ODRES NUEVOS
Reconozco que es uno de los evangelios que más me cogen el alma. No sé
si es porque lo siento muy mío o precisamente porque sé que estoy a distancia
sideral de él. Es una parábola que
apenas si se le considera tal…, y es una frase manida ya para el pensamiento
nuestro. ¡Y sin embargo es una verdadera bomba de hidrógeno si la tomamos en su
profunda expresión, la que Cristo le dio, y en el contexto en que la dio! Venían a pedirle cuentas por qué sus
discípulos no “cumplían” las ·prácticas tradicionales”. Si los discípulos de
los fariseos (los hombres “religiosos”) y los discípulos de Juan (el gran
profeta) ayunaban –según las normas-, ¿por qué los discípulos de Jesús no lo
hacían? Y Jesús responde: Porque he llegado Yo. Porque lo que Yo traigo es OTRA COSA. Y tan
otra cosa, que no cabe en los moldes antiguos.
Voy a tener el atrevimiento de concretar lo que puede levantar
ampollas, pero que no me echen la culpa a mí sino a esa parábola de Jesús.
Nosotros estamos preocupados de “cumplir” nuestras prácticas tradicionales. Nuestros rezos (que no nos falten), nuestras
devociones (intangibles), nuestro vestir y desvestir imágenes de la Virgen (“piedad
popular”), nuestras medallas, nuestros cumplimientos, nuestros reglamentos,
nuestras prioridades y antigüedades llevadas a rajatabla (aun por delante de la
caridad, nuestras “asociaciones”, “cofradías”, “movimientos, “ONG” (que se
contrapone a la otra…), los afectos y dependencias de personas (que llegan casi
a la “divinización)… En un lenguaje muy
vulgar y popular: lo “beato” que
aparenta pero que no tiene traducción en vida real de exigencia
evangélica. Los “devocionarios y el
Evangelio…
Ahora, con toda sinceridad propongo que todos nos preguntemos lo que
cada una de esas y de otras mil “cosas piadosas” lleva de exigencia, compromiso
y adaptación básica, a una actitud evangélica. O sea: cuando leemos
determinadas palabras o reacciones o enseñanzas de Jesús en el evangelio,
¿hasta dónde las aceptamos plenamente y hasta dónde les queremos poner
sordinas). [Voy a algo que luego quiero
tocar: hasta donde hay un espíritu
constructivo en nuestras participaciones determinadas en el blog, y hasta dónde
entra el “yo”; hasta dónde es el
espíritu libre y hasta dónde los barrotes que encarcelan o –como dice San Lucas
con los de Emaús: sus ojos estaban presos.
La parábola va muy clara y definida: LO NUEVO DE CRISTO NO CABE EN LO
VIEJO. Ha llegado el Esposo, y caen aquellos ayunos rituales Sencillamente ha llegado una nueva
etapa. Hoy día se tocaría desde el tema
de la NUEVA EVANGELIZACIÓN.
¿Qué advierte Jesús? Que al
pretender parchear el vestido viejo con el paño nuevo, se produce un desgarrón
total. ¿Qué pasa al echar el vino nuevo
en los odres antiguos? Que se rompe el
esquema, que se queda uno en el aire (porque le han quitado sus apoyaturas tranquilizadoras”, y el
vino se pierde y los odres también, y se queda uno en mantillas. La última
frase es muy elocuente: el que tiene el vino añejo (el de “siempre se hizo así”, prefiere quedarse ahí y que no le levanten
los pies del suelo. Equivale a anular el
Evangelio y en el final de la historia, Cristo no es el eje central de esa vida
que quiere ser cristiana.
Jesús ha planteado una revolución que conduce a seguirlo a ÉL Y A NADA NI NADIE MÁS QUE Él. Y no sean nuestros ”méritos” sino la fe de tu Iglesia.
Por eso Pablo les dice a los fieles corintios que “la gente sólo vea en nosotros servidores
de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Y lo que se busca en
un administrador es que SEA FIEL (que no trampee, que no pretenda administrar
a su conveniencia y modo sino según el mandato recibido).
Y advierte: para
mí, lo de menos es que vosotros me pidáis cuentas o un tribunal humano…; ni
siquiera yo me pido cuentas, y la verdad es que la conciencia no me acusa…, pero tampoco quedo absuelto [qué belleza para expresar que el vino nuevo
nunca deja de fluir y siempre está pidiendo “cambiar el paso”…, examinar
siempre para conocer todo lo que haya que intentar…, pero para quedarse sólo
con lo bueno.., y lo mejor…, y los más
perfecto (también expresión en su carta a los fieles de Roma).
De ahí que no juzguéis antes de tiempo
(contad veinte o cincuenta antes de hacer juicio o de ponerse a “corregir
al que yerra”. Dejad que venga el Señor.
Dejas espacio al VINO NUEVO. Y será
el Señor quien ilumine las tinieblas y ponga al descubierto los designios del
corazón.
A mí me aplico todo esto. A mí
me acucia. Y cuando lo trasmito, lo hago
con una ilusión de que sea Cristo quien hable en la torpeza de mis palabras.
Que me presento débil ante vosotros,
pero intentando que lleguemos a ser fuertes ante Dios y ante ese vino nuevo que Cristo –el Esposo- nos
trae en este día de bodas.
Jesús tuvo muchos amigos de todas las clases sociales,ricos como Nicodemo o Josè de Arimatea y pobres y mendigos como Bartimeo.Jesús llama amigos íntimos a los que le siguen,a nosotros.Nunca debemos cansarnos de considerar lo que el Señor nos quiere.Jesús es tu Amigo.El Amigo con corazón de carne,como el tuyo.Con ojo, de mirar amabilísimo,que lloraron por Lázaro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Ana por tu comentario.
EliminarEste comentario viene a ser la esencia de lo que yo pienso, nuestras obras, nuestras oraciones, ¿transforman nuestra vida? creo que con frecuencia hay odres de nuestro vino viejo que queremos conservarlos y no nos convertimos así predicaba San Juan y yo al menos sigo buscando justificación a mantener algunas cosas sin una conversión completa.
ResponderEliminarEn esta ocasión estoy de acuerdo. Dice una gran verdad en estas lineas Pepe Aguilar
ResponderEliminarVoy a tener el atrevimiento de concretar lo que puede levantar ampollas, pero que no me echen la culpa a mí sino a esa parábola de Jesús. Nosotros estamos preocupados de “cumplir” nuestras prácticas tradicionales. Nuestros rezos (que no nos falten), nuestras devociones (intangibles), nuestro vestir y desvestir imágenes de la Virgen (“piedad popular”), nuestras medallas, nuestros cumplimientos, nuestros reglamentos, nuestras prioridades y antigüedades llevadas a rajatabla (aun por delante de la caridad, nuestras “asociaciones”, “cofradías”, “movimientos, “ONG” (que se contrapone a la otra…), los afectos y dependencias de personas (que llegan casi a la “divinización)… En un lenguaje muy vulgar y popular: lo “beato” que aparenta pero que no tiene traducción en vida real de exigencia evangélica. Los “devocionarios y el Evangelio…
ResponderEliminar----
Yo añadiría también a esa lista "grupos" "compañías", "patronatos", "causas", "ejercicios", "casas de espiritualidad", "conventos", "Parroquias", "consejos", "sanedrines", "reuniones de comunidad" y cosas similares a estas...
TAmbién felicito a aquellos y aquellas que viven de acuerdo al Evangelio, o al menos intentándolo.
¿Sois curiosos?
ResponderEliminarComparad la hora entre esa puntualización y la de "Agradecimiento" 2ª
Yo he podido comprobar, y en cierta ocasión se lo escribí al P. Cantero que la hora puede no coincidir con la reealidad. Este mensaje lo estoy escribiendo a las 17:57 de mi ordenador, veremoa a que hora sale.
EliminarLo que si que me preocupa es que objeto del blog no es buscar tres pies al gato e interpretar si hay engaño, sino mas bien exponer cada uno según sus carismas las ideas, puntos de vista y estos pueden ser compartidos y enriquecer por tanto o no compartidos en cuyo caso nada aportan a los restantes participantes en el blog.
Lo que si tengo absolutamente claro es que no admito juicio acerca de la ortodoxia de mi pensamiento mas que a la autoridad de la Iglesia y en este caso es el P. Cantero, con el que por cierto me une una antigua amistad que me permite hablarle de tu.
Aunque te escondas en el anonimato, mas de uno sabemos quien eres, haces muchos comentarios que están fuera de lugar, no aportan nada de índole espiritual, ni tampoco mejoran nuestra relación con Dios.
Por favor enfoca el asunto de otra manera mas cristiana.
EliminarPepe Aguilar ; Que bien se expresa .