10 julio.- Llamada y misión
San Mateo acaba de decirnos que Jesús curaba toda enfermedad y toda dolencia. Hoy pasa a contarnos el momento inmensamente
emocionante y decisivo en el que elige a doce hombres, como apóstoles
(mensajeros, íntimos, acompañantes…) y a ellos les da el poder de echar
demonios y de curar toda enfermedad y
toda dolencia. O sea: para que sean su brazo, para que sean la avanzadilla
del Reino de Dios que Él anuncia y que encarga a esos Doce que comuniquen al
pueblo. Todos anhelaban el momento de
que se estableciera ese reinado de Dios. Pues la buena nueva que llevan los
apóstoles en sus idas y venidas es anunciar que está ya a la puerta.
Jesús se pone a hacer su
elección.., a tomar Doce hombres que han de hacer la vida con Él. Son doce escogidos con el mismo amor, el
mismo proyecto, la misma misión, Y –como
es típico en la Biblia- se dan los nombres de los elegidos. Y hasta podemos vislumbrar cierta “historia”
que han tenido ante Jesús. No han sido
elegidos por ella, pero es una historia que está ahí.
La primera historia –y no por
orden cronológico- es la de SIMÓN.
Simón siempre es destacado en las listas de los apóstoles porque la peculiar
misión que él recibió de Jesús –ser la Piedra
de su futura Iglesia- le sitúa en lugar eminente. [San Mateo, continuando su
forma escueta de narrar, no entra en lo que sí nos dicen otros evangelistas: muy
típico bíblico, Jesús le pone a Simón, el hijo de Jonás un sobrenombre, o
nombre nuevo que lo define. Y precisamente el nombre de PEDRO es la derivación
masculina de “Piedra”, Roca… Jesús constituirá la Iglesia sobre esta Piedra].
Junto al nombre de Simón viene el
de ANDRÉS, el hermano de Simón. [San Mateo se queda en eso. Sabemos, por otra parte, que estaba en la
misma barca con él, y el que fue testigo de la primera pesca milagrosa, y la
primera promesa de hacerlos pescadores de
hombres. Y si nos fijáramos en el
relato de San Juan, en realidad Andrés ha ido antes a Jesús, y es Andrés quien
se lo comunica a su hermano y quien lo lleva hasta Jesús].
Juan y Santiago.., Santiago y
Juan…, hijos de Zebedeo. Ahí se queda San Mateo. [Dos pescadores más del lago, a los que llamó
Jesús, aquellos que ayudaron a Andrés y Simón en la pesca aquella. Dos hombres de mucho temperamento, que fueron
renombrados por Jesús como hijos del trueno, contra esa visión
meliflua con que hemos pretendido presentar a Juan. Seguramente por una “identificación”
con el discípulo amado, que no es
plenamente justificada].
FELIPE sigue en la lista y luego NATANAEL
(Bartolomé), Tomás y MATEO. [Felipe era
paisano de Andrés y Simón, y pronto recibió la emoción de aquellos
hombres. Felipe se lo comunicó a
Natanael. Y la reacción de este hombre
culto –a lo que parece- es un poco irónica sobre el pueblo de Jesús: De Nazaret puede salir algo bueno. No le
discutió Felipe sino que lo invitó a ver…
Y Natanael cedió a la curiosidad, y vino a encontrarse con uno de
Nazaret que era tan bueno que le leía los sentimientos más ocultos: He ahí un buen israelita en quien no hay
doblez. Natanael se extraña… ¿De qué me conoces? - Cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Y Natanael se rinde y reconoce en “el de
Nazaret” no sólo cosa buena, sino al Hijo
de Dios, al rey de Israel. Aun así, le
quedan por ver cosas más grandes, le dijo Jesús. Ahí estaba esa llamada que
sería el comienzo de cosas muy grandes…. TOMÁS tiene también “su historia” que lo
define como decidido, hombre sin miedos, un tipo de los que se dice: “arrojado”,
intrépido. Al menos hablando, expresándose.
Y el propio MATEO –Leví- en otros evangelistas, a lo que nada añade el propio
relator, llamado a ser apóstol y evangelista].
Siguen otros nombres sin
especial protagonismo: SANTIAGO ALFEO, TADEO, SIMÓN CELOTES (celoso, celador…, ¿qué
estuvo relacionado con los zelotas, secta exigente en el cumplimiento de la
obligación?), y JUDAS ISCARIOTE. Aquí
Mateo define, como en las demás listas: que le traicionó. Penosa descripción
unánime de un hombre elegido para curar, sanar, expulsar espíritus malignos…, y
que sin embargo no supo aplicarse la medicina a sí mismo, y optó por la sucia “profesión”
de traicionar el amor, perder el capital que Jesús le había puesto en las manos
(como a los demás). Los otros “pusieron
en el Banco” sus talentos y fueron apóstoles
y realizaron la obra de Jesús, la misión a la que habían sido destinados. Sus nombres están escritos en el Libro de la
Vida. Son los pilares sobre los que nos asentamos nosotros en la Iglesia de
Dios.
ResponderEliminarParece que Cristo cuando el vivía la salvación estaba pensaba para los judíos porque
dice el Evangelio de hoy que no vayan a Samaria .Restringe la salvación para los judíos
no estaba pensado para los gentiles.