LITURGIA Domingo 25 C, T.O.
Hoy es un domingo con una enseñanza social muy
fuerte. El problema es cómo inficiona el dinero y cómo aparta de una relación
con Dios.
Comienza la lección de este domingo con el texto de Amós
(8, 4-7) que es una descripción de injusticias de las que hay que liberarse: exprimir al pobre, despojar a los
necesitados, porque sólo se piensa en la propia ganancia. Y para ello disminuís la medida, aumentáis el precio,
usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre y al mísero por un par
de sandalias. La descripción es útil aunque no es exhaustiva. Hay muchas
otras formas de abuso social y esas formas están en la vida diaria y a niveles
de gente normal. La enseñanza de este domingo nos mueve a una reflexión sobre
el particular para que no caigamos nosotros en injusticias sociales.
Jesucristo ha puesto una parábola para expresarlo de modo
llamativo. Lc.16,1-13 puede confundir si no se llega al meollo de la enseñanza
que Jesús quiere dar. El administrador injusto es muy listo para solucionar su
problema: va a ser despedido de su trabajo porque ha sido tramposo. Pero como
es tramposo por naturaleza, resuelve su caso con una nueva trampa que perjudica
los intereses del dueño.
La enseñanza de Jesús es que seamos para lo bueno tan perspicaces
como aquel administrador fue para lo malo; que para resolver los problemas de
la vida tengamos una capacidad de buen hacer como el administrador la tuvo en
su mal hacer. Que seamos para lo bueno tan inteligentes como lo son otros para
lo malo. Esa es la lección.
Pero por si no se ha entendido, Jesús baja a formulaciones
concretas: Ser de fiar en lo menudo,
que será la garantía de ser fieles en lo
importante; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es
honrado. Y esto entra ya en nuestra realidad de vida diaria. Justos en el
salario, justos en asegurar a los subordinados, justos en valorar a la persona
(el marido a la esposa, la esposa al marido; el jefe a los que tiene debajo; el
trabajador en el modo de trabajar…, y así sucesivamente). Que no estamos
haciendo teorías sino aplicando el evangelio a la realidad de la vida de cada
persona.
Baja en concreto al uso del dinero, que es lo que más se
pega a las manos y al afecto: Si no
fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?
A las personas se les conoce por su apego al dinero o por su desprendimiento,
por sólo barrer para adentro y ser poco generosos hacia los demás.
Ningún siervo puede
servir a dos amos. No podéis servir a
Dios y al dinero. Realidad que estamos palpando en los mil abusos
sociales que se dan en la vida y que nos van llegando a nuestro conocimiento.
Donde hay afán de lucro y de ventajas personales económicas, hay abuso e
injusticia. Y donde hay abuso e injusticia hay que prescindir de Dios… Y de
hecho vamos viendo a un mundo en movimiento de alejamiento de Dios, desde el
momento que prolifera la injusticia en los mismos dirigentes y responsables de
la vida pública, y no digamos la brutalidad de las mafias de todo tipo.
Por eso San Pablo enseña a su discípulo Timoteo (1ª,2,1-8)
que haga oraciones por los reyes y por
todos los que están en el mundo. Lejos de dejarnos llevar por emotividades
y rechazos instintivos hacia los dirigentes, el católico debe orar por ellos. Y
Pablo da una razón muy convincente: para
que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.
Pedimos por los reyes y los responsables de la vida pública, y de todos los
hombres, porque necesitamos poder vivir en paz y decorosamente. Y la oración
surte su efecto.
Cristo se entregó en
rescate por todos, mediador entre Dios y los hombres, y eso debe ser la
pauta de conducta que debemos seguir los creyentes en Cristo: que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Que la EUCARISTÍA nos haga reflexionar a fondo sobre estas
enseñanzas que nos trae hoy la Palabra de Dios, y nos haga muy sinceros en el
examen de nuestra propia conducta en temas tan sutiles como el de la justicia
social y el sentido apostólico por el que debemos orar por el bien de un mundo
como el nuestro.
Señor: escucha nuestras peticiones.
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Porque sepamos aplicar el evangelio a nuestra vida personal, Roguemos al Señor.
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Para que hagamos vida nuestra que no podemos servir a Dios y al dinero.
Roguemos al Señor.
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Por nuestros responsables públicos para sean honrados y tomen en
consideración las necesidades del pueblo. Roguemos
al Señor.
-
Para que la Eucaristía de hoy nos haga muy sinceros en nuestra vida
social. Roguemos al Señor
Haznos, Señor, de fiar en lo pequeño para que seamos dignos
de alcanzar tu mirada acogedora.
Por Jesucristo N.S.
Lo social es importantísimo y se le da menos importancia que a otros temas. Por eso me alegro de que este domingo esté enfocado a eso.
ResponderEliminarYo soy una víctima de esta sociedad injusta en muchas cosas. Por ejemplo, cuando tenía 17 años, me contrataron de aprendiz a tiempo parcial en una oficina. Bueno, realmente era una trampita para substituir a otra persona que se iba al servicio militar. Un contrato de aprendiz y a tiempo parcial era más barato para la empresa, y a mi no me supuso nada más que a los seis meses estaba fuera.
Luego, trabajé en otro lugar durante dos veranos, porque era un trabajo de temporada. El empresario se negó a asegurarme, por lo tanto a efectos de cotización yo no he trabajado nunca allí.
He realizado prácticas en empresas durante varios meses en dos periodos distintos, una empresa privada y una pública. Trabajé sin ser remunerado y luego adiós. Lo curioso es que mi hoja de calificación en las prácticas era casi impecable, me hizo preguntarme si es más fácil a veces contratar mano de obra esclava y no pagar, con la excusa de unas prácticas.
Otras veces algunas personas en el pasado han solicitado "mis servicios" para ayudarles a solucionar problemas informáticos, casi siempre como "favores personales", claro, es más barato que llevarlo a una empresa técnica.
Una vez, una persona me pidió que le diera lecciones para aprender a usar el ordenador. Cuando me dijo cuanto era, le dije 20 euros, me dijo que era caro.
Hay más, pero no quiero abrumar ni aburrir. Sólo decir, que aparte del 6º mandamiento, hay otras cosas.