PRIMER VIERNES.- Día mensual de la Red de Oración Mundial del Papa.
[Antes: Apostolado de
la Oración]
Liturgia.- Ntra. Sra. del Rosario
A fe que está bien dicho que el
rosario es el evangelio de los sencillos. La casi totalidad de sus
misterios -18- están centrados en hechos evangélicos. Sólo quedan en tema de
Tradición eclesial (que en realidad tienen la misma validez), la asunción de
María y la “Coronación como Reina de Cielos y Tierra”. Todos los demás van
recogiendo momentos excelentes de la vida de Jesús, desde su Encarnación hasta
la asunción de María en cuerpo y alma al Cielo.
Hoy día se ha enriquecido el rosario, bien con lectura del
tema evangélico, bien con una breve referencia al hecho que se contempla, como
una introducción a cada misterio.
Arrancan del inconmensurable hecho del anuncio del ángel a María y la Encarnación del Hijo de Dios, hecho
del que depende toda la historia de la salvación, todo el misterio de la
redención, que precisamente da contenido a todo el rezo, con el “ave María” que pronunció el ángel.
Después de la anunciación, María marcho a la montaña de
Judea y visitó a su prima Isabel.
Isabel completó las palabras del ángel, por lo que en la repetición de esa
oración a través del rosario, estamos repitiéndole a María, nuestra Madre,
palabras tan dulces y emocionantes como ella escuchó entonces.
Le sigue el
nacimiento en Belén del Hijo de Dios, otro momento de gran trascendencia y
de tierna devoción.
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Así, el paso de los 4 primeros misterios del rosario nos
introducen en los comienzos de la vida oculta de Jesús, donde ya se da el hecho
del Niño en el Templo a los 12 años..
Juan Pablo II introdujo unos “misterios luminosos” que se
refieren a la vida pública, una etapa que no había contemplado el rezo del
rosario, pero que tiene una singular importancia porque nos aportan 5
pinceladas de esa riqueza inagotable que es la vida de Jesús en medio de su
pueblo:
El bautismo de Jesús
en el Jordán, momento esencial para muchos comentaristas que lo consideran
el punto de la llamada mesiánica de Jesús.
Las bodas de Caná,
otro hito en el evangelio, en el que Jesús se dirige a María como “Mujer”, que hace
una conexión de María con la historia de la salvación anunciada ya en el
Génesis.
La predicación de
Jesús y la llamada a la conversión. No cita un momento concreto pero
prácticamente abarca toda la vida pública. “Convertíos porque el reino de Dios
está cerca de vosotros”, fueron palabras de Jesús.
La transfiguración
del Señor, de tanto contenido porque une a la vez la cruz y la luz, el
anuncio de pasión y el triunfo de la resurrección, con la voz del Padre que
llama a escuchar a Jesús.
La institución de la
Eucaristía. Realidad sublime que permanece activa y real ahora mismo entre
nosotros, y que nos trae la inefable presencia de Jesús en el Sacramento.
Sigue la Pasión con los llamados “misterios dolorosos”, que
recogen esas situaciones terribles por las que pasó Jesús: Oración y agonía en el huerto de los Olivos, la flagelación, la
coronación de espinas… Todos ellos momentos descritos más o menos
ampliamente en los diversos evangelistas. Jesús
con la cruz a cuestas, camino del Calvario, del que hay varios detalles en
los textos evangélicos (y otros que ha añadido la piedad popular: la Verónica,
el encuentro de Jesús con su madre; por cierto que suprimidas por Juan Pablo II
esas estaciones del Vía Crucis tradicional), y la crucifixión, momento definitivo en la obra de la Redención.
El desemboque substancial y que marca la razón de ser de
todo lo anterior, viene dado por los “misterios gloriosos”. El primero la resurrección de Jesús no se refiere a
un momento puntual concreto que fuera el de resucitar (que ese no se narra en
los evangelios), sino a la constatación del Cristo resucitado y aparecido. La ascensión, que da fin a los hechos de
Cristo. La venida del Espíritu Santo,
que constituye el comienzo de la Iglesia (narrado en los Hechos de los Apóstoles).
La asunción de María y su coronación como
Reina en el Cielo (a lo que ya he hecho referencia). Ha sido un recorrido
muy completo por la vida de Jesús, y la participación de María en esa historia
de la salvación.
Todo eso lleva de “música de fondo” el mantra de las avemarías,
como repetición sostenida de referencia mariana, que hacen del rosario la
oración vocal preferida por la Iglesia, recomendada por los papas, y base de
muchas espiritualidades cristianas. Pero no son más importantes esas avemarías sino la contemplación de los misterios. Cosa que merece la pena recalcar y
recordar y hacer recordar.
La Virgen del Rosario.
ResponderEliminarEl nombre de Rosario, en la lengua castellana, proviene del conjunto de oraciones, a modo de rosas, dedicadas a la Virgen. Tambien como rosas fueron los días de la Virgen:"rosas blancas y rosas rojas; blancas de serenidad y pureza, rojas de sufrimiento y amor. San Bernardo, un enamorado de la Virgen, dice que la misma Virgen fue una rosa de nieve y de sangre.
Despues de contemplar los misterios de la vida de Jesús y Maria, terminamos el Santo Rosario con la letanía lauretana que comenzaron a cantarse solemnemente en el santurio de Loreto ( de donde procede el nombre de lauretana)hacia el año 1509, pero recogen una tradición antiquísima. De allí se extendieron a toda la Iglesia.
Cada título es una jaculatoria llena de amor que dirigimos a la Virgen y nos muestra un aspecto de la riqueza del alma de María. Al detenernos despacio en cada una de estas advocaciones podemos maravillarnos de la riqueza espiritual , casi infinita,con que Dios la ha adornado.Nos produce una inmensa alegría tener una Madre así.