LITURGIA
Breve y enjundiosa 1ª lectura, de 1Jn.4,7-10. Insiste en lo que
ha repetido ya varias veces en esta carta, y que es el estribillo al que San
Juan se aferra, porque es lo que ha recibido del Maestro: Amémonos unos a otros. La diferencia aquí es la motivación expresa
que da: ya que el amor es de Dios, y todo
el que ama ha nacido de Dios, porque
DIOS ES AMOR. Definición concisa y precisa para decir quién es Dios.
Toda persona normal sabe lo que es el amor. Luego están esos amores paradigmáticos
como el amor de los padres y en especial el singular amor de una madre. Pues
bien: eso no es más que el reflejo, y reflejo lejano, de lo que es el AMOR con
mayúscula. PORQUE DIOS ES AMOR. Todo amor por sublime que sea, es sólo una
imagen del amor de Dios. Dios es AMOR sin brizna de egoísmo. Es el amor puro y
perfecto, el amor infinito, o amor llevado al extremo mayor, que se sale de las
coordenadas humanas.
Y si Dios es amor, ¿cómo es posible que haya quienes temen
a Dios? ¿Cómo es posible que se tema al amor limpio y puro de quien sobrepasa
el amor de una madre: que si una madre se
olvidara del hijo d sus entrañas, Dios no se olvidará nunca. De ahí que
Pablo, en la línea de un conocimiento profundo de Dios, nos lleve a saber que no hemos recibido un espíritu de miedo para
recaer en el temor, sino un espíritu de amor por el que podemos llamar a Dios:
ABBA (Padre) (o en una traducción más íntima: Papaíto mío).
Sigue escribiendo San Juan: En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió su
Hijo al mundo para que el mundo sea salvado por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó y nos envió a su
Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Una pieza maestra de la teología joánica, que nos deja el
gran conocimiento de Dios, y con ello, el modo en que debemos relacionarnos con
él, con ternura de hijos a Padre, y con la consiguiente bondad fraternal con
nuestros prójimos.
Toda esa teología tiene su plasmación humana y tangible en el
evangelio que nos acompaña hoy: Mc.6,34-44, en el que las entrañas de Jesús se
ponen de manifiesto en aquella acción milagrosa con la que dio de comer a miles
de personas, que le habían seguido y que se habían metido en el atardecer sin
haber comido. Los discípulos piensan que es hora de despedirlos para que vayan
a buscarse viandas por los lugares cercanos. Pero Jesús les dice que ellos den
de comer a esa multitud. Era una ironía. Demasiado sabía Jesús que ellos no
tenían ni para empezar. A lo más que pueden llegar es a cinco panes y dos
pescados. Como también sabe Jesús que ellos no disponían de dinero para comprar
pan para tanta gente. Entonces ¿por qué pone en un brete a aquellos hombres?
Jesús hará resaltar de varias maneras la acción caritativa que va a realizar.
Una vez que ha quedado claro que los discípulos no pueden
resolver aquel caso, Jesús da las instrucciones de que la gente se siente sobre
la hierba, en grupos. Y tomando Jesús en sus manos los dos peces y los cinco
panes, realiza una acción eucarística, elevando sus ojos al cielo, pronunciando
la bendición y partiendo los panes en trozos que fue dando a los discípulos
para que ellos lo sigan repartiendo a la gente, en un movimiento de
multiplicación continuada hasta que todos tuvieron para comer. Dice el
evangelista que solo los hombres varones eran 5,000. Teniendo en cuenta que la
mujer siempre acude en más cantidad que los varones, ¿cuántas mujeres se
calcularían? Los estudiosos llegan a pensar que lo de los 5,000 era un dato muy
inflado, porque se hubieran contabilizado en total más de las 15,000 personas,
contando ya las mujeres y los niños.
Comieron todos y se saciaron…, y sobraron 12 cestas de pan
y de peces.
Eso es amor. Eso es poner en práctica el amor. Eso son las
entrañas de misericordia que nos explicita otro evangelista, diciendo que se le conmovieron las entrañas ante la
vista de aquella muchedumbre que le seguía y hasta se había olvidado de comer. Dios es amor, amor de obras, amor
concreto que se expresa en obras de amor.
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