…, porque Dios es ESE PASTOR BUENO QUE
BUSCA A SUS OVEJAS, acaba por aceptar en su viña a esos vagos culpables… Y no es que simplemente los aceptara de mala
gana, sino que –llegado el final del día- lo que Dios tiene delante es que esas
familias también tienen que comer, y no va a darles una mera limosna ridícula
(su prorrata por la hora trabajada), sino que les da el salario completo. Dios, o da así o no sería Dios. Claro, eso no nos cabe en la cabeza a los
egoístas humanos que si hemos trabajado
todo el día, con el bochorno y el calor, “nos toca” cobrar más… NO. El
“cobro” es la vida eterna, y esa o se da o no se da. No tiene “estaciones intermedias”. Pero, egoístas espirituales” nosotros…,
reclamaríamos recibir más “por lo buenos que somos”. Ni entendemos la gratuidad del amor de Dios. Y peor: no
entendemos que la gran belleza está
en Dios, en su gratuidad…, estaría en
nosotros en el gustazo de haber servido a Dios mejor, con sol, con bochorno, con nuestro tiempo y nuestra vida OFRECIDOS
GRATUITAMENTE A DIOS, por ser Dios quien es y porque lo amamos sobre todas las cosas.
Es un trecho que nos queda…
HOY CELEBRAMOS A MARÍA REINA en la liturgia católica. ¡Ella sí que
supo amar a fondo perdido! ¡Ella no
reclamó a Dios haberlo servido tan del principio al final! Ella no llevó a mal la acogida in extremis de aquel malhechor que
aprovechó el último suspiro para pedirle a Jesús que se acordara de él cuando
Jesús reinara en ese Reino suyo definitivo.
María estuvo en el Reino desde el comienzo hasta el final. Fue Reina.
Y Ella misma hubiera abierto las puertas al que su Hijo acogía…, aunque
fuera tan de última hora.
Cuando vayamos entendiendo así
nuestro vivir el Evangelio…, cuando sepamos que las dificultades están, pero
María (y muchos más) las han superado…
[y no me refiero sólo a los santos de altar], entonces miraremos al
Evangelio no como “los antípodas” de la “vida real”, sino como el señalador del
camino…, los rodrigones que marcan la ruta…, y más que mirar lo que no hicimos
o las dificultades de hacer, pronunciaremos la gran palabra de los que
participamos en la Resurrección de Jesucristo:
PUEDO.
Qué belleza la del concepto de que Dios da así, porque de lo contrario no sería Dios. La "equidad y justicia" humana no es equiparable a la grandeza de esa gratuidad de Dios.
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