PRIMER VIERNES
Jornada Mundial de Oración con el Papa
Málaga, Jesuitas: Hora Santa a las
7 tarde
Liturgia:
Hoy
cambiamos a la profecía de Baruc (1, 15-22) que ya no es el tono de Nehemías y
Esdras. Baruc confiesa que el Señor es
justo; nosotros, en cambio, sentimos la vergüenza de la culpa. Y hace un
recorrido del pecado que ha vivido el pueblo, desobedeciendo al Señor Dios nuestro, no siguiendo los mandatos que el
Señor nos había puesto.
Y muy acorde con el pensamiento de la época, reconoce que
los males que les han sobrevenido tienen ahí su origen, porque les han cogido
las maldiciones con las que anunció y conminó Dios a Moisés. Hicimos lo que Dios reprueba.
No es más suave el evangelio de hoy (Lc 10, 13-16) en las
que Jesús se refiere a las ciudades impenitentes de Corozaín, Betsaida y
Cafarnaúm. Había hecho Jesús en ellas sus milagros y sus enseñanzas y, sin
embargo, no se convirtieron, no acogieron el anuncio de Jesús. Por eso se les
advierte de que si en Sodoma y Gomorra (ciudades malditas para el pensamiento
judío) se hubieran hecho los milagros que se habían hecho en ellas, hubieran
hecho penitencia. Sin embargo aquellas ciudades –Corozaín, Betsaida y
Cafarnaúm- no se bajaron de su incredulidad y materialismo.
Y Jesús enseña que quien
escucha el mensaje de salvación, escucha al Mesías, y quien rechaza el mensaje,
lo rechaza a él. Más aún: rechaza a Dios que ha enviado a Cristo. La cosa
es muy clara y muy seria, porque el rechazo a Jesús equivale a cerrase las
puertas al mensaje de salvación. Y eso equivale a rechazar a Yavéh que es el
Dios de Israel, que es el que ha enviado a Jesús al mundo, y el Dios en quien
creen (o dicen creer, porque la fe en alguien presupone acoger su llamada y dar
respuesta a ella).
Iniciamos el CURSO con la ilusión puesta en que este día de
oración mundial por las intenciones del Papa, sea un revulsivo en nuestra
participación en la RED MUNDIAL. A ella podemos asistir como espectadores que
recibimos una conferencia, o como miembros que nos vamos agrupando en torno a
esos 3 momentos clave de la oración diaria: el ofrecimiento de toda la persona para vivir unidos al Padre con
nuestras oraciones, pensamientos, afectos
y deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, que –en unión a
Jesucristo- pedimos por la salvación del mundo y en particular por la intención
que nos encomienda el Papa para ese mes. Concretamente este mes es el mundo del
trabajo y los desempleados.
La Eucaristía
como momento central del día. Jesucristo sigue ofreciéndose y nosotros nos
ofrecemos con él, y le damos a la vida personal una dirección que se corresponda
a lo que la Eucaristía nos invita: la unión, la aceptación del sacrificio, la
mano tendida a los otros, y ese constante crecimiento en la actitud y modo de
ser personal.
La revisión al
final del día, en el que damos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido, y
hacemos balance de cómo hemos correspondido a esos dones del Señor, a esa
vocación de colaboradores del Papa en sus intenciones, y todo lo que abarca
nuestro día que se acaba.
Y es evidente que nos toca plantearnos nuestra personal
manera de participación como “comunidad” que tiene unos momentos comunes de
vivencia de grupo. Que, andando el tiempo, puede buscar la plena participación
en la Consagración al Corazón de Jesús. Pero eso tiene en el nuevo CAMINO HACIA
EL CORAZÓN una vigencia mucho más decisiva que la que tuviera antes en la
devoción de las personas. Consagrarse es algo de mucha envergadura y supone un
compromiso muy serio de vida, que se pone en las manos de Dios en entera
disponibilidad.
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