LITURGIA
Ayer tuvimos los preámbulos de esta gesta
inigualable que hizo el Señor en la defensa de su pueblo. El pueblo estaba
copado por delante –el mar- y por detrás –los egipcios-. Moisés pone a
retaguardia la columna de humo, con lo que los egipcios se despistan y creen
que los israelitas están allí detenidos. Pero Dios le había dado órdenes a
Moisés de extender su brazo sobre el Mar Rojo (Ex.14,21 a 15,1) y bajo esa
acción el mar se repliega sobre sí y deja el paso libre a los israelitas, que
atraviesan el mar sin mojarse.
Cuando los egipcios son conscientes de aquello, se lanzan
también al mar con sus carros y jinetes, pero ahora ya coincide con la subida
de la marea, que los ahoga a todos los enemigos del pueblo de Dios, que
observan –desde la ribera opuesta- a los carros del faraón y a sus soldados,
perecer en las aguas. Aquel día salvó el
Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio la mano grande del Señor
obrando contra los egipcios y el pueblo entero creyó en el Señor. Y Moisés
y el pueblo entonaron un canto de acción de gracias: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.
Este pasaje se lee en la Vigilia Pascual como lectura
insustituible porque es el presagio de la otra liberación, mucho más
importante, que llevó a cabo Jesucristo cuando –por el bautismo- nos hace pasar
las aguas y nos libera por medio de ellas, mientras que el enemigo, el pecado,
queda ahogado es esa agua purificadora. La Vigilia Pascual es eminentemente
bautismal, y nos remite a Cristo resucitado, que es el gran misterio de muerte
y resurrección, de PASCUA o PASO por el que quedamos salvados del mal, pasando
de muerte a vida.
El evangelio (Mt.12,46-50) nos trae uno de los pocos textos
en que se hace relación a María, la Madre de Jesús. Viene con los otros
parientes con el deseo de ver a Jesús, y como Jesús está en su labor de
enseñanza a las gentes, le han de enviar recado para que sepa que su madre y sus parientes están allí fuera
queriendo hablar con él.
Ya había enseñado Jesús que hay que amar a Dios por encima
de otro amor, y que si se presenta la ocasión de elegir, hay que elegir primero
lo que es obra de Dios.
Ahora le toca a él. Él está haciendo su obra, para la que
ha venido. El encuentro con su madre y parientes no puede quitarlo de su labor,
y aplica su enseñanza a sus hechos y responde: Quién es mi madre y mis hermanos? Y extendiendo la mano sobre aquellos
que le estaban escuchando, dice: Éstos son mi madre y mis hermanos. Y como
no es que hay un menosprecio hacia su Madre, completa la frase diciendo: El que cumple la voluntad de mi Padre del
cielo, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. No quedaba desdorada su
Madre, sino ensalzada a lo verdaderamente importante: la persona que mejor que
nadie escuchó a Dios y puso por obra la palabra de Dios. Si los parientes
estaban en esa onda, también ellos. Pero quedaba claro que no era el afecto lo
que podía ir en primer lugar, si por medio estaba algo tan importante como
hacer la obra de Dios.
Si Jesús no dejó de hacer lo que tenía que hacer, ni
siquiera por la presencia de su santa madre, nos debe quedar claro que por
delante de nuestra relación con Dios no podemos nunca poner otras cosas. Yo
suelo aconsejar que en lo tocante a hacer nuestra obligación, en este caso como
personas espirituales, hay que poner esa práctica “antes de…” y no “después de”, porque “después” siempre se va
retrasando y se llega a la noche y no se ha hecho lo que había que hacer. En
cambio la práctica del “antes de” tiene la gran virtud de poner por delante a
Dios y el gran efecto de que no se va el día sin haberlo hecho.
Es cierto. Yo por ejemplo hoy hice antes de comenzar el día esto :en el nombre del Padre, del hijo...yo te adoro Señor y Padre mio... Ofrecimiento por la humanidad... Padre nuestro, Ave Maria y Gloria. Y finalmente lectura y oración del Evangelio. Intercalo conforme me viene, algunas peticiones por necesidadea o personas.
ResponderEliminarBuen consejo antes de en el trato con Jesús.Esta mañana asistí a misa temprano por motivos de un viaje y en los tres conventos de mi localidad la eucaristía era a las ocho y siete y media.Despues las monjas Asus labores.Por supuesto antes estuvieron rezando laudes y contemplación personal
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