RENUNCIAS Y OBEDIENCIA
Pienso que
quien escucha hoy el Evangelio de este día, se queda con la última palabra…,
que es precisamente no quedarse con nada porque, desgraciadamente, nadie se da
por aludido…, o por tan aludido,, que dice: esto
no lo entiendo; esto no es para mí. Y hemos acabado igual que empezamos. Esa última frase es: “Quien no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. Claro: se ha quedado atrás todo el núcleo. Que en el amor nuestro, todo tiene que estar detrás, a la cola, del amor a
Jesucristo SOBRE TODA OTRA COSA, si quiere uno vivir su vida cristiana. Y esa renuncia la escenifica Jesús con lo más
claro d entender: más que al padre y a la madre, o que al hermano o hermana… Y ahora viene la clave de todo: e
INCLUSO A SÍ MISMO. ¡Y como éste
es para la inmensa mayoría “su mayor bien”…, y además no se está dispuesto a
renunciar a sí mismo, a los propios modos de pensar y de sentir, y a ese dureza
de cerviz que nos acompaña siempre.
Porque seremos capaces de decirle a los demás lo que tienen que hacer
pero basta que ellos nos conozcan un poco a nosotros para que tengan que
decirnos: ¿y tú renuncias a algo tuyo…, a
algún pensamiento tuyo…, a algún capricho o cabezonada tuya?
Y como Jesús se va rápidamente al
ejemplo, nos pone dos: la vergüenza del que se pone a construir una torre sin
calcular si tiene para acabarla… El rey que no busca condiciones de paz cuando
el ejército del enemigo es muy superior al suyo.
Por tanto, los que nos sentimos tan
fieles y exigentes…, los que predicamos a troche y moche…, ¿hemos dejado algo nuestro? ¿Predicamos a Cristo o nos predicamos a
nosotros? ¿O somos campana que suena pero cuyo sonido se esfuma, porque nuestra
realidad no coincide con lo que blasonamos?
Es muy fácil quien te viene a decir
que no sabe meditar, y que el Evangelio no le dice nada. Desde luego es que no lee el Evangelio ni en
diagonal. Quien cree hacer oración y se
queda en las vainicas de adorno, no hace oración. Porque es imposible hacer oración con el
evangelio en la mano y que no raspee por dentro de uno mismo determinadas
realidades que deben entrar en cuestión.
Y no digo que eso tenga que ocurrir cada día, pero sí digo que es mala
señal cuando nunca ocurre…, cuando se pasan los relatos y palabras de Jesús sin
que un determinado momento sean como un golpe de viento fuerte que conmueve la “estabilidad”. Y hoy es uno de esos días, si leemos con toda
su fuerza esa última frase de Jesús: Quien
no renuncia a todos sus BIENES, no puede ser discípulo mío.
En la carta a los filipenses, San
Pablo les alaba que siempre fueron OBEDIENTES, no sólo cuando Pablo estaba
entre ellos sino ahora en que reciben sus cartas. Y “obedientes” podemos muy fácilmente
comprender que no se refiere el Apóstol a la obediencia de un niño de escuela,
sino a esa obediencia a la fe mue han recibido…, esa fidelidad, que requiere todo el que se ha dejado ganar por Cristo, que es quien activa en vosotros el querer y
la actividad para realizar su designio de amor. No sólo el amor que Jesús pone (que de eso no
pueda caber duda) sino del amor que genera en los demás hacia los semejantes, y
de todos hacia Jesús mismo
Se trata de que sean luces que iluminan como focos intensos
de luz, que es lo que muestra al mundo la razón de vivir que tenemos cada
uno de los creyentes. Y es verdad que
vislumbra Pablo su posible martirio, pero con la comunidad que ha dejado en
Filipos, ya siente la alegría más grande que se puede sentir. ¡Asociaos vosotros a la mía!
No necesitaba Pablo de alabanzas de
aquellos fieles. El proceder de ellos ya
era la mayor alabanza que Pablo podía recibir.
Jesùs nos dice en el Evangelio de hoy:"Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío".La Cruz es el símbolo y señal del cristiano porque en ella se consumó la Redención del mundo.El Señor empleó esta expresión de "llevar la cruz" en diversas ocasiones para indicarnos cuál debía ser nuestra actitud ante el dolor y las contradicciones.El sufrimiento es el que abre camino a la gracia hacey transforma las almas. El sufrimiento´hace presente en la historia de la humanidad la fuerza de la Redeción.
ResponderEliminarEL SALMO 26 que corresponde a las lecturas de hoypodría titularse"salmo de la confianza en Jahveh".
Cuando las cosas marchan bien es muy fácil confiar en Dios,pero cuando todo se oscurece y la angustia ahoga el corazón,hace falta mucha fe para seguir confiando contra toda esperanza.
EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SLVACIÖN ¿ A QUIEN TEMERË?.
Tenemos aquí la expresión fundamental del creyente:la fe, de la que nace la confianza,como lógica consecuencia:"EL SEÑOR ES MI LUZ".
UNA COSA PIDO AL SEÑOR,ESO BUSCARÉ......
San Pablo exhortaba a lo cristianos:Buscad,las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios;Aspirad a las co0sas de arriba,no a las de la tierra".
ResponderEliminarLa vida misma se encargará de darte la oportunidad de renunciar a
todos tus bienes ,y te pondrá en tu sitio y te humillará de tal
manera ;que no tendrás mas remedio que hacerlo, "muera ya este yo" ; porque sino
como se traduce la falta de salud , la vejez , y tantos padecimientos
y sufrimientos y limitaciones entonces "estarás seguro de tu miseria ,
entonces entraras en tu descanso" ,¿Qué remedio dais a este padecer·?no le hay,sino cuando se padece por Vos .