LITURGIA
Col.2,6-15. Continuando con el tema de ayer, en
el que el centro era el encuentro con Cristo
a través del evangelio, hoy comienza la lectura diciendo: Ya
que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded unidos a él, arraigados
y edificados en él, afianzados en la fe que os enseñaron, y rebosando
agradecimiento.
Haber
aceptado a Cristo no es una piedad, sino un compromiso de vida, una exigencia.
Y lo que hoy no va acorde con el pensamiento de Cristo, mañana hay que
trabajarlo en otro sentido para que admitir a Cristo suponga una manera de
vida.
Cuidado con que nadie os envuelva con
teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos
del mundo y no en Cristo. Porque en él
habita la plenitud de la divinidad corporalmente, y por él, que es cabeza de
todo Principado y Potestad, habéis obtenido vuestra plenitud. Y pasa a concretar algo esa realidad que
tiene que darse en los fieles: En él
habéis sido también circuncidados con una circuncisión no hecha por manos
humanas mediante el despojo del cuerpo de carne, con la circuncisión de Cristo.
No es la circuncisión física y ritual de los judíos para distinguir al varón
que es hijo del pueblo de Dios.
Aquí
se trata de una circuncisión espiritual que no se hace físicamente sobre el
cuerpo sino que abarca espiritualmente a la persona entera: Por el bautismo fuisteis sepultados con
Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo
resucitó de los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados
y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él, y nos perdono todos
los pecados. Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas
contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz, y,
destituyendo por medio de Cristo a las Potestades y los Principados, los
exhibió en público espectáculo, y los llevó cautivos en su cortejo. El
Bautismo obra en la persona entera y en la Iglesia, porque entronca con la
misma pasión y muerte de Cristo, que lo sitúa por encima de toda criatura y
vence a los enemigos de la vida sobrenatural.
Un
evangelio muy importante en la historia del Reino de Dios. Jesús ha subido a la
montaña a orar: a buscar el camino en la presencia de Dios; a discernir: pasó la noche orando a Dios. Una costumbre
que ha sido norma en la Iglesia para toda elección trascendental en la vida de
la misma Iglesia o de sus diversas Comunidades.
Cuando se hizo de día llamó a sus discípulos
y escogió a doce de entre ellos, y los nombro apóstoles. Era un momento
cumbre en la obra de Jesús: crear un colegio apostólico, un grupo de
consultores y de personas que habían de entrar en los entresijos de la vida de
Jesús, porque después habían de ser los que trasmitirán al mundo la vida, la
doctrina y la obra de Jesús.
Y
se trata de personas concretas: Simón, que va siempre delante en la lista de
los apóstoles y en la historia de la Iglesia. Le puso el nombre de Pedro. Y
Pedro viene de “piedra”, de roca, de realidad inamovible. Yendo a los orígenes
de la escritura del evangelio, la palabra “Cefas” expresa algo consistente como
una roca, una montaña, en contraposición con “lithos” que significa guijarro,
piedrecita movediza.
Siguen
Andrés, que es hermano de Simón Pedro, y luego los dos hermanos Zebedeos, a los
que llamó juntamente en el Lago: Santiago y Juan. Sigue Felipe, de Betsaida, la
tierra de Simón y Andrés, que a su vez fue el instrumento que llevó a Natanael
a la presencia de Jesús. Natanael será el que aparece en otros momentos como
Bartolomé.
También
de elección expresa de Jesús en sus comienzos está Mateo, el publicano, que
ahora es elegido como apóstol.
De
los siguientes no hay constancia en el evangelio de su pertenencia previa al
discipulado, aunque hay hombres tan relevantes como Tomás, que tiene su
protagonismo en la historia evangélica. Y Santiago Alfeo y Simón Zelotes (cuyo
apodo hace referencia a su relación anterior con los zelotas, una secta extrema
en las prácticas religiosas). Judas el de Santiago, que es el que el pueblo
conoce como San Judas Tadeo, que aparece una vez interviniendo en preguntas a
Jesús. Para acabar con Judas Iscariote, el hombre que pudo ser un santo y acabó
siendo un traidor, de quien lo que se conserva en el evangelio es negativo. No
hay ni una sola frase laudatoria del mismo: es el traidor, y así pasa a
la historia a través de los siglos.
Jesús orando para discernir porque no es sólo su divinidad sino su humanidad. Algunos herejes en la historia, han tratado de separarlas. Discierne para tomar decisiones importantes, porque es humano también. Al mismo tiempo nos muestra el camino para que le imitemos.
ResponderEliminarCuatro grupos. Los Apóstoles, a los cuales elige de entre un número indeterminado de discípulos (grupo 1). Cada uno con su forma de ser, y diferentes entre si y por razones que sólo Dios conoce.
El 3º grupo son los discípulos, el cual San Lucas dice que es grande son todos los bautizados y que han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana. De ellos saldrán nuevos apóstoles, no sólo Obispos, sacerdotes o vida consagrada sino seglares comprometidos, que edifican la Iglesia a lo largo de los siglos.
Y el cuarto grupo es la muchedumbre que le busca para oírle o buscar curaciones. De esa muchedumbre saldrán futuros bautizados o no. En Málaga tenemos un ejemplo de muchedumbre que busca a Jesús para "algo", en las procesiones de Semana Santa especialmente. Dentro de ese cuarto grupo están también aquellos que no tienen interés real en Jesús sino que aprovechan la muchedumbre para meterse allí en la masa por curiosidad, algunos incluso buscando como atacar a Jesús y a sus discípulos y anularlos. Estos son discípulos de Satanás.
El grupo inicial de donde son llamados los Apóstoles, somos hoy todos los bautizados. Los Apóstoles hoy son los Obispos, sus sucesores, encabezado por el sucesor de Cefas (Piedra), que es el Papa Francisco en estos momentos.
Pasó la noche en oración. Jesús nos da ejemplo de la importancia de la oración.Da fuerzas y luces para hacer el bien.Todos los santos han dedicado mucho tiempo a la oración y los cristianos de a pie debemos hacer un hueco en nuestro día, mejor al lado del sagrario.
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