La economía de
la Gracia
La carta a los Hebreos
avanza hoy en la idea. En 10, 1-10, presenta una imagen muy expresiva de Cristo
entrando en el mundo –la encarnación- como ese momento en que se dirige al
Padre y le dice que sabe bien que está ya
harto de holocaustos y sacrificios que se ofrecen según la Ley. Es todo el
sistema que ha presidido la etapa primera de la historia de la salvación. El
Pueblo de Dios ha avanzado a base de mandatos, preceptos y prohibiciones, que
la Ley les fue marcando, como al niño pequeño al que hay que conducir con
enseñanzas muy concretas que el niño ha de cumplir o evitar. Los holocaustos y
sacrificios, como expresiones del rendimiento del pueblo ante Dios, la sangre
de toros y machos cabríos y becerros significando la entrega de un pueblo que daría
su propia sangre, han ido perdiendo valor vital. Y sobre todo, se quedaba en lo
exterior del ofrecimiento o de la buena voluntad.
Y Cristo va a cambiar todo el sistema. Y no va a ser ni la
Ley externa, ni la sangre vicaria de animales. Ahora SOY YO MISMO quien va a
ofrecerse; por eso te digo: AQUÍ ESTOY para hacer tu voluntad. Se ha acabado el
régimen antiguo. Ahora SOY YO MISMO QUIEN SE OFRECE. Y como toda la acumulación
de ritos antiguos había sido un signo de una salvación, ahora Yo asumo y recopilo
y elevo todo aquello, y soy Yo quien me ofrezco. Por eso Padre, aquí estoy PARA HACER TU
VOLUNTAD. Cuanto se había hecho era en orden a que la voluntad tuya
salvadora llegara a ser una realidad: Yo vengo a hacer en todo esa voluntad
tuya.
La ley es sustituida por la Gracia. El esfuerzo humano es
sustituido por el don de Dios. La sangre de animales, por mi propia sangre. La salvación ya será así un hecho que está
realizado, y no “un esfuerzo que alcanzar” por el hombre. [Esto es lo que
se llama la economía de la Gracia (=designio
divino de salvación, la forma de obrar de Dios en la historia de la salvación)].
A partir de ahí la salvación ya no es el fruto del esfuerzo
del hombre para ir alcanzando peldaños de salvación, sino la adhesión e
incorporación de la persona humana a la salvación que YA ESTÁHECHA Y ALCANZADA
por los méritos de Jesucristo: todos
quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una
vez para siempre. Así concluye la lectura de hoy.
El evangelio de Marcos 3, 31-35 –aunque no aparezca así en
el texto- lo interpreto como el segundo envite de los familiares de Jesús, que
no habían podido llevarse a Jesús con ellos (considerándolo como “fuera de sí),
y que ahora vuelven a la carga y con un añadido: han atraído –sin que Ella lo
sepa- a la Madre de Jesús, para hacer fuerza en el intento de quitar a Jesús de
aquel camino que ha emprendido.
No lo expresa así el texto pero la reacción de Jesús se me
antoja muy significativa. Cuando Él está en sus catequesis y le envían el
recado de que allí están su madre y sus
hermanos, lejos de moverse, de ir a darle un abrazo a su madre (que hacía
tiempo que no veía), se queda donde está, extiende sus brazos hacia aquellos
que tiene delante, y dice: ¿Quiénes son
mi madre y mis hermanos? –Estos son mi madre y mis hermanos. El que hace la
voluntad de Dios ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. Quedaba claro que
a Jesús no lo sacaban de su misión ni por estratagemas afectivas. Bien define a
su madre como la persona ejemplar que hace la voluntad de Dios. Y por eso mismo
sabe Él que su Madre no está implicada en aquello. Su madre es su madre porque
hace la voluntad de Dios. Y aquellos que escuchan, y Él mismo, han puesto la
voluntad de Dios por encima de los afectos y las conveniencias.
Dios no cesa de llamar a sus elegidos "Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre, para la tierra que Yo te indicaré".(Gén, 12). Dentro de aquella Casa, están los que creen en Jesús, todos están unidos por la misma Fe; no se queda en unos cuantos; es una Casa de puertas abiertas a todo el que quiere entrar...Los que están fuera, todavía no pertenecen a la familia de Jesús- excepción hecha de la Madre de Jesús. Jesús ni se inmuta y sigue con su Catequesis. Él se siente hermano de todo aquel que hace la voluntad de Dios, de quién escucha su Palabra, del que sale de sí mismo y lo busca. Jesús, no está loco, pero tiene un corazón universal que le obliga a correr detrás de la Humanidad entera para establecer con cada uno una relación de hermanos como auténticos hijos de Dios. Al día de hoy , todos reconocemos al Mesías nuestro Redentor, siempre unido a su Iglesia o Pueblo de Dios.
ResponderEliminarEn la oración de hoy ,podemos examinar si deseamos cumplir siempre lo que Dios quiere se nosotros,en lo grande y en lo npequeño,en lo que nos agrada y en lo que nos desagrada.
ResponderEliminarLa voluntad de Dios se manifiesta en aquellos sucesos que Él permite,y que siempre están dirigidos a un mayor bien si premanecemos junto a nuestro Padre Dios,con más confianza ,con más amor.
Hay una providencia oculta detrás de cada acontecimiento: todo está ordenado y dispuesto, también aquello que no entendemos,aquello que nuestra voluntad se resiste en un principio a admitir,para que sirva al bien de todos.En nuestra vida no comprenderemos del todo cada uno de los acontecimientos que Dios permite.
Pedir fuerzas a nuestro Padre Dios ,pedir que las contrariedades pasen si es su voluntad,y gracias para sacar el mayor frutu sobrenatural y humano de aquello que al principio sólo se veía
bajo el aspecto de mal irreparable.