El pobre invoca la piedad del rico. El hijo acude a la
seguridad que le dan sus padres. El que puede menos, el que tiene menos
fuerzas, busca la ayuda y la protección del que es más poderoso.
Pues nuestra condición de pobres criaturas, siempre
necesitadas de ayuda, acudimos al poder y al amor del Corazón de Jesús, de
manos abiertas para atendernos. Rico para todos los que le invocamos. Desgraciados
los que no sepan o no quieran acudir a su misericordia, a su ayuda, a su
riqueza de bondad y de gracia. Él está siempre abierto a atender a todo el que
se llega a él. Depende de la criatura el saber acudir a quien es fuente de amor
y compasión.
Liturgia: SAN JUAN BAUTISTA
La celebración de San Juan Bautista
se antepone a la del domingo que hoy correspondería. San Juan es uno de lo
santos de más importancia en el santoral cristiano porque fue el que anunció ya
la llegada del Mesías y le preparó el camino.
Es el único santo del que se celebra su nacimiento. De
todos los demás se celebra su muerte porque es el momento en que nacen para el
cielo. San Juan Bautista nació ya sin pecado porque fue santificado en el
vientre de su madre en el momento de la llegada a la casa de Zacarías e Isabel
de María, que ya llevaba en su seno a Jesús. En aquel momento Isabel fue llena
del Espíritu Santo y su hijo fue santificado.
La liturgia lo recoge en varias lecturas. La principal, el
evangelio (Lc.1,57-66.80) en el que se cuenta el hecho excepcional de la
imposición del nombre al niño que ha nacido. Lo normal era ponerle el nombre del
padre, y así lo nombran los parientes hasta que Isabel interviene para decir
que se va a llamar JUAN. No dan crédito a la mujer y le preguntan al padre,
quien asevera decididamente: JUAN ES SU NOMBRE. Ni siquiera es que se va a
llamar de una manera elegida por us padres, sino que trae un nombre ya dado por
Dios: Juan ES su nombre. La mano de Dios
estaba con él. Y ese nombre significa: “Misericordia de Dios”.
Se ha preparado ese hecho con el texto de Isaías (49,1-6)
en el que se adelante proféticamente la existencia de aquel personaje, que ya
desde el seno materno había sido llamado por Dios, y que había pronunciado su
nombre. Y lo destinó a ser palabra anunciadora de la salvación de Israel. Es poco que seas mi siervo y restablezcas
las tribus de Jacob; te hago luz de las naciones para que tu salvación alcance
hasta el confín de la tierra. En realidad es una profecía mesiánica, pero
que la liturgia la aplica hoy a Juan Bautista, en una exaltación del personaje.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles (13,22-26) Pablo
habla a las gentes de David, hombre según
el corazón de Dios, que tuvo a Jesús como descendiente, según lo prometido
para la salvación de Israel. Pero en ese proceso interviene Juan Bautista que,
antes que llegara Jesús, vino predicando un bautismo de conversión. Y que, a
punto de morir, afirmó que detrás de él venía el verdadero salvador del mundo, a quien no merezco ni desatarle la correa de
sus sandalias, es decir, no merezco ni ser su esclavo. Sin embargo fue
elegido para ser el anunciador de la llegada del Mesías.
Su papel está en medio de los dos testamentos, el Antiguo y
el Nuevo. Es el último profeta del tiempo antiguo, y su predicación tiene mucho
el estilo de los profetas, incisivo y amenazador. Y al mismo tiempo ya entra en
el nuevo testamento bautizando a Jesús y dando su vida por la defensa de la
verdad.
Nuestra participación en esta Eucaristía de hoy nos pone
ante la sinceridad del Bautista en su vida y penitencia, y su predicación para
que se cambien actitudes para recibir dignamente a Jesús. Hoy sigue valiendo la
gran personalidad de este hombre para hacernos recios en nuestra actitud de
creyentes y para esperar la llegada de Jesús a nosotros.
Con la intercesión de San Juan Bautista, pedimos hoy al
Señor.
-
Que vayamos a Jesús con la fidelidad de San Juan Bautista. Roguemos al Señor
-
Que con la humildad del Bautista nos hagamos servidores de quienes nos
necesiten. Roguemos al Señor.
-
Que seamos fieles a nuestros principios cristianos, hasta las últimas
consecuencias. Roguemos al Señor.
-
Que nos dispongamos a participar de la Eucaristía con espíritu de
sacrificio en favor de otros. Roguemos
al Señor.
Que la voz de
Juan Bautista nos lleve a prepararnos mejor a recibir a Jesús.
Lo pedimos por el mismo Jesucristo N.S.
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