El papa Francisco llegó como todos los miércoles a la audiencia
general que se realizó en el Aula Pablo VI del Vaticano, debido al frío del
invierno europeo. Los miles de peregrinos que allí le esperaban lo recibieron
con gran entusiasmo y no faltó la oportunidad para que el Santo Padre pudiera
bendecir a algunos niños y enfermos.
En el resumen de la catequesis que realizó en idioma español el
Papa recordó que “siguiendo con la lectura de la Carta a los Tesalonicenses,
reflexionamos hoy con san Pablo sobre la dimensión comunitaria y eclesial de la
esperanza cristiana”.
Señaló así que “la esperanza, para alimentarse, tiene necesidad
de un ‘cuerpo’, en el que todos los miembros se sostienen y se animan”, sin
olvidar que “Nosotros formamos parte de un cuerpo que es la Iglesia, y estamos
llamados a sostenernos mutuamente en la esperanza”.
“De aquí la necesidad -prosiguió Francisco- de rezar unos por
otros, en especial por aquellos que tienen una responsabilidad o se encuentran
en dificultad”.
Recordó también que “muchos hermanos nuestros nos enseñan a
esperar y a mantener viva la esperanza. Los pobres y los humildes nos dan un
gran testimonio de esto, porque experimentan cada día muchas pruebas, pero
saben que más allá de la tristeza está el Señor, que es rico en misericordia y
en paz”.
Aseguró además que “la Iglesia, este cuerpo al que pertenecemos,
está animada por el Espíritu Santo. Su presencia en nosotros nos alienta a no
temer algún mal, pues el Señor está a nuestro lado y nos cuida siempre”.
Al concluir el resumen, el
Pontífice saludó “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en
particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los animo a invocar la
presencia del Espíritu Santo en sus vidas, también en medio de sus familias y
comunidades, para que se avive en nosotros la llama de la caridad y nos haga
signos vivos de la esperanza para toda la familia humana”.
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