Liturgia:
Es muy bonito y tierno el comienzo de
la carta de Pablo a los filipenses. Breve lectura pero muy llena de enseñanza.
Pablo le dice a aquellos fieles: si
queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el
mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría… Todo
suena a que el Apóstol va a pedir algo para sí: “darme el consuelo”,
“aliviarme”, “si nos une” y tenéis “entrañas compasivas”… Pero no: lo que pide
lo pide para ellos mismos: manteneos
unánimes y concordes [como una sola alma y un solo corazón], con un mismo amor y un mismo sentir.
Eso es lo que a Pablo le aliviará y consolará: que ellos vivan unidos y
teniendo un mismo modo de sentir.
Concretando: No
obréis por envidia ni ostentación y considerad siempre superiores a los demás.
No es poca concreción. Es toda una filosofía de la vida. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de
los demás. Una balsa de aceite en las relaciones recíprocas; el mundo de la
caridad mutua; una norma segura de la convivencia.
Planteemos si esas recomendaciones de Pablo se trasladan a
nuestra convivencia y presiden nuestro modo de familia, de vecindad, de trato
de unos con otros…, y llegamos a la situación de una vida en la que todos
podemos vivir a gusto porque hacemos felices a otros y otros nos hacen felices
a nosotros.
Si el sábado Jesús manifestaba a los fariseos que es mejor
buscar los últimos puestos que los primeros, y que se puede quedar mejor siendo
invitados a subir puestos en el banquete que a tener que ceder el sitio a otros
de mas categoría, hoy sigue en esa línea (Lc. 14,12-14) con aquellos fariseos
principales que le habían invitado a comer, y que –lógicamente- el resto de
invitados eran de la clase social del anfitrión.
Pues a ellos les recomienda el Señor que inviten a pobres y lisiados, cojos y ciegos,
porque la dicha que va a recibir es que ellos no pueden invitarte a ti, con lo
cual tu invitación es mucho más generosa que si esperas correspondencia; esa
correspondencia que te llegará si los invitados son familiares, amigos, vecinos
ricos… Jesús, bajo sus principios de “venir a servir y no a ser servido”, está
llevando a aquellos invitados a una actitud de gratuidad: si invitas, que no
sea por el interés de ser invitado tú a la recíproca.
La lección es muy clara: dar a fondo perdido. Y eso se
consigue cuando la generosidad se ejercita con los que no pueden pagar el
favor.
Evidentemente no se reduce a una invitación a un banquete
lo que Jesús está queriendo enseñar. Jesús está mirando a la actitud que se ha
de vivir en todo momento, y es la preferencia que deben tener los pobres de
cualquier tipo cuando yo actúo… Que, como dice Santiago, no sea que al bien
trajeado se le hace sitio, y al pobre se le dice: “quédate ahí de pie”. Que no
haya acepción de personas. Y si alguna preferencia hay, que sea a favor de los
que son necesitados, que no pueden devolver favor por favor.
El evangelio es así y marca la pauta. Luego es un hecho que
Jesús acoge a todos, acepta la invitación de todos, busca hacer el bien a
todos.
Hoy es el día de TODOS
LOS SANTOS Y BEATOS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS. Las lecturas van por la línea
de que los caminos del Señor son posibles y asequibles y que no se pide nada
imposible para la santidad. Pero esa santidad requiere que el grano de trigo
caiga en la tierra y así pueda –tras pudrirse- dar mucho fruto. Y el que se
sabe perder a sí mismo, ese encuentra la riqueza de Jesus, porque donde está
Cristo, estará también su servidor.
También hoy es día de SANTA
ÁNGELA DE LA CRUZ. Las Hermanas de la Compañía de la Cruz celebran hoy su
gran fiesta. También la Santa Madre fue grano de trigo que se dejó pudrir para
llevar mucho fruto, ese fruto que siguen repartiendo sus hijas allí donde
están, dando testimonio evidente del espíritu de la Santa Fundadora.
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