El Nombre de María
He celebrado la Eucaristía en una casa de religiosas. Me han puesto
como lecturas las que señala una Misa votiva del NOMBRE DE MARÍA. Lamento que
no he conseguido memorizar la cita de la 1ª lectura del libro del Eclesiástico,
que da pie a una explicitación del sentido del “nombre” y aunque he tratado de
localizarla en la Biblia no lo he conseguido.
El Evangelio ha sido el consabido de la anunciación, en el
que se dice expresamente que el nombre de
la virgen ERA María. Algunas traducciones lo “occidentalizan” y dicen: “la
Virgen se llamaba María”. Creo que es más sugerente el otro, desde una
concepción bíblica, porque no es que “se llamara” porque así le pusieron sus
padres, sino que tenía ya un nombre
en la mente de Dios, un nombre que respondía a una voluntad de Dios desde la
eternidad, y que ya en el libro del Eclesiástico se expresa como plenitud de
gracias, y que el ángel saluda precisamente así: Dios te salve, LLENA DE GRACIA. Y no le pone el nombre en este momento.
Lo dirá después: No temas, María. Se me antoja que “Dios te salve” y “No temas” forman un paralelo que se
completa con otro: “llena de Gracia” y “María”. Por eso el nombre da la virgen ERA
María. Ya le venía dado y expresaba la personalidad de aquella muchacha de
Nazaret.
De ahí que celebrar hoy EL NOMBRE DE MARÍA va mucho más
allá –en la mente de la Iglesia- que decir que “se llamaba” de una manera como
podría haberse llamado de otra. Hoy nos lleva esta memoria litúrgica a un
encuentro personal con María y a preguntarnos a nosotros mismos sobre ese
NOMBRE –que no es el nuestro de pila- sino el que Dios tuvo para nosotros en su
mente –y sigue teniendo- en esa ilusión de Dios sobre cada uno. De ahí esa “jaculatoria
personal” que yo me digo a mí mismo: no
renuncio a ser como Dios me sueña…, como es el nombre por el que Dios me conoce y que encierra tantos proyectos de
Dios sobre cada persona. Porque en la mente de Dios no somos “unas piezas en
serie” sino individualizados con nuestro nombre propio…, aquel que supone la
mayor grandeza de nuestra realidad personal.
" Dios te salva María"....Es tu santo, el de todos tus hijos. Recibe nuestra felicitación emocionada, llena de confianza en el poder de tu nombre santísimo.Con la Iglesia alegrémonos venerando el nombre de María para merecer llegar a las eternas alegrías del cielo.
ResponderEliminarEl Santísimo y Dulce Nombre de María será para nosotros señal de victoria.Ella va luminosa delante de nosotros señalando el camino.....
Nos apropiamos las palabras de San Bernardo :Siguiéndola a Ella ,no te desviarás.Rogándola,serás fuerte.Mirándola ,no te equivocarás.Agarrándote,no caerás.Siendo Ella protectora,no temerás.Capitana,no te fatigarás.Siendo propicia ,llegarás.
¡FELICIDADES, MADRE!
ResponderEliminarGabriel, uno de los Mensajeros de Dios, saluda a María y su saludo resulta muy extraño dada la sensibilidad judía. Ya es extraño que Gabriel que significa"Fuerza de Dios", fuera enviado a una mujer virgen, débil, impotente, y que, concretamente, le dirija un saludo, era mal visto entre los rabinos saludar a una mujer. Dirigir la palabra a una mujer era algo impuro. Dios rompe los esquemas sociales y le envía a Gabriel, uno de sus mejores Mensajeros.¡ Alégrate, María! (chaire),el saludo usual griego;¿Por qué un saludo griego si María era judía? eL Señor lo sabe. María estaba llena de gracia y protegida para llevar a cabo una grandísima Misión. Tengo que acabar¡Feliz fin de semana con María!