21 enero:
Santa Inés
Una de las santas que hace
más brillo desde la Iglesia primera; una niña que no consiente matrimonio
ventajoso con un pagano y muere mártir.
En las lecturas, Heb7,1-3.15-17 nos hace una aplicación muy
al estilo de aquellas escuelas: Melquisedec aparece en la vida de Abrahán sin
darse noticia de su genealogía (cosa tan importante en aquella cultura) ni de
los antepasados ni de sus descendientes. Y para más abundamiento, Abrahán –que vuelve
de una lucha- le rinde tributo a ese personaje misterioso. De ahí que la carta
a los hebreos vea la figura del Hijo de Dios, eterno desde siempre y para siempre,
y Sacerdote eterno “según el rito de
Melquisedec”. Seguramente no nos encaja ese paralelismo a nuestras culturas
occidentales, pero lo importante es la raíz en donde está planteado el tema.
En el evangelio (Mc 3, 1-6) persisten las actitudes
destructivas de los fariseos, en una secuencia de hechos que nos vienen mostrando
la aversión de la casta farisaica contra Jesús. Hoy es sábado y reúne en la
sinagoga a los creyentes. Jesús, evidentemente, está allí. No se dice si esta
vez le dieron a Él la presentación de la Palabra.
El centro de la cuestión está en un hombre enfermo que
asiste también, con brazo un paralizado. Jesús lo ha observado. Y los fariseos
observan a Jesús… ¡A ver qué hace!
Jesús se dirige al hombre y le dice que se ponga allí en
medio. Quiere Jesús que la minusvalía de aquel hombre quede patente a los ojos
de los muchos que tienen sus brazos y sus piernas… normales.
Y una vez que lo ha puesto allí a la vista de todos. Jesús
les presenta un dilema a la concurrencia: ¿Está
permitido en sábado hacer el bien? ¿O el sábado no permite hacer el bien? No hubo respuesta. Es evidente que allí había
muchos que deseaban que se “hiciera el bien”. Pero no podían expresarlo porque
serían expulsados de toda asistencia a la sinagoga.
Jesús entonces desafió con su mirada; la paseó sobre todos
y cada uno… Vio cómo la mayoría clavaban la mirada en el suelo con tal de no
sentirse cuestionados por aquella mirada. Dice el evangelio que era una mirada de ira. Es lógico que la ira no
cabe en Jesús, pero sí la indignación ante la injusticia, la cobardía, la falsa
religión de los fariseos.
Jesús era respetuoso con el sábado como día de descanso de
las tareas semanales. Jesús era el primero en saber que al séptimo día Dios descansó, y que el sábado que Dios quiere
es descanso y tiempo especial de culto (por eso se asistía a la sinagoga). Para
Jesús, el “sábado” no era el conjunto de minucias que habían planteado los
fariseos. Por eso había preguntado Jesús con aquel dilema. Bien sabía Él que
era del agrado de Dios que se hiciera el bien en sábado. Máxime cuando allí no
había ningún “trabajo”: se dirigió al hombre y le dijo: extiende el brazo. Al fin y al cabo una realidad natural que los
asistentes habían hecho muchas veces en aquella sesión de culto religioso (no
estaban de brazos caídos). Y Jesús ni había hecho un trabajo ni nada de que
pudieran acusarlo.
Pero a la falta de razones se une la “razón de la fuerza”,
y con una mentalidad muy judía, planean los fariseos –junto a los herodianos
(sus enemigos naturales)- la manera de
acabar con Jesús [Es la forma más expeditiva de quitarse un problema de en
medio. Lo cual no es para pasarlo de largo, sino de mirar hacia adentro].
En la carta a los Hebreos de hoy nos habla de "Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, cuando Abrahán regresaba de derrotar a los reyes, lo abordó y lo bendijo, recibiendo de él el diezmo del botín". Hasta aquí el texto. Todo muy bien, pero a mí eso de que "lo abordó" y "recibió el diezmo del botín" me chirría un poco. ¿Y si era un aprovechado que vio la ocasión de sacar tajada? Nadie lo conocía. Dice que no conocían nia su padre, ni su madre, sin genealogía. No se sabe nada de él y porque se adelanta a ellos, bendice a Abrahán ¿se presta a abrir la bolsa y recibir parte del botín? Si hubiera rechazado el dinero lo vería más "venerable". Es más, se le relaciona con el Hijo de Dios. ¿Cuando Jesucristo se prestó a recibir dinero? Seguro que le ayudarían y así nos consta, pero era Judas el que manejaba los cuartos. Él nunca le ha importado lo material.
ResponderEliminarNo sé, igual es una tontería lo que se me ha ocurrido, pero lo he querido compartir. admito sugerencias. ¿Vale?
Querido Amigo, para el teólogo que a mí me lo explicó, Melquísedec es sinónimo de Dios; él es el que, en nombre de Dios, hizo las Promesas a Abrahán; es el Angel del Señor, su Mensajero; es inmortal,no tiene principio ni fin de días y; si recibió los diezmos de manos de Abrahán es porque lo que es menor, es bendecido por lo que es mayor. Melquísedec es un personaje misterioso que vino a preparar la venida de Cristo que es mayor, más grande que Melquísedec. "Según la Orden de Melquisedec", quiere decir que es una Orden Celestial, que no es de la tribu de Levi, que no es una Orden terrenal...Es un Ángel del Altísimo, del único Dios verdadero...No lo veo yo un personaje con ambiciones lucrativas. Un abrazo. MªJosé.
EliminarMás allá de lo que está permitido o no, está el amor, Jesús para amarnos no tiene límites, ninguna norma le impide ponerse del lado del oprimido; para Él, las normas son relativas y lo único que no cambia es el Amor. Sólo la ley del amor es inmutable.Ojalá que nosotros sepamos controlar las normas y sepamos servir desde la caridad a todos los que nos rodean.
ResponderEliminarEl Evangelio de hoy me lleva a reflexionar cómo Jesús consigue sanar esa parálisis del brazo, pero no es así con esos corazones engreidos, soberbios...que observan y juzgan a Jesús y que permanecen en "su ley". Y por otro lado, me lleva a realizar una introspección sobre "mis parálisis": aquello que me impide tener un corazón que no juzgue, que no antepone mi yo a los demás, que no pasa de soslayo de las necesidades de los más cercanos, un corazón que tal vez exige y no ama...y, concluyo en mi necesidad de ser sanado por Jesús.
ResponderEliminar