LITURGIA
Acudo tarde a la cita, tras un pequeño percance
respiratorio, y aunque con un breve comentario, vengo a celebrar el DOMINGO IN
ALBIS, renombrado por Juan Pablo II como DOMINGO DE LA MISERICORDIA. La primera
denominación es ancestral, desde los primeros momentos de la Iglesia,
recordando a aquellos recién bautizados que acudían a la Eucaristía revestidos
de sus túnicas blancas (“albas”), significativas de la nueva criatura que el
Bautismo, por la resurrección de Cristo, había creado en ellos. Juan Pablo se
fundamentó en las llamadas “revelaciones de Santa Faustina”, casi acabando el
siglo XX.
Litúrgicamente es el mismo domingo de resurrección, y narra
por eso la aparición que se produjo última ese domingo grande, a todos los apóstoles,
en la narración de San Juan (20,19-31), que contiene teológicamente varios aspectos
fundamentales: el envío del Espíritu Santo sobre sus apóstoles. Jesucristo lo
simboliza en el soplo (algo inmaterial) con el que trasmite el mismo poder de
Jesús, el recibido de Dios. Envío con el mismo poder del Padre,
que ha sido puesto en las manos de Jesucristo. La institución del Sacramento de la
Penitencia: a quienes vosotros
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes no se los perdonéis, no
se le perdonan. Obsérvese que el relato de Juan difiere substancialmente
del paralelo de Lucas: en Lucas hay más personas que no son apóstoles, y en
Juan sólo están los apóstoles. De ahí esas tres concesiones.
Pero además la liturgia celebra el siguiente domingo al de
Resurrección (por tanto tal día como hoy) recordando lo que ocurrió en este
octavo día, en la aparición a los apóstoles nuevamente, estando presente Tomás,
que no estuvo el día de la resurrección. Con esto la Iglesia define la octava
como parte integrante del día de Resurrección.
Y tocados esos puntos fundamentales, corto por esta vez, en
el deseo de que pronto lo tengáis, con la esencia misma de la celebración. Y al
mismo tiempo dejar tranquilos a algunos extrañados de mi falta en este amanecer
de día tan solemne.
Nos extrañamos que hoy no hubieras publicado tu magnífico comentario que siempre esperamos.Que nuestro Jesús te siga dando salud y amor.
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