FELICIDADES A LAS MARÍAS
La liturgia
de la Iglesia recuperó hace poco esta celebración del NOMBRE DE MARÍA que se
había ido con las últimas reformas del calendario litúrgico. Tanto la celebración del NOMBRE DE MARÍA como
la del NOMBRE DE JESÚS, han sido dos “adquisiciones” renovadas para la
celebración religiosa. Porque
naturalmente no las había perdido el pueblo, y lo bonito es volverlas a poder
encontrar en las directrices litúrgicas.
Entra hoy la 1ª lectura en dos concreciones paulinas menos fáciles de
entendimiento en el contexto actual.
Habla del celibato. Y por
supuesto no está hablando del “celibato clerical” que en ese momento histórico
ni se planteaba como disquisición teórica.
Habla en general y ya se puede ver los distintos escorzos que hace para
tocar el tema, en unas aplicaciones que para nosotros quedan extrañas. Pero lo
que hemos de contar –además- es que en esas disquisiciones, advierte
expresamente que lo que está escribiendo es su pensamiento personal pero sin órdenes del Señor. No es de poca monta esa advertencia que él
mismo hace. Tendríamos que “pensar” en clave del propio pensamiento paulino, en
el contexto concreto, y eso es imposible en todo ese conjunto de casuística que
se ha propuesto.
De otra parte, se ha situado –para
su explicación- ante una hipótesis: la
vida es muy corta y no hay que asentarse tanto en ella. De ahí que cada uno
viva su situación pero con un desprendimiento que sea signo de lo pasajero de
este momento terreno. ¿Pensaba Pablo que
realmente era un momento tan apremiante que es que venía ya el fin del
mundo? Uno puede pensar que sí cuando
lee de primeras. Sin embargo debía ir
por otro aspecto porque en la segunda carta explica expresamente que él no ha
dicho que el mundo se vaya a acabar ya..
Como no hay en este día una
especial doctrina como tal, lo que puede sernos útil es mirar hacia la rapidez
con que pasa la vida, y dentro de ella lo fugaz de cada momento y
situación. No merece la pena enfrascarse
tanto en lo terrenal que pareciera que aquí tenemos nuestro destino final. Lo que tenemos y podemos, trabajémoslo, hagamos lo mejor que podemos y
sabemos, ¡disfrutémoslo!, pero bien a sabiendas de la
transitoriedad de todo esto que tenemos entre manos. Hemos de hacerlo todo con
el alma puesta en ello…, y hemos de vivir con el espíritu suelto sin apegarnos
tanto que acabemos sumergidos en lo trivial de lo terreno.
En Evangelio son las bienaventuranzas y malaventuras que
San Lucas ha recogido del conjunto total (el que nos pone San Mateo). Aquí se habla de POBRES sin especificar nada
más. Lucas se dirigía a una comunidad de
gente pobre y entonces les expresa que más allá de su pobreza hiriente, hay un
Dios que hace reyes a quienes se abandonan a Él y sobrepasan su necesidad y
carencia con altura de alma.
Habla de HAMBRE y tampoco añade
otra palabra. El sufrimiento del hambre
tendrá una distinta saciedad para los que miran a Dios y saben que van a
encontrar saciedad. LOS QUE LLORAN,
reirán, y los excluidos, perseguidos, humillados por causa de su fe, van a ser
ensalzados por Dios. El Hijo del hombre pasa por todo ese sufrimiento pero Él,
como los que padecéis, encontraréis
recompensa grande en el Cielo.
¿Sería todo esto un opio al pueblo sufriente aquí, con la
promesa de ser felices “allí”? Es el
lenguaje que sólo entenderá la persona de fe. Y es el lenguaje que no se reduce
a un: aguantaros, que ya vendrá lo bueno
en el Cielo, sino a una situación que ES MUY PENOSA y se sufre desde la
injusticia humana, egoísta y carente de sentimientos…, pero la vida no se acaba
ni así ni siempre así. Para el que ama a Dios, todo le lleva al
bien, y hay una “justicia” que deja las cosas en su sitio. Es la Santidad y Bondad de Dios, que sale al paso.
La fe lo afirma. El creyente lo cree.
El “medio creyente” se queda a ras de los hechos y le es difícil subir
más.
Se entenderá mejor todo eso cuando
surgen las malaventuras de los ricos…: ya lo tienen todo; no esperan más; no pueden
tampoco esperar más. La riqueza
bloquea. LOS SACIADOS como el rico
comilón, creen que toda la vida será así.
Acabó teniendo hambre de una gota
de agua en la punta de su lengua…, y ni siquiera eso pudo ya tener. La muerte fija posiciones… Creyó REÍRSE DE LA VIDA…, se rió del pobre
menesteroso que ni las sobras le dejaban para matar su hambre… Luego le tocó llorar
amargamente, con ese duelo inconsolable de no haber puente que hiciera posible
regresar al pasado para “hacerse bueno”.
Finalmente, ¡cuánto anhelamos que HABLEN BIEN de nosotros! (dice el dicho popular: “aunque sea
mentira”). Pero nada nos da quien habla
bien, ni nos quita el que habla mal.
No están lejos los textos del
Evangelio y el final de la primera lectura: hay que vivir esta vida menos
asentados en lo que tenemos, y dando paso a esa duda provechosa que nos haga plantear el presente pensando mucho
más en cómo estamos construyendo el futuro.
Y quien tiene fe, sabe que el futuro-futuro es demasiado importante para
jugárselo aquí como un juego de cartas.
FELICIDADES MADRE MIA ,me pregunto¡PENSABAS JESUS cuando proclamabas`las BIENAVENTURANZAS' en su madre .....BIENAVENTURALO<los que ahora llorais, porqrue reirèis,,,,,,,franciscadedios
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