¡Cuánto más
JESÚS!
La lectura de Hb.9,2-3,
11-14, continúa la contraposición de ayer: de la antigua alianza a la nueva hay
un salto total. En la alianza antigua el
sacerdote ofrecía en el Santuario hecho por hombres. En la nueva alianza es
Cristo quien ofrece como Sumo Sacerdote que no es de origen humano. Y en el rito
antiguo se ofrecía a Dios la sangre de
animales (sangre que quería ser representativa de la donación de la propia vida
de los oferentes). Y ya tenía –por decisión de Dios-, un sentido externo
purificador.. ¡Cuánto más la Sangre de
Jesús, que se ofrece como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia
de las obras muertas!
El breve evangelio que sigue (Mc.3, 20-21) puede tomarse
muy de corrida o puede suscitarnos una honda reflexión. La vida de Jesús no
lleva una trayectoria normal. Ni por sus obras ni por su oposición a la “práctica
religiosa tradicional”, que le está atrayendo la aversión de los mentores
religiosos: los fariseos.
Llega a oídos de familiares, que se creen en la obligación
de venir a retirar a Jesús de “aquel juego peligroso”. Y se presentan a Jesús
para llevárselo con ellos y que quede recluido en su aldea de Nazaret. Porque
el modo de vivir y actuar es de alguien que no
está en su sano juicio. Se cumple al pie de la letra lo que un día dijo
Jesús en Nazaret: un profeta no es
recibido en su tierra ni entre sus familiares.
Analicemos a esos familiares: indiscutiblemente hay que
pensar que vienen de buena fe, y convencidos de que a Jesús se le ha subido a la cabeza un creerse
mesías, y está rompiendo por medio, enfrentándose a los mismos maestros
religiosos. Eso le va a traer a Jesús muchos problemas, piensan ellos, y lo
mejor es llevárselo y ponerlo a salvo en su Nazaret.
Pensando en esos familiares, están ellos asentados sobre la
fe de Israel (o la forma de fe que se ha ido desarrollando en el pueblo a
través de las enseñanzas farisaicas). Lo que no han sabido ha sido ponerse en
otra tesitura: “¿Será posible que Jesús
haya sido designado Mesías de Dios?” ¿Habrá otra realidad que ellos desconocen? Como es tan difícil dudar de uno
mismo, aquellos deudos de Jesús no han dudado nada antes de venir a Jesús para
retirarlo de la “vida” que lleva. La solución es “reducir a Jesús” y no la de “ellos
crecer”.
Y veo que esa situación fue –en general- la que acabó
dominando en el conjunto de aquel pueblo, porque cuando llegó la pasión, allí
no estuvieron las masas de los seguidores, las muchedumbres que lo apretujaban,
los miles del desierto…
Y me hace pensar. Porque la tentación de la sordina es muy
sutil y puede inficionar, y que “todo lo que Jesús dice y hace está muy bien
dicho y hecho y nos sirve mucho para orar”. PERO… y ahí puede entrar ya la dinámica de los “parientes”…: Jesús
ha ido muy lejos…, el evangelio es muy
difícil…, yo no pretendo ser santo…, “el evangelio no se entiende”… Vamos,
pues, a recluir a Jesús, y vamos nosotros a vivir nuestra vida de “buenas
personas que no hacen daño a nadie y dan una limosna a los pobres, y rezan el
Santo Rosario”.
¿Eran tan “extraños” los familiares?
El hecho central –no se explicita pero queda patente- es
que Jesús no se fue con ellos. Si intentó explicarles algo, caería en saco roto…,
o dejaría una semilla para que fuera haciendo su efecto… Sencillamente los
despidió con buenas formas… O tuvo que ponerse serio con ellos porque –en el
fondo- eran “la tentación del desierto” que prefería un mesías que convertía
las piedras en panes para la ventaja de ese falso mesías…
¡Qué trabajo cuesta dar el salto a la verdadera NUEVA
ALIANZA!
Los familiares de Jesús y su postura ante Él me hacen pensar mucho en la tan traída y llevada “nueva evangelización”. Porque más de una vez me he planteado si no tengo ante ella la misma postura que los deudos aquellos. Jesús propone un evangelio tan subido que soy capaz de verlo como bonita utopía pero “fantástica”, a la que yo no me sumo vitalmente. Jesús “está fuera del mundo real”, y la invitación de la Iglesia y de los Papas a vivir una NUEVA EVANGELIZACIÓN está fuera de lo posible. Aquella familia se queda en sus trece, Jesús tiene que ver la manera de despedirlos sin herirlos, y Jesús ha de continuar su obra y ellos se van, lamentando no haber podido “salvar” a Jesús de su “obsesión”.
ResponderEliminarMe hacen pensar mucho esos familiares. Se han quedado con “la suya”. No ha habido un paso adelante (que sepamos). No ha habido progreso. Ante Jesús y ante el evangelio que Él muestra en obras, se han quedado sin plantearse algo nuevo. Luego serán los mismos que, en Nazaret, acabarán pensando que ellos llevaban razón cuando vean que a Jesús no lo acepta el pueblo y le discute “porque saben quién es”…
No deja de plantearme cuestión personal…
Muchas gracias al blog por compartir con nosotros el gusto por orar diariamente, ya que así podemos tomar fuerza para salir adelante de todo lo malo que esté sucediendo.
ResponderEliminar