6º día para pedir por la unión de las Iglesias
Liturgia:
2Sam.6,12-15.17-19 nos muestra el
entusiasmo y respeto de David por el Arca sagrada, a la que trae para
establecerla en Jerusalén, desde donde presida a todos sus reinos. El propio
rey danza delante del arca del Señor hasta que la instalaron en el centro de la
tienda que David le había preparado.
David ofrece holocaustos y sacrificios en honor de Dios, y
reparte unos bollos de pan y tajadas de carne y un pastel de pasas para
festejar el acontecimiento.
El pueblo participó de la fiesta y cuando el arca quedó
entronizada, cada uno marchó a su casa.
Lo que queda patente es el sentido religioso del rey y
juntamente la participación que en esa fiesta tuvo el pueblo.
Mc.3,31-35 es –pienso yo- complemento de lo que veíamos el
sábado (vv.20-21) cuando los parientes de Jesús pretendieron llevárselo por
pensar que no estaba en sus cabales, porque se dedicaba tanto a la gente que no
le quedaba tiempo para comer.
No consiguieron su intento
y hubieron de marcharse con las manos vacías, pero con la idea de
volver. Lo que pasa es que ya lo harían con una fuerza mayor, trayendo a su
madre. Es evidente que a María no le presentaron el tema de frente y que más
bien le hicieron creer que iban a ver a Jesús y que ella podía acompañarles.
María era consciente de la misión de Jesús y ella no iba a
ser quien le estorbara sus planes. Pero los familiares la llevaban con una
intención de sacar a Jesús de su labor.
Por eso llegan adonde está él y estaba Jesús en su obra de
enseñanza del reino de Dios, muy metido en lo que estaba haciendo, y por tanto,
ajeno a lo que ocurría a su alrededor.
Los familiares le mandan un recado muy estudiado: Tu madre y tus hermanos están ahí y quieren
verte. Ponían de señuelo a “su madre”, pensando que de esa manera Jesús
acudiría de momento. Pero Jesús está en lo que está y, además, conoce a su
madre muy bien y sabe que ella no es partícipe de aquel recado. Por lo que su
respuesta al mensajero fue de doble sentido. Una parte más directamente
referida a los familiares, pasando su mirada por el corro, era que su madre y sus hermanos en aquel momento
eran los que tenía delante. Y una segunda parte que es una referencia y
alabanza a su madre, que sabe él que sigue a ciegas la voluntad de Dios: El que hace la voluntad de Dios, ese es mi
hermano y mi hermana y mi madre. Y Jesús no se movió de lo que estaba
haciendo. Reconocía en su madre la persona fiel a Dios en todos los extremos, y
daba a los parientes la gran lección de que él estaba en la misión que tenía
que estar.
Una vez más nos traslada esto a la realidad de la familia
en relación con la fidelidad a Dios. La familia tiene un papel muy importante
en la formación espiritual y religiosa de los adolescentes y jóvenes. Bien
sabido es que todo no depende de la familia, en un contexto como el actual en
que hay un bombardeo de desinformación que proviene de compañeros, profesores,
redes sociales y medios de comunicación. Pero una buena parte sí depende de los
principios que hayan inculcado y de la prudente vigilancia que se haya tenido
en las edades difíciles de los hijos. Y no abogo por un control exhaustivo de
cada detalle sino por los aspectos básicos que deben prevalecer en el rol
familiar.
La persona que a mí me introdujo en la informática tenía un
hijo pequeño de pocos años. Y su padre le enseñó el ordenador y le dijo: puedes
tocar todo pero no debes tocar esto y esto y esto. Y el hijo aprendió a utilizar debidamente el ordenador, con toda
aquella libertad, y con las “teclas” que no debía tocar.
Pues ese es el principio de la libertad y de la educación
en la familia. Amplitud para que los jóvenes se conduzcan, pero cuatro “teclas”
muy definidas que no se deben sobrepasar. Y cuando en una familia se dejan muy
claros determinados principios y formas de conducta, hay mucha más posibilidad
de que aquellos principios duren toda la vida. Mi madre y mis hermanos son los hacen la voluntad de mi Padre que está
en los cielos.
Muchos santos se identificaron con Jesús , tomaron al pie de la letra sus enseñanzas; otros , muchos también,no menos santos, compartieron la misión apostólica con los suyos, en casa.Anosotros se nos pide que cumplamos nuestro deber con amor, envuelto en cariño y generosidad. Los que están a nuestro lado son hermanos que deben ser muy queridos.Los que están fuera, nuestra madre y nuestros hermanos...A todos hemos de acoger porque es la voluntad de Dios., Padre de todos los hombres.
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