LITURGIA:
Sabiduría de Jesús
Seguimos en el evangelio con
el discurso del PAN DE VIDA (Jn.6,51-59). Enlaza con el domingo anterior con un
versículo repetido: Yo soy el pan vivo
que ha bajado del cielo, para completar la idea y el sentido profundo,
afirmando que: el que coma de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que yo
daré es mi carne para la vida del mundo.
Es lógico y natural
que aquello extrañaba y aun
escandalizaba a los judíos, que se peguntan cómo
puede éste dar a comer su carne. La afirmación así era poco aceptable y
hubieran deseado una aclaración en el terreno que ellos pudieran comprender.
Pero lejos de ello, Jesús da una vuelta de tuerca y afirma sin más que Os aseguro que si no coméis la carne del
Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Jesús
se reafirmaba pero no explicaba lo que estaba queriendo decir y trasmitir con
aquellas palabras. No nos puede extrañar que sus mismos discípulos se
escandalizaran, como ya aparecerá más adelante.
Para nosotros es un
tema dominado, fácil de entender, como algo vital. Pero nosotros ya hemos
vivido el sentido completo y entendemos perfectamente lo que Jesús dijo. Pero
para aquellos oyentes que no veían más que a un Hijo de hombre, y sólo se les
decía que tenían que comer su carne y beber su sangre, era algo extraño y hasta
repugnante.
Jesús no aclaró nada.
Insistió: El que coma mi carne y beba mi
sangre, yo lo resucitaré en el último día. Mi
carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Éste es el Pan
que ha bajado del cielo, no como el de vuestros padres, que comieron el maná y
murieron. El que come este pan, vivirá
para siempre.
Podemos imaginar lo
que aquellas gentes pensaban, y toda la extrañeza que originaban aquellas
afirmaciones de Jesús. Y repito: el escándalo para los propios discípulos que
no llegaban más allá que el sentido de la palabras…, y las palabras hablaban de
comer la carne y beber la sangre de aquel hombre. La verdad es que necesitaban
de una “sabiduría” muy nueva para poder asimilar aquello.
Es precisamente lo que
ha querido enmarcar la 1ª lectura (Prov. 9,1-6) que nos remite a la Sabiduría, que se ha construido su casa, plantando
siete columnas. Para pasar al renglón siguiente a presentarnos el banquete para anunciar a todos: Venid a comer mi pan y a beber mi vino; dejad
la inexperiencia y viviréis; seguid el camino de la prudencia. Nos ha
adelantado –para la comprensión del evangelio- que hay otra sabiduría que lleva a comprender
el nuevo banquete. Se trata de la sabiduría de la fe, que es la que nos puede
hacer que acojamos el anuncio misterioso del Evangelio que hemos tenido hoy.
Todo eso tiene su
aterrizaje práctico con la enseñanza de la 2ª lectura, en la que Pablo advierte
a los efesios (5,15-20) que se fijen bien en su modo de proceder. Deben saber comprar la ocasión porque vienen días malos.
Por eso, no estéis aturdidos, sino daos cuenta de lo que el Señor quiere. A
eso, realmente, nos lleva el Pan de Vida, del que el hecho de participarlo, ya
debe crear en el alma una distinta manera de proceder: darse cuenta de lo que el Señor quiere. He ahí el secreto de la
participación en el pan de la vida.
Advierte después sobre
determinados excesos que pueden cometerse, para concluir que hay que dejarse llevar del Espíritu. Y así cantar y celebrar constantemente la Acción
de Gracias (=EUCARISTÍA) a Dios
Padre, por todos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Pidamos a Dios la sabiduría de la
fe para adentrarnos en la realidad del Pan de la Vida.
-
Por la
Iglesia y el Papa para que vivan permanente actitud de fe y nos trasmitan el
mensaje de Jesucristo. Roguemos al Señor.
-
Por
todos nosotros, los creyentes en Cristo, para que vivamos la riqueza de la
Eucaristía. Roguemos al Señor.
-
Para que
sembrando ahora la semilla del cuerpo y la sangre de Cristo, obtengamos vida
eterna. Roguemos al Señor
-
Para que
la acción redentora de Jesucristo a través de su Cuerpo y Sangre convierta las
actitudes erróneas del mundo, Roguemos
al Señor.
Danos, Señor, participar activamente del misterio del Cuerpo y Sangre
de Jesucristo, para que te agrademos siempre con obras y pensamientos dignos de
ti.
Por Jesucristo N.S.
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