DAR Y SOBRAR
Desde que lee uno la 1º lectura ya vislumbra pr dónde va a
ir el tema de este domingo. Lo que narra
de Eliseo es como un anticipo en miniatura de la multiplicación de los panes
por Jesucristo,. El contexto de ese
relato de Eliseo es una gran hambre en la región de Gálgala. Ante Eliseo se
plantan los hijos de los profetas, unos 100 hombres, que tienen hambre, pero
Eliseo no tiene para darles de comer. En
eso se presenta un forastero que trae en su alforja 20 panes de cebada. Y Eliseo dice a su criado que los reparta
entre aquellos cien. Objeta con razón el criado que con eso no hay para dar de
comer a cien personas, y Eliseo le insiste en que lo haga, afirmando que habrá
para todos.
Damos el salto del tiempo y
tenemos a Jesús en el descampado, a donde había ofrecido a su apóstoles un
descanso, pero al llegar encuentra una gran masa de personas que le están
esperando, porque encuentran en Jesús ese buen corazón que se ocupa de las
personas y las atiende. Y Jesús, que había pensado aquella tarde de descanso
para sus apóstoles, tiene en su sentimiento más hondo la compasión de esas
otras gentes que están anhelantes como ovejas que no tienen pastor, imagen muy
sentida en aquella cultura. Ahí se acaba
el pretendido descanso, porque Jesús se va derechamente a aquella multitud para
atenderla. Les habla del Reinado de
Dios, les habla de una forma que embelesa, que llena los corazones. Y ni Jesús
ni ellos llegan a pararse a pensar que la tarde decae y que allí no hay para
comer, y que es multitud necesita irse a las aldeas más cercanas para buscarse
víveres. Sabemos por otros evangelistas
que fueron los propios apóstoles quienes llamaron la atención de Jesús sobre lo
avanzado de la hora, y Jesús tiene la ironía de preguntarle a Felipe qué dinero
sería necesario para comprar pan para todos.
Felpe abrió los ojos como platos, porque haría falta un dineral (aparte
de que ¿cómo se traería el cargamento de miles de panes para tanta gente? Quedaba, pues claro, que no había solución.
Para más abundamiento Andrés había hecho sus pesquisas indagando quiénes
habrían traído viandas de entre esa multitud.
Y lo único que apareció fue un muchacho con 5 panes y dos pescados. Y vuelta a la misma reflexión: Pero ¿qué es esto para tanta gente?
Está demostrado que no hay
solución humana. Y ahora entra Jesús en
acción. Con la mayor naturalidad pide que la gente se siente en la hierba de
primavera (estaba cercana la Pascua).
Toma en sus manos los 5 panes y los dos peces, realiza un gesto
eucarístico dando gracias a Dios, y va
dando trozos a los apóstoles para que “sigan repartiendo”. Debió ser un poema
el gesto de aquellos hombres…: ¿qué iban
a repartir cuando cada uno no llevaba ni medio pan en su alforja? ¡Repartieron!
Ya cada pedazo que daban, otro nuevo les quedaba… Y solo en varones
había 5000…, y hubo para todos y todas…
Y todos y todas comieron abundantemente, sin que –mientras saciaban su
hambre- llegaran a advertir plenamente lo que había pasado. Jesús, muy intencionadamente hace a sus
apóstoles recoger las sobras, y todavía llenó cada uno su alforja con los
trozos sobrantes.
Ni que decir tiene que entonces
es cuando se enardece esa multitud saciada y cuando piensan que Jesús sería el
gran “rey” de Israel, puesto que soluciona así los problemas más graves. Jesús se va perdiendo de la escena porque
aquello no es lo que Él ha buscado, y se mete por el monte y se va a orar… Si estuviéramos en el evangelio de San Juan,
desembocaríamos ahora en la gran promesa de la Eucaristía, que Jesús
multiplicará para vida y alimento de todos los siglos futuros.
La 2ª lectura nos viene como una concreción de este aspecto: Sed fieles a la vocación que habéis
recibido: humildes, afables…, con
capacidad de comprensión mutua para poder sobrellevarse con amor, esforzándose por mantener la unidad del
Espíritu con el vínculo de la paz. Diríamos, primero, porque coméis un mismo pan…, ese pan
multiplicado, con único origen, que es Jesús, y porque si no hay comunión de
ánimos, no hay Comunión auténtica en el Cuerpo de Cristo. Que de eso ya advirtió muy seriamente a los
fieles de Corinto. Pero todavía ahonda
ahora en aspectos muy profundos: Porque
somos UN SOLO CUERPO, tenemos UN ÚNICO Y SOLO ESPÍRITU SANTO, y caminamos hacia UNA SOLA Y ÚNICA ESPERANZA en
la ÚNICA VOCACIÓN a la que hemos sido llamados.. Porque –dirá en otro lugar- “si os mordéis y
os devoráis” os destruís, siendo así que todos estáis teniendo UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, UN SOLO
BAUTISMO, UN SOLO DIOS Y PADRE que lo
llena todo y los trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo.
Cae de su peso ese estribillo
del Salmo que hemos repetido: Abres Tú la mano y sacias de favores (no
sólo de pan) a todo viviente. A corazón más grande para salir de sí y
para más y mejor dar, MÁS COMUNIÓN en el Cuerpo de Cristo, más comunión de
ánimos, mas construcción de bienes repartidos, más Comunión en el regazo de un
mismo Padre.
Preparando los textos de la Misa de mañana Domingo, pienso que “Jesús se inspiraría” para la Multiplicación de panes, el Salmo viene a reforzar mi Oración, y San Pablo no tiene desperdicio…Este mundo sería un Paraíso si todos fuéramos así… Y el Evangelio…¡qué maravilloso estar “allí” sentadito en la hierba, viendo actuar a Jesús…adivinando que Él se quedaría siempre con nosotros! // Al llegar “su Oración” me lleno mucho… La espero siempre con toda mi alma
ResponderEliminarSinceramente, nunca había reflexionado sobre ese joven que pone al servicio del Señor sus panes y peces, poca cosa sin duda para alimentar a tanta multitud, pero lo pone en manos de Jesús y, El lo multiplica. Nuestros dones a veces son muy pobres, pero puestos en manos de Dios y al servicio de El, cuánto bien puede hacer.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, ésto quiere decir que todos somos instrumentos de Dios y cualquier acción nuestra, incluso indigna, puede conducir a un beneficio para la gloria de Dios.
EliminarPor supuesto de nuestra parte está que nuestras acciones sean lo mas dignas posible y encaminadas al bien.
Lo de ovejas sin pastor que comenta, yo no se si era propio de aquella cultura o no, lo que si se es que en esta se puede sentir igual. Eso es lo que me maravilla de la Biblia.
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