FELICIDADES a las MARÍA en este día
del DULCE NOMBRE, que se ha recuperado recientemente en la liturgia.
LITURGIA
Hoy tenemos en la 1ª lectura uno de los textos
más conocidos de Colos. (3,12-17), por ser una de las lecturas que se leen en
las Bodas, y que yo prefería a otras por ser de las que mejor concretan la
actitud del amor cristiano.
Se dirige Pablo a un
pueblo elegido de Dios, pueblo santo y
amado. Y a él le plantea un marco de vida cristiana que es básico, y como el uniforme que distingue: la misericordia entrañable, la bondad. La
humildad, la dulzura, la comprensión. Todo esto es el marco en que se debe
desenvolver todo pensamiento y actitud cristiana, que como se puede ver, está
planteado todo en positivo.
Pero eso supone realidades concretas: Sobrellevaos unos a otros: primera concreción. Pero si es
necesario, hay que ir más a fondo: y
perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro: el Señor os ha perdonado,
haced vosotros lo mismo. Y ahora se va a la cúspide del planteamiento, y lo
que le puede dar sentido a todo: Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
¿Cómo se alcanza ese modo de proceder? Por el estado
interior que debe presidir toda actitud cristiana: Y la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis
sido convocados en un solo cuerpo. El árbitro pone orden y equilibrio donde
puede perderse por algún motivo y exceso. Y restaurado el orden, sigue todo su
cauce. Y sed agradecidos (mostrad en
palabras vuestro reconocimiento; no basta agradecer; hay que expresarlo. No
basta amar; hay que hacer visible el amor. Son los detalles propios del cariño,
que no se limita a ser, sino que tiende a expresarse hacia afuera). La Palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría, exhortándoos
mutuamente. La Palabra como foco de luz y fuerza de corrección sabia y
palabra bondadosa que no critica ni echa en cara sino que busca el bien de la
otra parte. Y todo lo que de palabra o de
obra realicéis, sea todo en nombre de
Jesús, ofreciendo la acción de gracias a Dios Padre por medio de Él.
Todo un ideal. Toda una norma básica.
Por eso digo que era la lectura que prefería para las
bodas, porque es toda una síntesis de convivencia, de equilibrio, de bondad y
de relación mutua en orden y en paz.
El Evangelio de Lc.6,27-38 es una síntesis magnífica de
actitudes distintivas cristianas: Amad a
vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecir a los que os
maldicen, orad por los que os injurian. Otra vez todo expresado en
positivo. Y haciéndolo más gráfico: Al
que te pegue en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que te quite
la capa, déjale también la túnica. Ya sabemos que a Jesús le gusta exagerar
para dejar claro el fondo de su enseñanza. Se trata de ir al extremo, y no al
extremo contrario, que supondría venganzas y “justicias” por la propia mano.
Tratad a los demás
como queréis que ellos os traten. Una norma fácilmente comprensible. Una
norma de oro para equilibrar las reacciones. También expresada en positivo, que
es como mueve a hacer.
Si amáis sólo a quien
os ama, ¿qué mérito tenéis? No hacen ya eso los paganos? Y si hacéis el bien
sólo a los que os hacen el bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo
hacen.
¡No! Amad a vuestros
enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y
seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo.
¡Gran manifestación de Jesús! La compasión como distintivo de Dios, y como
norma suprema del creer y del obrar.
Concluye con unos planteamientos en negativo, pero que en
realidad no son más que concreciones de esas normas expresadas a través de todo
el discurso y que acaban en afirmación: No
juguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados, perdonad y
seréis perdonados, dad y se os dará; os
verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que
uséis, la usarán con vosotros.
NOTA: “Remecer” tiene doble
sentido; uno que es el mismo de los otros términos: colmado, rebosante. Otro
que es “mecer”, llevar de derecha a izquierda y viceversa.
En las antiguas fotografías existían unas cosas que los más jóvenes no sabrán, pero se llamaban "los negativos". El negativo era realmente la foto pero se veía todo como negro y no se acertaba a ver bien la foto en negativo. Creo que era lo que usaba el que las revelaba y entonces salía la fotografía en positivo, la que se veía bien, y la que luego se ponía claro está en el álbum.
ResponderEliminarEn la Palabra de Dios, para mi, ocurre lo mismo. Está compuesta por el negativo y el positivo como en las fotografías esas que he citado. Si te quedas en el negativo, no se ve bien la belleza de la foto y realmente no representa la realidad de la foto, sin embargo es imprescindible el negativo para poder revelar el positivo. (hablo de fotografía).
La propuesta de Dios siempre es positiva, es bella, es buena para todos. Pero el negativo aunque sea feo y no se vea bonito, es necesario para que esté completo.
Y ahora después de escribir esto, me voy a tomar la pastilla.
A partir de hoy le recomendaros como catequistas en el Cursillo de novios dicha lectura.No es tan conocida como otras y es muy necesaria para la convivencia delos nuevos esposos.
ResponderEliminarLa del evangelio se la he enviado esta mañana a varios amigos/as en la adaptación que hace Rezando voy.Algunos me decían que es difícil vivirla pero con la ayuda de Dios es posible como han hecho tantos cristianos en la historia.Muchas gracias.Doctor Cantero