GRANDES
ENSEÑANZAS
Será difícil encontrar en el
Antiguo Testamento una descripción de Dios más tierna que la que hoy presenta
Oseas. Cuando Israel estaba formándose, le amé y saqué a ese mi hijo de Egipto.
Cuando él se alejaba, yo le enseñé a andar y le alzaba en brazos, aunque él no comprendía
que yo lo curaba y lo atraía con lazos
de amor, le levantaba el yugo y le daba de comer. ¡Se me revuelven las entrañas!, que soy Dios y no hombre, santo en medio de
ti, y no enemigo a la puerta.
[¿Hay quien dé más para expresar en rasgos sencillos el Corazón de Dios?]
El Evangelio tiene mucho que desentrañar. Envía Jesús a sus apóstoles para proclamar la noticia alegre del Reino, concretada
y simbolizada en curar enfermos,
resucitar muertos, limpiar costras y pupas de leprosos, echar demonios. Concretado el Reino también en una desnudez absoluta de sí mismo,
expresado en símbolos tan claros como ir
gratuitamente, sin faja o alforja que tuviera oro, plata, calderilla…, sin
sandalias ni túnica de repuesto. Y
como Mateo escribe a los propios judíos, contraviene incluso la costumbre
normal de llevar un palo en que apoyarse para ayudarse en el camino: No llevéis bastón. El obrero fiel recibirá así gratuitamente por
lo que da gratis [sin pretensión de ningún tipo de recompensa, ni material
ni espiritual]. A él le toca llegar ofreciendo paz. Si la casa es de paz, entren en ella. Si no es de paz, no entren, ni se queden con
su polvo. Simplemente se salen de
allí y buscan otro lugar que los reciba, sin más problema ni angustia por parte
de ellos.
Los años, la experiencia propia o
escuchada, a veces vivida de cerca, me plantea cuestiones. La primera es cómo se hizo el camino. ¿Fue realmente “sin faja, ni
alforja, ni plata, ni oro, ni sandalias ni túnica de repuesto y sin bastón”? Cuenta la vida del Padre Tarín, misionero
popular que murió en olor de santidad, y con causa de beatificación en marcha-
que tuvo una misión que fue un fracaso.
Y él se preguntó a sí mismo si no era que había llevad demasiadas cosas
en su bolso de mano (que no llevaba otra cosa en sus misiones).
He sido testigo directo de un
familiar que murió solo y en plena calle, sin arropamiento ni de familia; familia que –por otra parte- siempre lo había
acogido con el alma y le había dejado su casa abierta, cuando venía de
viaje. Pero cuando vino a quedarse, vino
“con su zurrón muy lleno”. No de dinero
sino de sí mismo. Pretendió que toda la
familia, que todas las instituciones a las que acudió, se plegaran a sus modos
de ser y pensar. Saludó con la paz, pero
él no tenía esa paz.
Pareció que la familia lo abandonaba, pero él quiso cambiar a la
familia, a los conventos a los que se les asignó un ministerio. Y no duró una semana en ningún sitio. Cuando murió y hubo que levantar su casa,
aquel piso era testigo de lo que realmente ocurría. No había sido la gente quien no tenía
paz. Que si fuera así, merecerían las
gentes y la familia ser tratados peor que Sodoma y Gomorra. Pero fue su propio piso el testigo de la
situación verdadera. El camino se había
recorrido tan pertrechado de sí mismo, que no pudo con el peso de su propio
lastre y acabó muerto en plena calle…, y desgraciadamente “desnudo” de todo.
Yo sé que he ido alguna vez con falta de tacto en alguna expresión mía,
y yo he sido víctima de mí mismo. Como
se que he ido con el alma en la mano, pero allí no había paz, y fueron días de
sufrimiento cuando intentaba llevar buena noticia, vida que resucita, salud que
cura. Eso se da una vez, dos veces. Lo otro se da cuando se da, y mi examen
personal tuvo que reconocer que yo me había equivocado, y que la causa de no
encajar en aquella situación fui yo.
Pero aquel familiar, tan revestido de sí, tan vacío de todos, no atendió
las muchas veces que –familiar y cariñosamente- le advertí que cuando uno es el
que rechaza, la culpa será seguramente de ese 2uno”. Pero que si él veía un rechazo en su
derredor, era él quien tenía que examinar su postura, y saber dejar la faja, la alforja, el oro y la plata y la
calderilla, las sandalias, la otra túnica y el bastón.
Si murió sólo, en eso se pareció a Jesús...
ResponderEliminarAnónimo. Hay una enorme diferencia entre el caso que está exponiendo el Padre Cantero y Jesús.
ResponderEliminarEl P. Cantero está hablando mas claro o mas solapadamente de una persona egoista que solo se ha mirado a sí mismo, y aun siendo así se quejaba del "mal trato" que le daban los demás.
No creo que sea preciso explicar que la soledad de Jesús fue temporal, y su muerte no fue una muerte natural como el caso expuesto por el P.Cantero, fue extraordinariamente violenta, y los suyos no estaban con El por miedo, no por otra causa, sin embargo si hubo algunos, su Madre entre otros y su discipulo Juan al pie de la Cruz.
No te pases de listo, y respeta las opiniones de los demás.
ResponderEliminarEso te digo yo.
EliminarY yo añado: Y RESPETA LAS FORMAS.
EliminarMis queridos blogistas:
ResponderEliminarSiempre doy gracias a cuantos intervenís en el blog por la riqueza que aportaís y la viveza que toma cualquier asunto.
No obstante los que habéis vivido el blog desde su "fundación", sois bien conocedores de que tenemos que intentar que no se nos vayan de las manos las muchas riquezas y posibilidades que ofrece en positivo.
El ANONIMATO es una forma tan lícita en este blog como cualquier otra, pero nunca debe ser para algo que pudiera molestar.
La interpretación más amplia que ha aportado José Aguilar, coincidía con la intención expresa que llevaba mi ENTRADA, resaltando lo que empobrece la persona aquella -que era, además, familiar mío, al que quise ayudar muy mucho y con mucho cariño- pero que se encasquilló en su pedestal contra todo y contra todos, y le costó a él su hundimiento personal y su misma muerte imprevista, antes de los 60 años.
Como el tema que se explicaba iba por ahí, no había mucho más rizo que rizar y sí algo que aprender. Y como es una ENTRADA sin más pretensión que la de ayudar a quien desee y pueda aprovechar, creo que ahí podría quedar.
O que haya entradas a pecho descubierto (siempre preferibles) en las que podrá haber opiniones y posibilidades de enriquecimiento. O aunque sean anónimos, pero buscando CONSTRUIR SIEMPRE. Eso es lo mucho que se agredece a cuantos participan -aunque sean pocos- y van aportando valores CRISTIANOS, que al fin y al cabo es lo que este blog va buscando
Insisto. Si murió sólo, en eso se pareció a Jesús y Manuel Cantero me juzga al recordar que los comentarios son para construir. No discuto, simplemente ACLARO. Buscó construir este anónimo cuando dijo lo que dijo, puesto que se acordó de la misericordia de Dios, y se compadeció de la persona de la que hablaba el texto. Ustedes da la impresión que ven a un condenado. Yo veo a un Alma. Yo tengo un familiar al que todos llaman "oveja negra", y todo el mundo lo rechaza porque hace cosas malas. Yo siento compasión por el, y le amo. La equiparación con Jesús no es lo que Pepe Aguilar interpretó, sino algo más cercano al evangelio de lo que algunos piensan, pero actúan como ciegos en este asunto si pretenden juzgar a este anónimo por dar un "sentir" de su corazón. Misericordia Dios mío, misericordia.
ResponderEliminarLes anuncio que seguiré interviniendo, siempre que lo considere oportuno, y por supuesto, anónimamente, y PARA CONSTRUIR según mis posibilidades, y no según las vuestras.
Y a Manuel Cantero le doy un consejo, por si lo quiere tener en cuenta. Si a cada paso que alguien comenta algo que no le gusta, usted interviene "cargando" así no se construye, sino que se destruye. Es mi opinión. Muchas gracias por su atención y buenos días.
No me había percatado del otro anónimo, parece que son ustedes muy rápidos a entrar a "parar los pies" a alguien (aunque escriba sin revelar su identidad) y muy lentos a la hora de aportar constructivamente a este blog. Lo digo porque nada más que hay que ver la pobreza de aportaciones en este blog, al margen de los excelentes aportes de Manuel Cantero (no siempre). ¿Les molesta esto? Si es así, es porque vuestro amor propio no os deja, os muerde fuerte y reventáis fruto de vuestra propia soberbia. ¿Me equivoco?
ResponderEliminarAcabo de leer los últimos comentarios, después de un largo silencio...lleno de anónimos...(Excepto el Padre Cantero y Pepe AGUILAR).Por lo tanto no quiero dar lecciones a nadie, pero me pregunto: ¿Qué diría JESÚS? "MI PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY". "APRENDED DE MÍ QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN"... Y MUCHAS COSAS MÁS...
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