LITURGIA
Otra lectura de 1Tim que tiene poco que
explicar (3,14-16) es una recomendación de Pablo a Timoteo, al que quiere
visitar pronto, pero que mientras tanto le da unas pautas de cómo comportarse
en la asamblea de los fieles. Pero he aquí no da las pautas sino que pone por
delante el gran misterio que veneramos:
que se manifestó Jesús como hombre, lo rehabilitó el Espíritu, se apareció a
los mensajeros, se proclamó a las naciones, creyó en él el mundo, y fue
exaltado a la gloria.
El evangelio de Lc.7,31-35 podría ser perfectamente una
reflexión lanzada a nuestro mundo actual, que procede de tal manera que nadie
está de acuerdo con nadie, todos protestan de todo, y la vida se desarrolla en
tensión, sin que haya manera de poner de acuerdo a nadie.
Comentaba Jesús a aquellas gentes de su tiempo: ¿A quién se parecen los hombres de esta
generación? ¿A quién los compararé? Y dice que se parece a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros:
“Tocamos la flauta, y no bailáis; cantamos lamentaciones, y no lloráis”. En
efecto una generación como niños, no como adultos. Una generación que no sabe
ni reír ni llorar, ni alegrarse ni entristecerse por unos motivos válidos.
Parecen a aquel que se acercaba a un grupo de personas que hablaban
tranquilamente y les decía: “¿de qué habláis que yo me oponga?”. Los que son
jefes, contra los obreros. Los obreros en huelga contra los jefes; las mujeres
contra los hombres; los que mandan contra los que tienen debajo. Y el mundo
vive esa tensión que anunciaba Jesús en su momento, y que al final proceden
como niños caprichosos que tienen que andar a la gresca.
Y no lo decía Jesús de balde. Lo aplica a una realidad tan
importante como la de aquellos dirigentes que ni aceptaban a Juan Bautista, que ni comía ni bebía, y dijeron: tiene un
demonio, ni aceptan a Jesús que come
y bebe y lo tildan de comedor y borracho, amigo de publicanos y pecadores.
La conclusión de Jesús es clara: muestran su “sabiduría” en
ese modo de actuar. Muestran su necedad. Muestran que no se sabe qué quieren, y
que en realidad no lo saben ellos mismos.
Es curiosa la encuesta a pie de calle que ha hecho una
emisora de televisión para mostrar esa necedad de un conjunto de gentes
incultas que pretenden saber de todo y no saben ni los datos más recientes de
la historia actual. Y dicen simplezas absolutas que demuestran que se han
manifestado y protestan sin saber ni por qué, ni qué defienden. Sencillamente
se camina en el barullo, se forma bulto, se cultiva la ignorancia, fomentada
por los cuatro cabecillas que han organizado aquello por razones que habría que
analizar a fondo para comprender que no son las que aparecen a simple vista,
sino con la finalidad de alterar, de promover el disturbio en la calle, y las
otras razones ocultas que hay bajo la apariencia de “derechos”.
No tengo más materia que exponer. Sencillamente ver la
actualidad de las palabras de Jesucristo, y ponerlas delante para los que
puedan reflexionar. A estas alturas estamos abocados a unas elecciones
nuevamente. Lo previsible es que cada cual vuelva a votar lo que votó, y no por
razones objetivas sino por emotividades. Y lo que habría que buscar ahí dentro
de nosotros es la elección práctica que debiéramos hacer para dar nuestro voto
responsablemente. Ni por nostalgias ni por castigos, sino allí donde puede
tener más eficacia. Lo contrario nos lleva a repetir el cuadro y a crear un
círculo vicioso del que es muy difícil salir. Ya lo estamos viendo.
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