DOS DISCÍPULOS
QUE HUYEN
Había
sido una mañana de las que ponen los nervios a prueba. Un amanecer nuevo tras
la pérdida del Amigo. Unas mujeres del grupo que, sin decir nada ni contar con
nadie, se han ido a ver cómo dejar debidamente tratado el cadáver de quien tanto
querían. Y esas mujeres –en dos grupos,
por decirlo así- que tienen experiencias muy especiales. Una, que se espanta ya
de lejos (al ver rodada la losa de la embocadura del sepulcro, y da por hecho
un robo del cadáver; así lo comunica a los apóstoles). Otras que aguantan el tipo
y llegan hasta el sepulcro mismo y allí tienen comunicaciones diversas: “No está
aquí; ha resucitado”, “no busquéis entre los muertos al que está vivo”; “anunciadlo
a sus apóstoles”. Los discípulos que
suben al sepulcro y comprueban que Jesús no está allí. Uno cree y otro no (o ni
cree ni no cree). Y así llegan al Cenáculo… Allí estaban no sólo los apóstoles
sino otros discípulos, bien sea que se hubieran refugiado allí, bien que allí
acuden desde temprano en busca de noticias. El hecho es que cuando han reunido los
primeros datos, y no esperando ya nada nuevo (o nada nuevo que les vaya a
reconfortar), optan por marcharse…, por salirse de aquel avispero…, porque en
el fondo de todo ya no esperan nda o no esperan nada bueno. Poner tierra por
medio, física y psicológicamente es lo que ellos ven más conveniente.
No
sé si estaban muy convencidos, si tenían los nervios a flor de piel, si les
tensaba su misma sensación de fracaso de haber dado años de su vida a una causa
que ha acabado tan mal, el hecho es que se echan al camino y ni siquiera entre
ellos van acordes porque en realidad van discutiendo.
Un
caminante les va comiendo terreno, y se les va a poner a su altura. ¡Maldita la
gracia que les hace! Ellos van solos con su pena y fracaso y para nada apetecen
la intromisión de un extraño. Pero el extraño llega a su altura…, y lo primero
que les pregunta es qué les pasa, de qué
conversan, por qué discuten… Y ellos, que están que hay que tratarlos con
gasas, espetan al caminante una pregunta entre irónica, despectiva, extrañada… ¿Tú eres el único forastero que no te has enterado
de las cosas sucedidas en Jerusalén en estos últimos días? Ya significa que ellos, aunque huyen del
ligar, no pueden huir de sus pensamientos, de sus sentimientos, y que aun
huyendo, su pensamiento es Jesús… ¿Cómo podía aquel forastero no saber todo lo
que había ocurrido? [En realidad habían
ocurrido muchas más cosas, y para un forastero de más importancia que el caso
de un ajusticiado muy concreto y que nada le incumbe a él]. Pero para Cleofás y el compañero, la única
posible realidad de importancia era la de Jesús.
El
caminante era persona de muy fina psicología. Ni se consideró tan despistado,
ni se dio por aludido. Lo que hizo es dejar una mínima pregunta, pero con
amplio recorrido de respuesta, si esos hombres querían hablar. Solamente dijo: ¿Qué?
Y con esa pregunta tan bien hecha a unos hombres que van que explotan en
sus pensamientos, es suficiente para que vuelquen su dolor y su fracaso… Lo de
Jesús Nazareno… Hombre poderoso en palabras y obras… Y nuestros sacerdotes y nuestros jefes lo
condenaron a muerte y lo crucificaron. De
eso no hacía 3 días, que es la fecha en que se da por definitivamente muerto a
alguien (en aquella cultura). Y los dos huidos continúan diciendo: Y éste es el tercer día… Es
verdad que unas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado diciendo que hasta visiones de ángeles han
tenido que afirman que Él vive. Y hasta
dos de nuestro grupo han ido a comprobar y en
efecto es como dicen las mujeres. Pero a
Él no lo han visto.
Verdaderamente sería para analizar
cada término. Porque reconocen que hay indicios…; que no son fantasías de mujeres
porque los dos compañeros han comprobado. Para ellos el anuncio de las mujeres
no les ha hecho interesarse y esperar… Al final lo que les ha producido es sobresalto”.
Y la solución era huir de allí…
Claro: para el menos avispado de
los que no estuvieran ofuscados y depresivos como ellos, aquello era una ensartada
de despropósitos. Y el caminante se toma la iniciativa pero muy a lo serio y
sin paño calientes: ¡Qué necios y torpes sois para acoger lo anunciado por los profetas! Era un riesgo comenzar así con unos hombres
que llevaban la llaga a flor de piel. Pero muchas veces la mejor solución es no
condescender, no alimentar el absurdo, no compadecer, no dar un mínimo de
tregua a tanto absurdo como han expresado en su relato. Y aquel comienzo del peregrino es un revulsivo
en los apagados y decaídos ánimos de los fugitivos. Y aquel caminante que ellos
creyeron “despistado”, en realidad es un maestro en Escrituras, porque les
expone cada paso –desde Moisés- para que comprendan que lo sucedido no es nada
nuevo que haya ocurrido de improviso. Que
los hechos han puesto en la realidad que el Mesías tenía que padecer para entrar
en su gloria.
Si el cristiano está unido al Señor,será siempre optimista,con un optimismo sobrenatural que hunde sus raíces en la fe,que se alimenta de la esperanza y a quien pone alas el amor.Fe,evitad el derrotismo y las lamentaciones estériles;esperanza "Dios no pierde batallas";si los obstáculos son grandes,mayor y más abundante es la gracia divina;amor,agudiza el ingenio.Aprovechemos todos los cauces para esta tarea de edificar una sociedad más cristiana y más humana.
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