LITURGIA Domingo 18 C, T.O.
Desde la 1ª lectura (Eclesiastés 1,2; 2,21-23)
se está apuntando a la pedagogía de este domingo, que va a relativizar los
valores humanos, que de por sí tienen nada más que el valor que tienen, pero no
puede ponerse el corazón en ellos.
El autor del libro del Eclesiastés comienza ya con una
afirmación categórica: Vaciedad sin
sentido, todo es vaciedad. Naturalmente este predicador está enfocando la
realidad desde sí misma, y no bajo la mirada de Dios. Está planteando la vida a
ras de tierra para hacer caer en la cuenta de que lo material y humano carece
de entidad.
Dice que hay quien
trabaja con destreza, con habilidad y acierto. Mirado desde tejas abajo, es
sin sentido porque todo lo que adquiere se quedará luego para otros. Para un
creyente no es algo perdido. Basta con el trabajo bien hecho en el que se han
puesto los cinco sentidos, porque eso ya adquiere un valor sobrenatural: Dios
nos llama a hacer las cosas bien hechas, y cuanto mejor hechas, mejor y mayor
gloria de Dios. Si no se tiene esa mirada, se hará uno la pregunta: ¿Y todo
esto para qué? Todo es vanidad y una gran
desgracia.
Se cuenta la anécdota de los tres obreros que construían
una gran obra, y un viandante preguntó al primero, qué estaba haciendo. Y la
respuesta fue: “Aquí apaleado por el trabajo”. El segundo respondió: “Ganando
el pan de mis hijos”. Y el tercero, todo ufano, dijo: “Construyendo una
Catedral”. Para el primero, todo era vaciedad. Para el segundo, había un
sentido que le justificaba su trabajo. Para el tercero había todo un sentido
que le llenaba. Para él no era vaciedad; era “una Catedral”.
En el evangelio (Lc.12,13-21) Jesús se encuentra con
aquella persona que pretende que Jesús haga de juez entre esa persona y su
hermano. Jesús responde que él no entra en esos asuntos. Pero que hay que
evitar la codicia y el darle a las cosas mundanas más valor del que tienen.
Y se baja a la parábola que era el fuerte de la enseñanza
de Jesús, y pone el caso del rico que ha obtenido una gran cosecha y como no
tiene dónde almacenarla, destruye sus graneros y construye otros más grandes, y
entonces piensa que ya tiene su vida asegurada, y que lo que tiene que hacer en
adelante es comer, dormir, divertirse… Pero todo eso es realmente vaciedad. Eso
es plantear la vida desde los bienes materiales. Y Jesús dice que aquella noche
murió el rico. ¿De qué le había servido almacenar tanto para sí?
Y advierte Jesús que así
será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios. La vida tiene
otro sentido cuando se pone a Dios por medio…, cuando “se construye una
Catedral”.
¿Qué puede quedar al mundo de hoy que todo lo vive en
fiestas y diversiones, al margen del sentido verdadero de su vida? Todo queda
en un vacío, que es en el que se desenvuelve la vida de tantas personas que
nunca son felices y nunca están satisfechas. Sencillamente les falta lo que
podría darles un contenido: no son ricos para Dios.
La 2ª lectura encaja perfectamente con este mensaje
(Col.3,1-5. 9-11): el enfoque que da sentido a la vida tiene que mirar hacia
los bienes del cielo, y no pararse en los de la tierra. Es que somos llamados a
vivir la vida sobrenatural que nos ha ganado Jesucristo con su Resurrección. Y
nosotros hemos resucitado con Cristo,
y por tanto hemos de buscar los bienes de
arriba, no los de la tierra. Los de arriba tienen un valor imperecedero;
los de la tierra, son vaciedad. Por eso dice Pablo: Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de
la nueva condición, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar
a conocerlo.
Nos queda que entroncar todo esto en la vivencia de la
EUCARISTÍA, donde la gota de agua que pone el sacerdote en el cáliz, adquiere
el valor del vino…; donde lo humano va a ser asumido por lo divino y se va a
convertir en la Sangre del Señor, y en comunión para nosotros, que así
participamos de los valores sobrenaturales. Y con ello superamos la vaciedad de
las cosas y les damos pleno sentido en nuestra vida.
Pedimos al Señor que nos haga vivir nuestra vida con pleno sentido.
-
Para que desde el principio del día demos valor a nuestras obras por el
ofrecimiento a Dios. Roguemos al Señor
-
Para que nuestro día busque actuar bajo la mirada de Dios, superando
las inercias humanas. Roguemos al Señor.
-
Para que tengamos una mirada de colaboración con nuestros semejantes. Roguemos al Señor.
-
Para que la Eucaristía asuma nuestros trabajos humanos y los haga parte
de la obra redentora de Jesús. Roguemos
al Señor.
Haznos mirar siempre las cosas de arriba, y las cosas de la
tierra las usemos en tanto en cuanto nos conduzca a Dios.
Por Jesucristo N.S.
¿Para que sirve esta vida? Eso me preguntaba yo a veces en mi adolescencia. Hay personas que no se preguntan, pero yo creo que es bueno preguntar y preguntarse cosas.
ResponderEliminar"De lo que hay en el corazón habla la boca", dice la Escritura.
2ª PARTE: Evangelio:
ResponderEliminarNo es bueno almacenar para el día de mañana, afanarse en esta vida en lograr la perfecta comodidad y la perfecta felicidad material. Jesús dijo una vez que lo primero era buscar el Reino y todo lo demás se daría por añadidura. Aquí no hay término medio: o se cree o no se cree. O se practica el Evangelio o no se practica.
Y aquí saldrán algunos con eso de: "Pero es que para vivir hay que ganar dinero y no es malo tener bienes materiales". Ya. Pero también dijo Jesús: "No sólo de pan vivirá el hombre..."
Aquí el problema está en vivir como si nuestra vida dependiera de lo que tenemos materialmente hablando, o de lo "pudientes" que somos, y no es así. Por eso aquellos querían repartirse la herencia, porque están pensando en tener, en acaparar más para asegurarse "el futuro", y la Palabra dice textualmente que son "necios" aquellos que viven pensando así.
"Hagamos esto o aquello para proveer para nuestro futuro y poder así ser felices entonces". Pues la Palabra de Dios dice que eso es vano, y que te puedes encontrar con la sorpresa de la "llamada repentina", así que mejor será cambiar de valores y creer a Jesús.
Comentaba mi padre, que durante su servicio militar (año 1927 aprox) hizo guardias en la cárcel, había un director hombre católico y ejemplar que le decía: "Dios ha querido que sea carcelero y lo que tengo que hacer es ser buen carcelero" Quiero decir cuando uno está en un puesto de trabajo debe esforzarse al máximo, esa es su obligación, pensando solamente en cumplir su misión y no pensando a que va destinado tu esfuerzo ni que va a pasar luego. La vaciedad o la vanidad depende de la persona y de la consideración que desee que le tengan por su trabajo.
ResponderEliminarMuy cierto Pepe Aguilar.
EliminarLeyendo la biografía de Arrupe, cuenta que nunca se le olvidó el día que visitó a una familia pobrisima en Vallecas, siendo él estudiante de Medicina.Una sola habitación y única cama para todos.Conviene visitar hospitales, residencias de ancianos, vecinos en paro , emigrantes para darse cuenta del dolor, miseria, injusticia de ese otro mundo tan cercano.Que Jesús nos cambie el corazón para ser buenos samaritanos.
ResponderEliminar