ESCUELA DE ORACIÓN (Málaga) a 5'30
Corazón de Jesús, abismo de todas a virtudes
“Abismo” es una palabra ambigua que significa términos muy
contradictorios. En sus acepciones positivas, que son las que quiere encerrar
esa expresión en este nuestro caso, equivale a profundidad, hondura, inmensidad.
Y “virtud” indica integridad, dignidad, honradez,
honestidad, justicia, bondad, paciencia, entereza, perseverancia, generosidad,
caridad…, y se puede resumir todo en una palabra, santidad.
El Corazón de Jesús es, pues, la inmensidad y la hondura
más profunda de la santidad, expresada en todo lo demás arriba indicado, y en
muchas más cosas que podrían decirse. Toda forma de bondad en cualquier campo
que se mire, es una virtud. En el Corazón de Jesús se eleva todo a lo infinito.
Y cuando queramos avanzar en la virtud, el camino más recto es mirar a Jesús,
ahondar en su corazón, y copiar sus actitudes.
Liturgia:
Otro mandamiento antiguo que es
pasado por el tamiz de la “plenitud”
(Mt.5,27-32). Habéis oído: “No cometerás adulterio”. PUES YO OS DIGO con esa
autoridad del nuevo legislador que enseña llevar los mandamientos a lo interior
del corazón de la persona, que quien mira
a una mujer casada deseándola, ya ha cometido adulterio en su interior. Se
pasa de los hechos a la aparente “simple” mirada. Y en la mirada –que no es tan
simple- a los pensamientos y a los deseos… Y Jesús sitúa en este nuevo modo de
entender el mandamiento la limpieza o suciedad de la persona en el fondo de su
corazón.
Dando la vuelta al tema, el casado que mira a una mujer
soltera deseándola, también comete adulterio porque él está casado. Y lo que se
dice del varón respecto a la mujer, vale igualmente a la mujer respecto al
varón.
Aquí estamos ante un problema álgido y muy hondo en un mundo
tan sexualizado y superficial como el que estamos viviendo. Porque cuando Jesús
ha bajado a ese detalle, quiere decir que se está ante un tema sensible para la
limpieza de la conciencia, y que no sólo se reduce a la mirada a la mujer
casada sino que abarca a toda mirada que va en la línea de “deseo” y
satisfacción a costa de la vista. Se ha banalizado el mundo del sexo, se ha
dejado resbalar por ese terreno, y nos encontramos con un declive notorio en la
fidelidad a la mirada y a los pensamientos y no digamos ya a los hechos que
atentan contra esa virtud que pide el equilibrio de la pasión sexual.
Jesucristo no se anda con chiquitas y pide al que sigue la
fe en él, que si tu ojo derecho te hace
caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en
el abismo. Y en otro momento dice Jesús que la lámpara de tu cuerpo es tu ojo; si tu ojo es limpio, todo tu cuerpo
estará iluminado, pero si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuánta oscuridad!
Somos lo que es nuestra mirada y nuestra manera de ver y mirar.
Y no se queda ahí. Ya está Jesús sobre un tema que le llega
al alma y continúa diciendo –y no es baladí su enseñanza-: si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala…, por la misma
razón anterior. Y no es que Jesús esté pretendiendo hacer tuertos o mancos sino
que pretende llamar la atención seriamente sobre la gravedad del caso. Puede
hasta no ser el pecado más grande que puede cometerse, pero su peligrosidad
estriba en lo resbaladizo del tema, y las muchas implicaciones que arrastra
consigo.
Jesús vuelve sobre la materia del matrimonio como algo que
le acucia (¡si viviera hoy!), y habla del divorcio
y dice, con su autoridad de nuevo legislador: el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio.
Lo que explicado en el siglo XXI supone que se dice igual para la mujer que se
divorcia y se casa con otro. Su nueva unión es adúltera.
Lo más grave del caso es que nos hemos ido tragando la
situación contraria y que casi llega a defenderse. Para ello le hemos cambiado
el nombre –es la táctica de los envenenadores- y se le ha llamado: rehacer la vida. Y con ello, como dijo
Jesús en Mc.7 a los fariseos, anuláis el
precepto de Dios por seguir vuestras tradiciones.
Mucho tenemos que ahondar en la verdad de la palabra de
Dios para que tenga la fuerza de ser palabra de Dios que los hombres no podemos
manipular ni tergiversar.
Terreno resbaladizo en el mundo actual. El adulterio no consumado pero deseado, es el paso previo, y Jesús llama la atención de forma muy contundente. Esto no está de moda, y va contra el mundo de hoy que se ve inmerso en una cultura totalmente permisiva, libertina y sucia. "El destape" que se inició en España con la Transición en 1976-77, ha llegado a unas cotas de degradación que cada día hace más seguidores, mientras que en el otro polo, el Evangelio anuncia que ese no es el camino, sino la santidad.
ResponderEliminarDecir hoy: "No admito el divorcio", es tanto como convertirte en un ser anti-social que no va con los tiempos. Y no lo admito porque Jesús ha dicho que no es posible sin cometer un grave pecado. Hay matrimonios que se deshacen con una tremenda facilidad. Probablemente ese matrimonio, si fue sacramental, fue nulo, pero ese es otro tema. El caso es que predicar un "No al divorcio" te convierte otra vez en ser anti-social y con grandes posibilidades de llevarse el rechazo de muchas personas. Sin embargo, no hay solución: "O se es cristiano, o no se es".