En ese miércoles frío y nublado en Italia, miles de peregrinos
reunidos en la plaza de San Pedro recibieron a santo padre Francisco con calor
y entusiasmo. El Papa ingresó en el jeep abierto, saludando a todos y
bendiciendo a algunos niños y ancianos. En la catequesis Francisco prosiguió
con el ciclo sobre el tema de la esperanza cristiana, porque “en la esperanza
nos reconocemos todos salvados”.
En el resumen de la catequesis que el Pontífice hizo en español,
recordó a los presentes que “la creación es un don maravilloso que Dios ha
puesto en nuestras manos para que entremos en relación con él y colaboremos en
su designio de amor”.
“Sin embargo –prosiguió Francisco– experimentamos constantemente
el pecado que daña nuestra comunión con Dios y con todo lo que nos rodea. Ante
este drama, el Señor no nos deja solos, nos ofrece una prospectiva nueva de
salvación universal”, dijo.
El Papa recuerda que “el apóstol Pablo nos invita a que
escuchemos los gemidos de toda la creación, que sufre las consecuencias del
pecado; y así mismo, nos anima a mantener firme la esperanza porque hemos sido
salvados por el Señor”.
“A través de su Resurrección, contemplamos los signos de la
nueva creación. El cristiano vive en el mundo y sufre los signos del mal y del
egoísmo pero, al mismo tiempo, ve todo con los ojos de la Pascua; sabe que
ahora vive un momento de espera, que va más allá del momento presente” dijo.
“No nos dejemos llevar –exhortó el Papa– por la desilusión o el
pesimismo. El Señor quiere sanar con su misericordia los corazones heridos y
humillados. Todo lo que el hombre ha desfigurado en su impiedad, él lo recrea y
reconcilia en su amor”.
Francisco concluyó esta parte de la catequesis saludando a los
peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y
Latinoamérica.
“Los invito –dijo– a pedir con insistencia la presencia del
Espíritu Santo en sus vidas. Él nos asiste para que vayamos más allá de las
apariencias negativas del presente y aguardemos con esperanza los cielos nuevos
y la tierra nueva, que el Señor prepara para toda la humanidad”.
Después del resumen de la catequesis en los diversos idiomas, el
Santo Padre saludó a diversos grupos de peregrinos allí presentes y dirigió un
llamado ante la grave situación que atraviesa el Sud Sudán.
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