LITURGIA Sagrada Familia
La liturgia de la Navidad
desemboca hoy en una mirada a José, María y Jesús como familia completa, y en
ella proyecta la realidad de toda familia donde ha de presidir un respeto
mutuo, un amor recíproco, un caminar en la misma dirección. Toda familia humana
necesita mirar a la familia de Belén –y después, de Nazaret-, y aprender de
ella esas características de la buena convivencia.
Ecclo.3,1-7.14-17 va haciendo una enumeración de las
relaciones familiares: respecto de los padres, el respeto y la autoridad.
Respecto de los hijos, son perdonados los pecados y acumulan tesoros los que honran a sus padres.
Y la bendición que corresponde es que esos hijos así tendrán larga vida.
Y no sólo cuando los padres están útiles, sino también
cuando flaquean. La piedad para con los
padres, no se olvidará
No ha tocado este texto la actitud recíproca de los padres
hacia los hijos, pero es evidente que otros textos ponen de relieve la actitud
de los padres, para que no exacerben a los hijos, y que los traten con dulzura
dentro de la autoridad, y que precisamente los padres tienen la responsabilidad
de cómo sean los hijos.
Para mí que la carta a Colos. 3.12-21 es el vademécum más completo para expresar lo
que debe ser una familia: como pueblo elegido
y amado de Dios, sea vuestro uniforme –vuestro estilo de vida y de
convivencia- la misericordia entrañable,
la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Yo me imagino lo que
ahora mismo están pensando cada uno sobre ese estilo que desearían para su
familia, y que posiblemente añoran. Que sería hacer de la vida de familia un
cielo en la tierra.
Luego baja a consecuencias concretas: Sobrellevaos mutuamente. Es una norma práctica, porque siempre no
se va a pensar lo mismo y a tener los mismos gustos. Pero cabe sobrellevarse. Y perdonarse cuando alguno tiene queja del
otro. Todo esto son realidades muy normales, que tienen que darse, y que lo
que importa es saber perdonar, en aras del amor
como vínculo de unidad. El amor sabe disimular el defecto o la carencia
ajena, y acaba creando la paz de Cristo,
que actúa de árbitro en el corazón. Y el árbitro es el que pone orden donde
se ha transgredido la norma. Llevar la paz de Cristo por delante, y se habrá
puesto solución a los conflictos que pueden surgir sin culpa de nadie (porque
en la familia debemos presuponer la buena fe de cada miembro).
Habla después de ser
agradecidos, que es no solo reconocer lo bueno del otro sino expresárselo. Y
establecer ese estilo en que cada uno reconoce y expresa lo bueno que hay en el
otro.
En consecuencia –concluye el texto- con una recomendación a
las esposas y a los maridos para vivir como conviene delante del Señor. Y los padres respecto de los hijos
para animarlos incluso cuando hay que corregirlos.
Concluyen las lecturas con la huida a Egipto de la Sagrada
Familia (Mt.2,13-15.19-23) en que recae sobre José la responsabilidad de
salvaguardar a María y a Jesús, frente a la persecución del tirano. Y han de
huir para salvarse, y acabar refugiados en Egipto hasta la muerte de Herodes.
Finalmente, muerto el rey, el regreso a Palestina y en concreto a Nazaret.
En todo ese episodio, Dios se comunica con José, y José es
el que tiene que trasmitir la situación a su esposa, lo mismo a la ida que en
el regreso. Y hay una sintonía completa entre José y Dios y entre María y José,
para realizarse los planes del Señor.
He ahí el secreto de una familia cristiana: acudir a Dios,
consultar con Dios, tener presente a Dios en toda ocasión. Y establecer esa
sintonía en la que la escucha de Dios acabe salvando la vida del Niño…, la vida
de los hijos, que son el valor más preciado en la familia bien avenida.
No deja de ser un punto muy a reflexionar hoy día. Los
matrimonios tienen que salvar a toda costa el desarrollo armónico de los hijos,
en sus aspectos afectivo, de participación, de compartir y de saber convivir,
frente a los egoísmos, los individualismos, y las actitudes solitarias que,
desgraciadamente, se dan en tantas familias.
Todo esto tiene su punto central en la EUCARISTÍA, que es
donde debe polarizarse todo el sentido familiar, tanto mejor cuando que se
participara en familia, haciendo así una fuerza mayor en la vida de cada hogar
bajo la acción de Dios en sus almas.
Dirijamos
a Dios nuestra oración de petición en el día de la Sagrada Familia.
-
Por la gran
familia de la Iglesia, bajo la mano del Papa, para que tengamos el estilo que
nos ha propuesto San Pablo. Roguemos al
Señor.
-
Por nuestras
familias, donde haya respeto y amor entre esposos, padres e hijos. Roguemos al Señor.
-
Por las familias
rotas o mal avenidas, para que la luz de la Sagrada Familia les ilumine. Roguemos al Señor.
-
Para que vivamos
la Eucaristía en familia y hagamos práctica nuestra idea de comunicación. Roguemos al Señor.
Que la
atención a la felicidad de los miembros de la familia y al bien de los hijos
sea objeto primario en la vida de las familias.
Lo
pedimos por Jesucristo N. S.
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