LA PALABRA DE
DIOS
Uno de los textos más
hermosos: La palabra de Dios es viva y
eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde
se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e
intenciones del corazón. Nada se oculta; todo esta patente y descubierto a los
ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas (Hebreos 4, 12-16).
Aunque no diera tiempo a más explicaciones, bien merece la
pena detenerse en ese texto. La palabra de Dios es la Sagrada
Escritura, la Biblia, la palabra revelada por Dios y que atraviesa
diagonalmente toda la historia de la salvación.. Esa palabra de Dios es viva.
¡Eso es lo grande!: que no es una obra de literatura, no es un mero libro de
moda, ni siquiera una historia de sucesos humanos. Es algo que está trascendido
por Dios, que le da vida y que llega a nosotros como algo vivo, presente,
actual, espejo donde cada uno se ve reflejado y a su vez nos proyecta nuestra
imagen pero de muy diversa manera.
Porque es eficaz. No simplemente se lee ni
solamente produce emoción sino que entra dentro de cada persona y la envuelve
en una realidad que ya no puede verse como algo ajeno.
Porque es tajante…: abre brecha en quien se
llega a ella. Es más que espada de doble filo, penetrante… Ante la palabra
que trasmite Dios no queda posibilidad de soslayarla impunemente. Habrá quien
no llegue a ella; habrá quien se ponga la escafandra para aislarse. Pero en
cuanto roce la palabra de Dios, se encontrará la persona con que esa palabra
HABLA, PIDE, ENSEÑA, PENETRA… Que,
por eso mismo hay tantas escafandras en un mundo que no quiere toparse con otra
verdad que no sea la “propia”.
De ahí que en cuanto se le abra la rendija, entra hasta el punto donde se dividen alma y
espíritu, coyunturas y tuétanos. Bellamente se dice que abarca a la persona
entera y en las profundidades más recónditas de su ser.
Por eso juzga los deseos e intenciones del corazón.
Y no es que la palabra juzga sino que uno se encuentra reflejado en su espejo
nítido y aparecen de momento las “facciones” más íntimas del corazón…, los
sentimientos, aún ocultos, los pensamientos que brotan del corazón de la
persona. Ante la palabra de Dios surge –aun sin querer- la interpelación… No se
puede estar ante la palabra de Dios y mantenerse indiferente, abúlico, mero
espectador. Nada se oculta, todo está patente… Es que –como sigue la frase-
no está uno ante un texto, un discurso, un sermón…, sino a los ojos de AQUEL a quien hemos
de rendir cuentas. La “palabra” pasa a ser PALABRA. Y bien sea como
anuncio en el Antiguo Testamento, bien sea la
Palabra que se ha hecho carne y habita entre nosotros, la PALBRA es el
propio Dios encarnado en Cristo. Es el propio Jesús que se nos manifiesta vivo
y de mirada profunda que nos está calando hasta el último repliegue de nuestro
ser.
No puede extrañarnos, entonces, que aquel día que Jesús, al pasar vio a Leví… (lo miró, se fijó en él, en el publicano…), Leví se
quedara transido por aquellos ojos de Jesús y reaccionara en seguimiento
desprendido a la llamada que le hizo: Sígueme.
Se levantó y lo siguió. Esa PALABRA le penetra, y ya ha visto todo… Leví ha quedado al descubierto y –lo grande
de todo- es que lo celebra con una fiesta. La
palabra no le deja ya seguir sin más. Le cambia la vida y CON ALEGRÍA. (Mc
2, 13-17).
¿Siempre es VIVA, EFICAZ, PENETRANTE, esa palabra que revela Dios?
ResponderEliminarEvidentemente no. Porque hay "sordos" a la palabra. ("Cae al borde del camino").
Porque hay hostiles a esa palabra: "quien oye la palabra y no la pone en práctica,,,"
Porque los hay impermeables. No es que no oyen. Pero no quieren escuchar, no quieren "algo" que les constriña..., o sencillamente eligen "ignorar".
De todas formas esa palabra ESTÁ A LA PUERTA LLAMANDO; espera si alguien le abre. Y desde esa puerta, sigue ·juzgando", DISCERNIENDO. Si le abren, "entraré y comeremos juntos".
No quedará por la palabra, que tiene mucha paciencia y -de su naturaleza es ser viva y eficaz. Pero también -de su naturaleza- es muy respetuosa y no fuerza la entrada.
Todo lo cual nos está ya cuestionando hasta donde se divide "alma y espíritu" (el principio de vida y la parte espiritual de la persona; coyunturas y tuétanos", lo que hace que la perdona pueda vivir erguida como persona... Todo su ser. Hasta ahí llega la palabra cuando se le deja entrar, aunque sea por la rendija.
Dijo el Señor:"Así será mi Palabra, la que salga de mi boca, que no volverá aMí de vacío, sin que haya realizado aquello a qué la envié" ,(Is55)La palabra de Dios es eficaz y produce todo lo que expresa. Todo lo que nos ha prometido a través de sus Profetas, se ha cumplido sin que ningún mortal haya podido modificar sus planes amorosos y divinos. Sus promesas se han hecho historia y ésta es ahora medio de salvación para todo el que quiera salvarse.
ResponderEliminarNinguna palabra de Dios se pierde, porque si uno , por desgracia, la rechaza y se pierde, dará fruto en otra parte y, la voluntad de Dios, se realizará.Nuestras palabras son sonidos vacíos, aunque algunas producen buenos efectos ya que el Señor, en su bondad, las recoge y las utiliza y las transforma para que sean útiles.
Jesús nos enseñó a orar con el Padrenuestro.Cuando lo oramos con el corazón lleno de amor y de gratitud, nuestras palabras también son importantes para Dios.Él se sentará a nuestra mesa y nos invitará a la suya.