Liturgia
San Pablo suele iniciar sus cartas con un “título personal” que –por decirlo
así- prologa el resto de esa carta. Y
la 1º que dirige a su discípulo Timoteo (1, 1-2) es la siguiente: Pablo, apóstol de Cristo Jesús por disposición
de Dios salvador y de Jesucristo nuestra esperanza… O sea: tiene una
autoridad en lo que va a decir a su discípulo Timoteo, verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y
la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Es el exordio de
toda la carta y en el clima interior con que ha de leerla Timoteo.
Salta luego la cita a los versículos 12-14, y también se
refieren al mismo Pablo: da gracias a
Cristo Jesús que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio; eso
que yo antes era un perseguidor, un blasfemo… Pero Dios tuvo compasión de mí porque
yo no era creyente y no sabía lo que hacía. Dios derrochó su gracia en mí,
dándome la fe y el amor cristiano. Ya sabe Timoteo quién es Pablo y cómo
Pablo no se apoya en sí sino en el milagro que Dios ha obrado en él…; la
elección que Dios ha hecho…; de dónde proviene (perseguidor y violento) y
adonde la ha llevado Dios con el derroche de su gracia… Hoy es un apóstol lleno
de fe en Cristo Jesús y lleno de amor cristiano. Quiere decir que posee una
autoridad para conducir a Timoteo, orientarlo, encomendarle la misión, en virtud
de ese derroche que Dios ha tenido con Pablo.
El evangelio –Lc 6, 39-42- continúa la línea iniciada ayer:
amad a vuestros enemigos; sed compasivos
con la compasión de Dios; no juzguéis; sed generosos en dar. Todo eso
arranca desde una premisa fundamental: uno tiene que ser persona ejemplar para
poder presentarse como testigo de la fe. Lo contrario es pretender guiar a
otros (ciegos) siendo ciego uno mismo. ¿Acaso tiene sentido que un ciego guíe a
otro ciego? Los dos caen en el hoyo.
Y como Jesús no se queda en palabras, pasa a la parábola con la que ilustrar la
respuesta. Es ciego quien tiene una vida en el propio ojo. [A Jesús le gusta irse
al extremo de la exageración, y se ha ido nada menos que al imposible de tener
una viga en un ojo]. ¡Imposibilitado para ver! Y sin embargo pretende ir al
otro para sacarle la paja que tiene en su
ojo. Es muy fácil de entender: uno critica a otro o lo juzga por un
determinado defecto… Y resulta que él tiene el mismo defecto y mucho mayor. Si
fuéramos observadores descubriríamos que el que juzga un hecho del otro, él
mismo tiene ese defecto. Y lo que ve en el otro como fallo o deficiencia, él lo
justifica en sí mismo. ¡Siempre tiene una disculpa a flor de labios! Y el otro
¿no tendrá la misma disculpa o incluso mayor? ¿Por qué yo no veo mi viga y sin
embargo estoy viendo la paja ajena?
Si ayer se nos exhortaba a ser compasivos con la compasión de Dios, hoy habría que decir muy
llanamente que hemos de ser humanos con la madurez de personas humanas. Y que
bastaría esa madurez para evitar la mayoría de los juicios que hacemos y de las
críticas que emitimos. Bastaría saber tomar una mínima distancia de un hecho o
una situación y evitaríamos muchos enjuiciamientos que nos salen al buen
tun-tun.
Y que hay personas (más de la cuenta) que tienen un
especial olfato para descubrir “el defecto” ajeno; para ver la vida en
negativo; para ver siempre la media botella vacía. Y si fueran capaces de
volver la vista “por pasiva” descubrirían que de lo mismo que se quejan están
siendo causantes y protagonistas. Quien ve u oye desde fuera, desde la
distancia, capta fácilmente la mentira de la vida…, de la queja de tal persona.
¡Cuántas veces el problema real de un determinado momento en la vida de un
colectivo (sea familiar o de otro tipo) está provocado por las posturas
intransigentes y dominantes de los mismos que luego se sienten víctimas! Me es muy elocuente el conocido ejemplo de
los dos perros, uno pacífico y otro agresivo, que entran en una habitación de
mil espejos. El pacífico siente el gozo de mil perros cariñosos que le mueven
el rabo…, ¡su propio rabo juguetón!, y sale de allí considerando qué delicioso
es ese lugar. Por el contrario, el rabioso ladrador que enseña los dientes y
gruñe, sale de allí escapado porque se ha encontrado con mil perros que ladran,
gruñen y enseñan los dientes agresivamente. Creo que debiéramos aprender de ese
ejemplo, porque la mayoría de las veces que nos sentimos bien o mal, no está
provocado por “los otros” sino que somos nosotros mismos los que nos ganamos
esa acogida o ese desprecio, esa felicidad o ese disgusto.
Pues tan claro
como es eso, ¡todavía seguiremos viendo en los otros “la causa de nuestros
males!
San Pablo abre a Timoteo su corazón y le cuenta cómo el Señor ha tenido con él un derroche de gracia a pesar de haber sido perseguidor de cristianos.
ResponderEliminarLo mismo podemos afirmar nosotros :Dios nos creó y nos ha dado gratuitamente la dignidad más grande :ser hijos suyos y sentirnos muy queridos por nuestro Padre Dios.Sentirnos hijos de Dios nos debe llevar a no tener temor alguno en la vida.Estamos en buenas manos en la calma y en la tempestad.
Portarnos como hijos de Dios,con los hijos de Dios; ver a las gentes como Cristo las veía,con amor y comprensión.Siguiendo ese camino pasaremos por la vida con serenidad y paz.
"Nada nos impide llegar a ser como Pablo", lo ha dicho San Juan Crisóstomo, porque contando con la gracia de Dios podemos santificarnos proclamando la Buena Nueva y siguiendo a Cristo.
ResponderEliminarPablo de Tarso, persona histórica, es considerado universalmente, junto a Jesús de Nazaret, clave para la comprensión del cristianismo como fenómeno religioso.En cualquier intento de aproximación al cristianismo, hay que pasar por Pablo.Él no perteneció al grupo de los testigos del Señor. Cuando se agregó a la Comunidad ya estaba organizada en torno a los Apóstoles y ya estaba dotada de una tradición; no obstante, la Iglesia de todos los tiempos le debe su conciencia y su estilo de universalidad.
Pablo era un buen fariseo, acudía cada sábado a la Sinagoga y, como "buen fariseo"era un buen perseguidor de los cristianos.En su carta a los Filipenses, enumera todas las cosas que, antes de su conversión a Cristo constituían un motivo de orgullopara él, "como era ser israelita, haber sido circuncidado al octavo día, ser miembro del pueblo de Israel, del linaje de Benjamín, descendiente de Abrahan, hebreo de pura cepa y fariseo según la ley.."
Pablo cristiano, también fue perseguido y esuvo expuesto a frecuentes y graves peligros. Enamorado de Jesús Resucitado, llevaba en su propio cuerpo la Muerte de Jesús. Viviendo sin morada fija ni familia propia, parece ser que valoraba el dolor y los peligros como solidaridad con su Señor, como comunión en sus padecimientos y prueba de pertenencia, como lo dice en las Cartas.En realidad,era un hombre apasionado y místico aunque, contradictorio:Se pasó la vida persiguiendo a Jesús y después exponiendo su vida por predicar a Jesús...Un hombre con capacidad de amar hasta la ternura o de herir con alevosía. Con una personalidad como la suya, tuvo muchos conflictos, incluso con Bernabé y Pedro, sobre todo al empezar su Misión.
Señor, ayúdanos a reconocer nuestros defectos y a ser tolerantes con todos.AMÉN
Lo que más me ha llamado la atención de sus comentarios es la palabra “COMPASIÓN”: “Sed compasivos con la compasión de Dios”…Y me viene a la memoria: “Sed misericordiosos como…vuestro Padre Celestial es Misericordioso…” Y en algún Salmo repetimos: “El Señor es ‘compasivo’ y ‘misericordioso’… Dos palabras que te llegan al corazón… ¡y que nunca se endurezca!
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