16 domingo C,
T.O.
Si
no tuviéramos hoy la 1ª lectura, lo fácil de la explicación estaría en esa
disquisición sobre lo que es más
importante…: si el trabajo de Marta o la oración de María… Pero con la
lectura del Génesis por delante, se ensancha mucho más la reflexión.
Se
han presentado ante Abrahán 3 personajes misteriosos, y Abrahán llega a
reconocer en ellos la visita de Dios. Abrahán se pone manos a la obra para
agasajarlos: matar el ternero, hacer una comida, llevarles entretanto pan para
ir recobrando fuerzas… Sara interviene juntamente en ese conjunto de
actuaciones, con las que Abrahán esté en continuo movimiento de preparación de
viandas con que agasajar a sus misteriosos huéspedes. Es evidente que acierta en todo ese ajetreo,
y lo mismo Sara, hasta el punto de que con una de las bendiciones mayores, al
despedirse anuncian que Sara, la esposa estéril, dará a luz un hijo en el
tiempo oportuno.
Ha
quedado patente que lo que ha sido mejor
parte para Abrahán y Sara, ha sido hacer lo que tenían que hacer, emplear
su tiempo en lo que lo tenían que emplear; agasajar a Dios que se les ha hecho
presente. Ninguno se ha quedado meramente contemplativo, pero la realidad ha
sido para ellos que han hecho lo que tenían que hacer.
Al
pasar al Evangelio que hemos leído cabría hacer una exaltación de la vida
espiritual sobre la del trabajo; de la vida del contemplativo sobre el que
sirve y ayuda desde su actividad. La luz
que nos ha arrojado la 1ª lectura nos ayuda a comprender que lo que defiende
Jesús no es la pasividad devota de María, sino que –Marta o María- hagan en
cada momento lo que tienen que hacer.
Que la mejor parte es siempre
la que está más acorde con los deseos de Dios, con la búsqueda de lo que a Dios
le agrada… Y eso se dará unas veces en el trabajo con que hay que sacar
adelante unos efectos de bien común…, de los que agradan a Dios porque buscan
acertar con su voluntad. Y otras veces –que
también es digno de plantear- se dará en ese saber que cada tiempo pide lo
suyo: lo que toca a Dios, a la vida del espíritu, al tiempo sereno y tranquilo
para dedicarlo a nuestra alma, no puede quedarse para el tiempo sobrante, para cuando ya no tiene uno gana de nada.
Si
se da el caso -¡que ciertamente se da!- de que la persona se enfanga en ocupaciones
y más ocupaciones externas, y no queda tiempo para dedicarlo al mundo
sobrenatural donde actúa el Espíritu de Dios, eso equivaldría a una elección de
la peor parte, porque Dios y las
cosas de Dios no se pueden quedar para plato de sobras. Y Jesús tendrá que apostillar que quien sabe
dedicar a Dios su tiempo…, el que es
necesario para cultivar el espíritu, ha elegido la mejor parte.
El
equilibrio de ambas situaciones es el valido. Y el que puede obligar a
recapacitar a muchas personas que tienen tiempo y oportunidad para todo…, y
dejan siempre “para luego” el espacio de su día que debe estar dedicado a Dios.
En
la lectura intermedia, de la carta de San Pablo a los colosenses, afirma Pablo
que se une a los dolores de Cristo, realizando
la tarea que Dios le ha asignado. Esa es la norma básica que nos pone en
agrado de Dios…, en estar haciendo la
mejor parte. En consecuencia: amonestaos unos a otros para vivir esa
madurez cristiana.
Ese
es el acento de la Eucaristía de hoy…, el encuentro con la Palabra hecha Eucaristía
para que nos atraiga a saber repartir nuestros tiempos de manera que demos a
cada momento lo que ese momento pide. Y
eso será precisamente, la mejor parte que
nadie nos quitará: HABER HECHO EN
CADA MOMENTO, LO QUE DEBEMOS HACER.
Se ha querido presentar a estas dos hermanas como dos modelos de vida contrapuestos:en María se ha querido representar la contemplación,en Marta la vida activa de trabajo;la contemplación no consiste en estar a los pies de Jesús sin hacer nada.En el trabajo, en el quehacer de cada uno,es donde encontramos a Dios y sin un trabajo serio ,hecho a conciencia
ResponderEliminarsería muy difícil tener una vida interior honda y es ahí ,en el trabajo y con una vida de oración donde Jesús nos llama a la mayoría de los cristianos para santificar el mundo y santificarnos nosotros en él.
Pidamos a la Virgen ,tener el espíritu de trabajo de Marta y la presencia de Dios de María,mientras
sentada a los pies de Jesús escuchaba embebida sus palabras.
ResponderEliminarMe ha encantado su comentario padre ,que novedoso y completo;que difícil es realizar tus acciones
cumpliendo lo que Dios quiere de ti en cada momento ;y también
que la intencionalidad de tus actos buenos no sea agradar a los hombres
sino a Dios .