LITURGIA
La secuencia que está desarrollando Marcos es muy significativa
del ambiente contrario en el que tuvo que desenvolverse Jesús en este traer
vino nuevo que no se podía echar en odres viejos. Se ha topado primero con la
crítica de los fariseos por comer con publicanos y pecadores. Jesús sale de
aquello afirmando que él viene a los que se saben pecadores; no a los que se
creen justos, santones, por el hecho de muchos cumplimientos externos y llenos
de prejuicios. Luego se ha encontrado con la duda, menos agresiva, de quienes
no entienden que los discípulos de Juan y los de los fariseos cumplan con los
ayunos rituales, muy de estilo de religión de prácticas externas, mientras que
los discípulos de Jesús no ayunan con esos ayunos legalistas. Jesús responde
que sus discípulos están de fiesta porque están con él. Tiempo tendrán de vivir
el sufrimiento y el sacrificio cuando a él le quiten la vida.
Y hoy la secuencia se completa con esa persecución solapada
de los fariseos, que parecen surgir de debajo de las piedras, y que vienen a
preguntarle a Jesús (Mc.2,23-28) por un hecho nimio y sin trascendencia
objetiva: los discípulos han pasado por entre unos sembrados de trigo y han
jugueteado con algunas espigas que han cortado y han desmenuzado entre sus
manos… ¡Y era sábado! Ahí estaba la causa del escándalo: Por qué tus discípulos hacen en sábado lo que no está permitido?
La cultura actual está muy lejos de los detalles agrícolas,
y posiblemente habrá quienes no han pasado nunca por un sembrado de trigo con
las espigas granadas. A los que hemos tenido la suerte de vivir esos hechos,
nos resulta familiar ese gesto de cortar una espiga, triturarla en la palma de
la mano y echarse los granos de trigo a la boca. Ni por hambre ni por
necesidad. Y desde luego a nadie se le ocurriría pensar que esa acción era un
trabajo. Era un juego, una fruición del mundo rural para quienes no están
dedicados a esas labores pero participan de ellas momentáneamente.
Ni más ni menos fue eso lo que hicieron los discípulos de
Jesús, a pesar de que en algunos textos paralelos se habla de que tenían
hambre. Es todo mucho más simple e inocente.
Jesús les respondió sacando a colación un hecho del
venerado David, quien en una de sus correrías con un puñado de valientes, se
había acercado al sacerdote Abiatar a buscar comida para él y sus hombres. Y no
había otro pan en aquella casa más que el que había sido presentado al Señor
(del que sólo pueden comer los sacerdotes). Se trata de un hecho de mucha mayor
envergadura, porque eran panes en alguna manera “consagrados” para Dios. Sin
embargo David no tuvo empacho en tomar aquellos panes y comer él y sus
acompañantes. Es decir: que las leyes no se han hecho para ahogar a los
hombres, y que dado el momento oportuno, las leyes pueden saltarse en aras de
un beneficio mayor.
Concluye entonces Jesús con un principio básico para el
comportamiento: que el sábado se hizo
para beneficio del hombre y no el hombre esclavizado por el sábado; la ley
está para favorecer y no para dificultar.
Para concluir con una afirmación que debió sonarles a
blasfemia, pero que para Jesús era una afirmación de su labor en el mundo: El Hijo del hombre es señor también del
sábado. Por consiguiente estaba por encima de una ley, tanto más cuanto que
ellos la habían llevado a un terreno ridículo y exagerado. Lo que en la mente
de Moisés, que traduce el proyecto de Dios, el descanso sabático tenía una
doble finalidad: de una parte lo que hoy llamaríamos “higiene del trabajo”:
parar las labores de la semana para descansar y reponer fuerzas. De otra parte,
ya que se tiene toda la semana para la utilidad de la persona, tener un día en
blanco para poder dedicar un tiempo a Dios en el culto a Dios. Por eso ”el
sábado está hecho para el hombre” en
esas dos dimensiones, y no al hombre supeditado al sábado para atosigarlo más
con preceptos vacíos de mera prohibición.
No he tocado la 1ª lectura (Heb.6,10-20) porque es una
disquisición de tipo rabínico muy oriental, que queda tan poco clara “en
directo” como en lo que se puede intentar dar en explicaciones. Me ahorro y os
ahorro el trabajo. Baste su lectura y lo que cada uno pueda encontrar de luz en
alguna de sus afirmaciones.
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