EL “ECLESIASTÉS”
Es el título
de un libro de la Biblia, también llamado Qohélet, equivalente a “el predicador”. Es libro distinto al titulado “el Eclesiástico”, también en el canon de las Sagradas
Escrituras (al que se le va llama el
Sirácida” por razón de su autor). Con esos nombres más determinantes se
trata de distinguir mejor un libro de otro. El “Eclesiastés”, es la lectura
tenemos a partir de hoy en la celebración de la palabra en la Santa Misa.
“Canon”: es la lista que un día quedó
fijada de los libros admitidos como
revelados. No significa que no pudiera
haber otros igualmente revelados, pero hubo que fijar ese “canon” para evitar
las confusiones que se provocarían en la duda de si salían nuevos libros, lo
que provocaría una incertidumbre.
Puede observarse primera vista un sentido pesimista, estático,
“muy humano”, de este predicador. La Biblia de Jerusalén lo introduce
advirtiendo que no hay un plan concreto sino fluctuante, en que dice algo y, a
continuación, se corrige a sí mismo, en
un conjunto que no es coherente. Partiendo del primer versículo (no incluido en
la lectura de hoy: “Todo es vanidad”,
se comienza la lectura con su equivalente: Todo es vaciedad sin sentido. Que se va desarrollando en un círculo concéntrico
repetitivo de que lo que fue, será, y que nada hay nuevo bajo el sol. La lectura no deja –en sí misma- un sabor
agradable, y está considerada como “obra
de transición”: lo tradicional se debilita y lo nuevo que lo sustituya no
ha llegado.
Esto mismo hace de este relato una
lectura muy visible de la realidad que estamos viviendo. También acabamos diciendo: todo da igual, no hay nada que hacer, qué
mal estamos… Pero después de nuestros lamentos no hemos aportado nada. Sólo
lamentos, pesimismo, amargor. El libro
del Eclesiastés pertenece a un momento muy concreto de la historia, y
precisamente una situación de ambigüedad religiosa…, que muy bien podríamos
definir como “una sociedad que ha perdido el rumbo”, una etapa del Pueblo que
ha perdido a Dios. El relato, entonces,
carece de luces de esperanza, mira al presente con amargura, y afirma que nadie
se acuerda de los antiguos, al igual que los que vengan no se acordarán de
nosotros.
La parte positiva de todo el libro
es la
convicción de que no podemos aferrarnos a nada humano, y que lo mejor es vivir
desprendidos de todo.
¿Qué le pasaba a Herodes en el
relato correspondiente al Evangelio de
hoy. Exactamente que es un hombre atemorizado, suspicaz, cargado del peso
de su propia molicie oportunista, cobarde y hasta asesina.
“No
sabía a qué atenerse” al escuchar lo que hacía Jesús. Y como su conciencia le atormentaba, se
obsesionaba con el “fantasma” de “Juan
Bautista, al que yo mandé decapitar”.
Tremendo “retrato” de la persona con mala conciencia, reptando en su
propio fango, y sin hacer nada por salir de él.
Sí: plasmación al pie de la letra de ese pesimismo de Qohétet. Uno y otro en una perspectiva negra donde
Dios no tiene presencia…, como un mundo en donde no hay valores fijos y fuertes
de referencia, apoyo y esperanza. O que
se hace urgente necesidad de una seria vuelta y compromiso con Dios, de modo
que los CREYENTES N CRISTO seamos luz en medio de la tiniebla, y demos un claro
testimonio de que nuestra fe en Cristo, en Dios y en la Iglesia, nos fortalece,
nos da sentido. Porque esa fe nos abre la esperanza porque Dios no es un ser
estático ni alejado del mundo, en el que se ha hecho presente y Salvador en
Cristo –el Señor Resucitado-, y concretado en LA IGLESIA, que Él funda y en la
que queda activo y presente, desde el más alto al más bajo, constituyendo una ÚNICA
IGLESIA. Curiosamente fundada sobre el
Simón pescador, constituido en PIEDRA (=Pedro= que se asienta sobre la PIEDRA ANGULAR que es Cristo, y el cimiento de los apóstoles y evangelistas
(otros pescadores, un publicano, unos hombres toscos…, pero también leal israelita sin doblez (=Natanael), y
donde tenía cabida el mismo Judas Iscariote, si él no hubiera elegido otro
camino desde su actitud beligerante, protestona y desesperanzada). Esos hombres
a los que Cristo les da todo poder
(recibido por Él de su Padre) para ser ellos quienes –en nombre de Cristo- aten y desaten, y que perpetúen la
presencia de Jesús en el mundo, cuantas
veces hagáis esto en memoria mía. Con
todos los fallos que caben en lo humano (porque Cristo no pretendió una iglesia
angélica), y porque –con esos mismos fallos- Jesucristo realiza la obra de perfeccionamiento y purificación progresiva,
para conducirla hacia la IGLESIA santa, inmaculada, libre de pecado.
Ahí
estamos de protagonistas responsables cada uno, del menos al mayor. Ahí están
quienes con su buena fe arriman el hombro para que el proyecto de Jesús llegue
a buen puerto. Pero como Jesús es tan
realista, sabe perfectamente que en su buen trigo hay un enemigo malo que sobresiembra cizaña. Y quien esté libre de pecado, que tire la
primera piedra.
El final, lleno de luz y esperanza
es que será el trigo el que se recoge en los graneros del Padre. El mundo será el del “Eclasiástico”. El REINO
hacia el que caminamos en la BARCA DE PEDRO, LA IGLESIA, es el gozo luminoso hacia el que nos apunta la flecha
certera de la RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.
Esa es la dirección. No hemos
llegado. Hemos de buscar llegar, porque si Jesús nos llama, es que es posible
la empresa.
Muchas son las personas que aparecen a lo largo del Evangelio,que muestran su interés por ver a Jesús."Quien busca,halla".La Virgen y San José buscaron a Jesús durante tres días,y lo encontraron.Zaqueo tambien deseaba verlo,puso los medios,y el Maestro se le adelantó invitán su dose a su casa.Las multitudes que salian a su encuentro,también lo encuentra.Nosotros tenemos a Jesús,hasta el fin de los siglos.
ResponderEliminaren la Sagrada Eucaristía esta Cristo completo:su Cuerpo glorioso su Alma humana y su pesona divina.A veces por nuestras miserias y falta de fe,nos podrá resultar costoso apreciar el rostro amable de Jesús.Es entonces cuando debemos pedir a Nuestra Madre un corazón limpio,una mirada clara y un mayor deseo de purificación.
ResponderEliminarTodo es vanidad bajo el sol , que gran verdad ; me consuela mucho
esta lectura ;por tanto al final que queda en el paso por esta vida ;
te estimula para que tengas caridad con el projimo y el mas proximo
que es a veces el mas cercano al que te cuesta mas darte ;creo
que era San Pio quien decia "la vida es un juego de amor ".